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Resumen EL CICLO DE LA ILUSIÓN Y EL DESENCANTO. UN SIGLO DE POLÍTICAS ECONÓMICAS ARGENTINAS Pablo Gerchunoff - Lucas Llach (1998)


Enviado por   •  21 de Octubre de 2012  •  31.360 Palabras (126 Páginas)  •  5.828 Visitas

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Pablo Gerchunoff – Lucas Llach (1998)

EL CICLO DE LA ILUSIÓN Y EL DESENCANTO. UN SIGLO DE POLÍTICAS ECONÓMICAS ARGENTINAS

Prólogo

El fragmento de la realidad sobre el que trata este libro es amplio por el espectro temporal que cubre (desde 1880 hasta el ocaso del siglo XX) pero relativamente específico en el área que ocupa (la política económica de un país mediano como la Argentina)

En cuanto a las fronteras temporales, el momento inicial coincide con la fecha de hito de consolidación de un estado auténticamente nacional, lo que resulta una elemental precondición si lo que se está analizando es la política económica de un país. La fecha de finalización es acaso menos obvia. En las páginas siguientes no hay respuestas ni preguntas acerca de como debió haber sido la política económica sino explicaciones e hipótesis de porqué fue como fue, apareciendo como causalidades las condiciones locales e internacionales de la economía, las situaciones institucionales y de poder y el estado del pensamiento económico al momento de formularse las políticas económicas que van modificándose a medida que los factores que influyen en ella van variando de importancia.

CAPITULO I – LA GENERACION DEL PROGRESO (1880-1914)

Bases y puntos de partida para el progreso argentino

Si bien la Argentina se constituyó como estado políticamente independiente en 1810, ratificándolo en 1816, una serie casi interminable de luchas civiles e internacionales postergó cualquier intento de progreso económico sólido durante varias décadas. Recién en 1853 se conseguiría una Constitución aceptada por las provincias, aunque la incorporación de Buenos Aires sólo se consumó en la década de 1860, prolongándose la organización nacional hasta 1880. La prioridad era garantizar la existencia misma del estado argentino mientras se intentaban sentar los cimientos de un país. De esa época datan los Códigos de Comercio, Civil y Penal y el impulso a la educación que obsesionó a Sarmiento.

Es recién a partir de la presidencia de Roca (1880-1886) que puede hablarse de un estado nacional cuyos gobernantes fueran administradores y no sólo funcionarios. La fórmula “Paz y Administración”de Roca, estandarte de su gobierno, fue toda una síntesis de las prioridades de un país.

El último censo nacional (1869) mostraba un territorio bastante desierto y con bajo nivel de instrucción, la tasa de analfabetismo era otro síntoma de retraso, la llanura pampeana lejos de ser el granero del mundo estaba dedicada a una ganadería de poca calidad, con predominio del ganado ovino. La agricultura prácticamente no existía, salvo en los alrededores de la ciudad y para consumo local. Un obstáculo evidente para el desarrollo económico era la dificultad para transportar los productos del interior a los puertos y solo con el ferrocarril estas posibilidades comenzaron a abrirse en la década de 1870.

En cuestiones económicas también había desacuerdo y el los debates de política comercial la discusión se centraba en la Ley de Aduanas , régimen de propiedad de la tierra, el papel del estado,. A partir de estas y

otras divergencias se está dando de hablar de la “Generación del 80” con un sello ideológico liberal , admiraban el pensamiento de Alberdi, aborrecían la anarquía y el despotismo, creían en las virtudes de la educación, deseaban abrir el país a los capitales, los hombres y las ideas del exterior. En el ámbito de la política socioeconómica la noción de progreso más que cualquier otra dominaba el debate, era necesario incorporar rápidamente la Argentina a la expansión mundial liderada por Gran Bretaña y escoltada por Francia, Alemania y EE.UU. que se sumaron a la Revolución Industrial. En ese contexto sus ideas eran optimistas y habrían sido estériles en otro tiempo y lugar.

La economía mundial de la época

La economía mundial en la Argentina comenzó a insertarse después de su pacificación interior, tenía como rasgos centrales la creciente integración de mercados y el rápido crecimiento de la producción. Hasta la Primera Guerra Mundial se prolongó esta tendencia de crecimiento sostenido de la economía que sólo se retomaría alrededor de 1950. En ese contexto Inglaterra jugaba un rol fundamental., su influencia sobre el resto del mundo no era sólo consecuencia de su riqueza sino de su particular organización de su economía., con los principios de libre comercio, y la especialización inspirados en Adam Smith y David Ricardo. Los recursos productivos ingleses se concentraban en las manufacturas y por consiguiente la necesidad de importar alimentos y materias primas. Argentina cumplía entonces con las dos condiciones: producía materias primas requeridas por Inglaterra y demandaba manufacturas por lo que el flujo de comercio era atractivo.

Londres era por esos tiempos el centro financiero mundial y por lo tanto regulador del patrón oro que regía en el mundo., también efectuaba grandes inversiones en el exterior y sobre éstas se asentaría el desarrollo económico de Argentina antes de la Primera Guerra Mundial. Las colonias ya no eran solamente una fuente de materias primas y minerales preciosos sino un mercado para exportar su producción y su capital y no tanto el dominio político.

Llenando el desierto; inmigración, capitales y tierra

A muy grandes rasgos la posición de Argentina en el mundo a partir del último cuarto del siglo XIX puede describirse como la aceptación de un lugar bien definido en el sistema de división internacional del trabajo cuyo centro era Inglaterra: el del productor agropecuario e importador de productos manufacturados. La impresionante expansión económica tiende entre la consolidación de la organización nacional en 1880 y la Primera Guerra, estuvo relacionada a un lugar geográfico (la pampa húmeda), a un par de actividades productivas principales (la ganadería y la agricultura) y a la incorporación de capitales y trabajo extranjeros, manifiesta en la instalación de ferrocarriles y en una gran inmigración.

Era todo un desafío para los gobernantes de las décadas finales del siglo XIX coordinar esa incorporación de recursos de modo de cristalizar los ideales de progreso, las tierras ya estaban ahí con una gran fertilidad. Pero nada podía lograrse si no se acortaban las distancias entre la vasta llanura y el puerto. El ferrocarril sería el encargado de esa tarea, si falta alguno

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