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TEMA 2.- Circunstancias históricas en la vida de los niños en la escuela


Enviado por   •  25 de Noviembre de 2015  •  Resúmenes  •  1.805 Palabras (8 Páginas)  •  442 Visitas

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TEMA 2.- Circunstancias históricas en la vida de los niños en la escuela

LECTURA: “Una maestra, un pueblo”

Con su diploma expedido por el instituto Chihuahuense, el 30 de mayo de 1907, Julia Franco Domínguez, hija de José Franco y Epifanía Domínguez decidía tomar de por vida el oficio de maestra.

Se trataba de la labor de San Isidro, cuyas tierras cultivaban de antiguo los tarahumares avecindados entre los ríos Papigochi y Basuchil. Al principio del siglo XVII, los Jesuitas habían establecido un millón de trigo en la rivera del rio Basuchil. En 1724, con motivo de los trabajos para deslindar las tierras de hacienda de Basuchil, también se midieron los terrenos de labor de San Isidro por Don Juan de Echavarría, juez comisario General de Agrimensura del Reyno de Nueva Viscaya.

El 21 de junio de 1862, el jefe político de Guerrero, acatando una orden del Gobernador, procedió a medir las tierras, con el objeto de concluir el trámite indispensable para otorgar a la comunidad la categoría del pueblo, y de sección municipal, lo que sucedió ese mismo año.

En abril de 1893, el ejército federal aniquilo a los rebeldes fuertes en el primero de los pueblos. Allí pereció don Simón Amaya, tío de otra Amaya que estaría entre los conspiradores y ejecutores del lanzamiento de 1910. Los vecinos tenían arraigados sentimientos de autonomía e independencia, alimentados por agravios y resentimientos.

Lo anterior se entretejía con una contradicción cada vas más poderosa: la que se desarrollaba entre los caciques o terratenientes con los rancheros. Estos advertían que la hacienda les cerraba el paso para prosperar. Por donde quiera que transitaban les aparecían nuevos cercos de influyentes.

Los asalariados, la peonada de las haciendas crecían en número, en la medida que se achicaban los ranchos. Bastaba un detonante, una iniciativa política de los que estaban colocados en condiciones sociales más propicias, para que entre ellos prendiera el fuego de la insurrección, más radical todavía. Parecida función jugaban los grupos de protestantes o evangélicos, cuya predica se acomodaba muy bien a la necesidad que tenían los rancheros de oponer al orden existente una alternativa global, más aun cuando los grandes terratenientes habían hecho las paces con la jerarquía de la Iglesia Católica y se presentaban como firmes aliados.

Circulaban manifiestos políticos suscritos por el coronel y licenciado Ignacio Orozco Sandoval, nativo de San Isidro, personaje fundamental para la historia regional durante las décadas de los cincuentas y sesentas. En este mismo año, después de una disputa con los liberales de la capital, encabezo un levantamiento que se abandero con la constitución de 1857 y puso en pie a todos los pueblos del Cantón Guerrero, desde Bachíniva hasta Yepómera y Namiquipa.

En 1862-63 Ignacio Orozco fue Jefe Político del Partido de la capital del Estado y diputado federal en el momento de la intervención francesa. Posteriormente fue nombrado por Juárez jefe político del Cantón y comandante de la línea militar de Occidente, que comprendía toda la región noroeste del Estado, desde la Villa del Paso hasta los distritos mineros de la sierra.

Pasaron los meses, la profesora conoció gentes y costumbres. Descubrió relaciones. En alguna ocasión llegó un vendedor de caballos y mulas, que permiso y don tomas para encerrar a los animales en el corral de su casa. Acudieron los rancheros y comenzó el regateo y la compra.

Llevaba más de dos años en el rancho. Había tenido un hijo y advertía movimientos políticos entre los rancheros.

El tiempo daría la razón a los que así hablaban. Pero las grandes subversiones solo se producen cuando se involucran el hombre sencillo, el que trabaja con sus manos. Luego comenzaron las juntas sospechosas en la misma casa de Don Albino Frías.

A casi todos ellos los conocían la profesora Franco. Muchos de ellos tenían hijos a los que enseñaba y varias veces, había ido hasta sus casas a regañar a padres y madres porque no enviaban los “lepes” a la escuela. Iniciaba, con estos futuros soldados y generales de la revolución, un dialogo que repetiría durante medio siglo: en realidad, lo que sucedió es que el día 19 se anticiparon a la orden nacional. Se dirigieron a la casa de Don Joaquín Chávez y la encontraron defendida por un grupo de tarahumares. El día 20, la profesora Franco  vio que de casas y corrales salían hombres montados y armados. Los niños de la escuela miraban azorados y divertidos a los padres y hermanos que se “iban a la revolución”.

Al principio todo fue fácil. En Miñaca expropiaron más armas a las familia pudientes y luego regresaron a san Isidro.  Poco a poco se engrosaban las filas rebeldes.

Los primeros días de diciembre cayo la Ciudad de Guerrero. Habían fracasados los intentos de mediación que realizo una comisión encabezada por el Dr. Encarnación Brondo Whitt. En el campamento rebelde encontró el Dr. Brondo a muchos pacientes y clientes.

El cambio era notable. Armados y victoriosos, advertían la oportunidad de hacer varios reclamos y vengar agravios. De tal manera que la respuesta en la negociaciones fue tajante: rendición incondicional o se toma el pueblo a sangre y fuego.

Los revolucionarios en Guerrero, cometieron los primeros excesos, apenas inocentadas que anunciaban las violencias que más tarde se desatarían. Hicieron expropiaciones de armas, animales, alimentos y dinero. Luego cerraron a los “ricos” en la cárcel y los obligaron a cargar el “caballo” por las calles.

De Ciudad Guerrero, los revolucionarios fueron a Cerro Prieto. Allí los esperaba el verdadero bautizo de fuego. La novata caballería revolucionaria se enfrentó a un ejército profesional con las tres armas. Las ametralladoras hicieron su agosto en los jinetes chihuahuenses. En la huida muchos se quedaron, desmontaron e hicieron fuerte en una de las casas del pueblo. Los que no murieron fueron tonados prisioneros.

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