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Pueblos Prehispanicos


Enviado por   •  4 de Octubre de 2013  •  3.988 Palabras (16 Páginas)  •  273 Visitas

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1.1.

LOS PUEBLOS PREHISPANICOS

En el mundo se conocen sólo seis lugares donde se originó la civilización. En Egipto, Mesopotamia, China e India, las ciudades crecieron a la orilla de los grandes ríos; en Mesoamérica y los Andes se fundaron en las regiones montañosas. Mesoamérica se extendía desde Sinaloa y Zacatecas, en México hasta Centroamérica. Es un área compleja y montañosa en la que se dan todo el clima y paisajes, de manera que la variedad de recursos es enorme. Además sus valles son fértiles y con agua en abundancia que permitió dar sustento a una gran cantidad de personas. Las numerosas regiones de Mesoamérica intercambiaban sus productos típicos, así el contacto entre lasdiversas culturas facilitó la difusión de las ideas y los descubrimientos. Como resultado de lo anterior; todos los pueblos de Mesoamérica compartieron creencias y costumbres parecidas en la religión, la política y la organización de la sociedad. Durante milenios el hombre americano tuvo que enfrentar grande obstáculos para alcanzar la civilización. Cuarenta mil años atrás, en la Edad Glacial, el hombre cruzó el estrecho de Bering y colonizó el continente americano. La retirada de las glaciaciones dio origen a un nuevo clima con una estación lluviosa y otra de sequía, por lo que los grupos humanos tuvieron que adaptarse; buscaron su alimentación en frutos, hierbas y semillas, seleccionaron las plantas más productivas y lograron domesticarlas. Para sobrevivir el hombre construyó sus casas cerca de sus plantíos, así surgieron las primeras aldeas, en la que se desarrolló la alfarería, el comercio, la vida en comunidad, la política y la religión.

La época de los cazadores

Hace 14 mil años una nueva migración procedente de Siberia penetró en el continente americano; eran mejor equipados para la cacería, estos grupos fabricaban grandes puntas de lanza capaces de perforar la dura piel de los mamuts y mastodontes. Testimonios de la presencia de estos cazadores son las grandes puntas de proyectil bautizados con los nombres de Folsom, Clovis, Plainview y Lerma que se iban encontrando en números lugares de la República Mexicana.Su modo de vida era nómada y aunque se basaba en la captura de animales, también recogían hierbas, frutos, insectos y semillas que molían en morteros y metates de piedra. Los rastros de campamentos a orillas de ríos, manantiales y lagunas sugieren que completaban su dieta con peces y pequeños animales acuáticos. La época de los cazadores terminó cuando los grandes mamíferos se extinguieron, en parte por los cambios climáticos y en parte por la acción del hombre.

Los orígenes de la agricultura en México

La domesticación de las plantas en el Nuevo Mundo no fue un hallazgo; la agricultura fue el resultado de la adaptación entre el hombre y algunas especies de plantas a lo largo de milenios. Al desaparecer los grandes mamíferos del pleistoceno, los antiguos cazadores comenzaron a recolectar una mayor cantidad de hierbas, frutos y semillas, según las estaciones del año. Escogieron las plantas que daban los frutos más jugosos, espigas más grandes y más alimento y comenzaron a cuidarlas. Después de miles de años de selección, las plantas ya no se reproducían sin ayuda del hombre, quien tampoco podía sobrevivir sin ellas. La espiga del teosinte se convirtió en la mazorca del maíz, la pulpa de la calabaza se hizo más abundante, el amaranto y el frijol también cambiaron. Estas cuatro especies de plantas llegaron a ser la base alimenticia de las culturas indígenas de México.

Proyecto cultural e inicio de la cultura nacional

Nacido en Oaxaca, ciudad capital del mismo estado, el 28 de febrero de 1882 (algunas fuentes citan que nació el 27 de febrero del mismo año), fue el segundo de los nueve hijos que procrearon Ignacio Vasconcelos Varela y Carmen Calderón Conde. Particularmente importante para su desarrollo personal fue la oportunidad que tuvo de realizar estudios de educación primaria en escuelas ubicadas en la frontera entre los Estados Unidos y México, especialmente en la frontera entre Eagle Pass en Texas y Piedras Negras, Coahuila. Más adelante, por causas familiares de índole económica, debió continuar su educación en el Instituto Científico de Toluca, Estado de México, y en el Instituto Campechano, benemérito colegio de la actual ciudad de San Francisco de Campeche, capital del estado de Campeche. Luego de la prematura muerte de su madre, ingresó en la Escuela Nacional Preparatoria (actualmente parte de la UNAM) y posteriormente en la Escuela Nacional de Jurisprudencia, donde obtuvo el título de licenciado en derecho en 1907.

El proyecto cultural

Tras reorganizar la estructura de la Universidad Nacional, Vasconcelos fue nombrado secretario de Instrucción Pública, y desde esa posición inició un ambicioso proyecto de difusión cultural en el país, con programas de instrucción popular, edición de libros y promoción del arte y la cultura. El objetivo era integrar a México de manera más amplia en las grandes transformaciones que siguieron al fin de la primera Guerra Mundial. Vasconcelos, un personaje carismático y capaz de entusiasmar a sus colaboradores, hizo de los maestros rurales un ejército de paz y de cada profesor, según su propia metáfora de raíz católica, inspirada en el sacrificio de los misioneros del período colonial, un «apóstol de la educación». Al trabajo de los maestros rurales sumó el apoyo, nunca antes visto en México, de la edición masiva de algunas de las más grandes obras del pensamiento europeo y occidental, que fueron distribuidas por todos los rincones del país en lo que Vasconcelos no dudó en calificar como Misiones Culturales.

Además, inició un ambicioso programa de intercambio educativo y cultural con otros países americanos, las llamadas «embajadas culturales», que llevaron a algunos de los más brillantes estudiantes mexicanos de la época a entrar en contacto a edad temprana con sus pares de Argentina, Brasil, Colombia, Perú y otros países de América Latina.

Apoyó, además, a multitud de artistas e intelectuales. A algunos de ellos los convenció para que se establecieran en México y --con ellos-- ideó nuevas fórmulas de expresión artística, masiva, que a pesar de sus tintes políticos y propagandísticos tienen un valor estético exento de duda. Tal fue el caso de muralistas como David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco y Diego Rivera. El apoyo de la Secretaría

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