Por Qué Estudiar Historia Económica

¿Por qué estudiar Historia Económica?

No es difícil encontrar definiciones sencillas de historia económica, aunque tampoco ofrece mucha satisfacción. Es lo suficientemente sencillo para decir que el estudio de los aspectos económicos de las sociedades del pasado, la historia del uso económico de los recursos de la tierra, el trabajo y el capital, o la revisión del desempeño de las economías del pasado. Uno puede intentar impartir un sentido menos personal diciendo que esto concierne a cómo las personas vivieron la mayor parte de sus vidas, cuántos nacieron y murieron, cómo ganaron y cómo lo gastaron, qué tanto trabajaron y qué tanto jugaron. Tales variantes, sin embargo, revelan un poco más de la definición que ya hemos dicho es simple.

Nada de esto indica de qué forma la historia económica es realmente diferente que el resto de las ramas de la historia; y esto es el punto principal. La historia económica hace preguntas económicas; pueden ser de oferta y demanda de vienes y servicios, de costos de producción, de niveles de ingresos, de la distribución de la riqueza, del volumen y dirección de las inversiones, o de la estructura del intercambio comercial; e inevitablemente tiene que lidiar con grandes números y cantidades. Tiene que lidiar con la tarea de identificar y medir fuerzas fuera del control de una sola persona, de actores individuales. Algunos ejemplos serían el inicio del capitalismo, o del aumento de población durante la época victoriana. Es la economía quién hace este tipo de preguntas acerca de este tipo de temas y cuáles consecuencias traen para la población en general. Es por ello que aquellos que quieran investigar sobre estos problemas, deben tener cierto nivel de competencia en el manejo de variables estadísticas y necesitan entender y ser capaces de utilizar las herramientas necesarias de la teoría económica.

En este punto, las dificultades para los los historiadores son grandes, pues no es fácil ni claro saber qué partes de la teoría económica son útiles o, al menos, relevantes. Los economistas vienen y van, por lo general, ignorantes de la historia, y así se van sus teorías. Lo que llega a nosotros está basado en suposiciones que pueden o no ser verdaderas para un tiempo y lugar particular en la historia. Este objeto de estudio es esencialmente dinámico, pues así es la historia. La economía es un proceso único en el transcurso del tiempo histórico, condicionado por la interrelación de distintos grupos de factores específicos, tanto económicos como no económicos. Es la teoría económica, se entiende el funcionamiento de un factor económico o variable económica mediante el aislamiento; utilizando la locución latina 'ceteris paribus': todo lo demás permaneciendo constante. Pero eso no es verdad en el caso económico e histórico de la realidad; las variables no están aisladas, otras cosas no se mantienen constantes o si cambios. La historia económica nos permite ver como el cambio económico ocurre mediante la relación cambiante de las variables económicas y no económicas; que los factores económicos son una parte natural del marco histórico, político, social y cultural de ese tiempo y lugar.

Estudiar historia económica nos sirve para apreciar la diferencia entre dos tipos de razonamientos en economía: el razonamiento deductivo, como el empleado en las matemáticas y, por tanto, en la teoría económica; y el razonamiento inductivo, como el utilizado en la historia. Siendo el deductivo un razonamiento de las bases aceptadas o de los razonamientos matemáticos, explicando cambios económicos mediante la aplicación de tales principios. Y el inductivo, el razonamiento mediante unir un grupo de hechos relacionadas, y entendiendo la naturaleza y resolución de un problema mediante la revisión de su relación causa-efecto, o de las relaciones complementarias; creando, así, una nueva manera de observar distintos paradigmas históricos.

Nos sirve, también, para examinar con evidencia concreta tanto la validez como la aplicación de la teoría económica, es decir, de principios específicos o de herramientas teóricas tanto de la microeconomía como de la macroeconomía aplicada en circunstancias particulares.

Como ya se trató de explicar, en la teoría económica se enseña que algunos principios son válidos siempre y cuando todo lo demás permanezca constante (ceteris paribus), pero la regla de oro es olvidada con frecuencia, y los economistas fallan en reconocer y recordar que en el mundo real, pasado y presente, las variables económicas siempre están cambiando. Un estudio de historia económica debería forzar a los economistas a reconocer esta verdad, y forzarlos a encontrar evidencia empírica de que pruebe la validez de la teoría; y, si es necesario, forzar a investigar

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