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Siglo XIX


Enviado por   •  23 de Mayo de 2013  •  852 Palabras (4 Páginas)  •  270 Visitas

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HISTORIA DE LA MONTAÑA QUE TRUENA

Cuentan que hace muchísimo tiempo vivía en la cordillera un pueblo de guerreros,

un pueblo al que los otros llamaban "El enemigo invencible". No tenían vecinos ni

aliados, porque el primero que se animaba a entrar en su territorio sin autorización

era esclavizado o aniquilado. Dicen que no hubo país donde las piedras y las

flores fueran más rojas, porque allí la sangre de las guerras había penetrado hasta

las capas mas profundas de la tierra. Entre los invencibles no había lugar para los

débiles: los niños mamaban el valor, de los pechos ceñidos de sus madres y allí

mentándose con carne cruda se convertían en hombres altos y fuertes como

montes.

Este pueblo tuvo un jefe valiente y formidable llamado Linko Nahuel, el “tigre que

salta”. Era tan valeroso como feroz, y cuentan que si alguien hubiera podido

navegar en los ríos de sus venas hubiera visto hervir la sangre. Entre todas las

montañas del país de Linko Nahuel se distinguía el pico nevado del cerro AmunKar, el monte sagrado que es el trono de Dios. Dominaba el paisaje con sus

laderas que subían verdes y boscosas. A veces, la montaña se transformaba,

lanzaba humo y fuego hacia el cielo, bombardeando a los Mapuches con rocas

incandescentes que parecían las tokikuras de Dios. Y la gente le tenia más miedo

que a la furia de Linko Nahuel.

Un amanecer, mientras acampaban en el gran valle que se encontraba a los pies

del Amun-Kar, los centinelas, bajaron corriendo las laderas para contar lo que

habían visto. Miles y miles de enanos armados, avanzaban por la cuesta de la

montaña sagrada.

Linko Nahuel sintió como la cólera le subía por el pecho, como sus brazos

ansiaban descargar un golpe contra los invasores que ni permiso habían pedido;

él los aplastaría, una vez más la sangre correría por las sendas y los arroyos. Pero

Linko Nahuel también era astuto, y conocía el valor de los planes. Por eso llamo a

sus segundos y les ordeno:

“Vayan a entrevistarse con el jefe de los enanos. Cúbranse con cueros de

guanacos y puma, píntense la cara del modo más horroroso y adórnense con las

plumas de choike mas largas y oscuras que tengan. Y sobre todo, ya saben,

mirada severa y pocas palabras. Así los intimidaremos. Ya van a ver cuando

comiencen la retirada, ahí caeremos sobre ellos”.

Los emisarios se fueron confiados, pero volvieron humillados y furiosos a rendir

cuentas ante Linko Nahuel: - “Los enanos son gente de montañas y planean

quedarse a vivir en el Amun-Kar, no conocen tu nombre y no tienen miedo de la ira

de Dios. Son

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