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VALORES DE LA MODERNIDAD EN CRISIS

juans_492Resumen10 de Febrero de 2018

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Unidad 3

1910|20: Vanguardias. Punto cero, primeros experimentos innovadores de las artes plásticas y arq.

1920: Primeros resultados formales y estilísticos (Ej. Casa Dominó LC)

> 1929-30 Inicio de un nuevo período de asentamiento de la Arquitectura moderna.

1930|50: Conversión de las formulaciones en academia. Difusión del Método Internacional, una arq. que las leyes de producción de los países avanzados van aceptando como nuevo método e imagen.

(Crísis política y 2GM) que abren una dualidad de opciones: - seguir desarrollando acríticamente el estilo internacional (CIAM) - buscar enriquecer la nueva tradición moderna

1950: Aplicación de manera amplia a la mayoría de los países.

VALORES DE LA MODERNIDAD EN CRISIS

El principal punto de ruptura es la pérdida de un centro de referencia, la referencia a algo universal: se plantea ahora una condición fragmentaria de las producciones.

Lo UNIVERSAL en el sentido de conocimientos científicos, la concepción racional del mundo, valores ético político de la sociedad. Los sistemas de producción y comercio, los desarrollos técnicos. Hoy en día, lo que es universal (o internacional) no es más que los sistemas de poder económico y financiero que se imponen en el mundo. Actualmente es imposible catalogar a la civilización como uni-versal, ni implantar una cultura común y global, debido a los procesos de DESCENTRALIZACION.

Esto también tiene que ver con la conciencia de que el mundo ya no es universal y eterno sino que plantea límites en el sistema, en los recursos. Se revisa la idea de PROGRESO ILIMITADO y se plantean cuestiones relacionadas al reciclaje, la modificación y reorganización de lo existente.

LA VERDAD en cuanto a la validez universal de la verdad científica: se descubre que no exis-ten verdades absolutas, ya que el principio de la incertidumbre lleva a la relativización de las verdades.

También el paradigma newtoniano (regular, eterno y previsible) se sustituye por el paradigma termo-dinámico (considera al tiempo). Muerte de ideales políticos. Descrédito.

LA RAZON: desde el período de la ilustración, el pensamiento racional dominó el mundo mo-derno. La idea de PROGRESO, OBJETIVIDAD y VALIDEZ UNIVERSAL. El proyecto moderno quedó limitado al progreso técnico y económico. Se reconoce el reduccionismo de la operación racional: exclu-ye lo simbólico, lo creativo, lo trascendente.

El concepto de EFICIENCIA llevó a la asignación de roles (tanto a los distintos países como grupos humanos) acentuando las diferencias entre mundo desarrollado y rico, y el subdesarrollado.

La HISTORIA: el proyecto moderno proponía una trayectoria e historia única, uniforme. Se re-conoce su inviabilidad y se comienza a valorizar las múltiples historias particulares de las propias cultu-ras, regionales, los fragmentos y lo particular. Tiene que ver con la pérdida de centralidad de Europa y la valoración de subculturas.

La INDUSTRIA: ya no es el motivo de actividad económica, hoy perdió importancia por la ma-niobra de capitales, siendo reemplazado por la actividad terciaria, de servicios.

La CULTURA perdió como valor conceptual; hoy es un mero producto, cuyo valor se determina por el precio en el mercado. Tiene carácter de mercancía. Hoy lo único que tiene valor es la industria del espectáculo: la publicidad, la arquitectura como mercancía. Diferentes procesos de fragmentación y descentramiento. Vaciamiento del CENTRO, la pérdida de centralidad de lo que antes constituía una unidad.

Lo SOCIAL: Pérdida de importancia de las clases sociales como contenedoras y apoyos del individuo. Ahora hay que luchar aisladamente. Diferencias económicas, de valores. La marginalidad.

TERRITORIO y CIUDAD: Tendencia al descentramiento y fragmentación en la ocupación del territorio: barrios amurallados en las periferias, etc. Éxodo de las ciudades por parte de las industrias y posible gracias a la informática, que vuelve innecesaria la contigüidad.

ESPACIO PÚBLICO Y PRIVADO: Ciudad parcializada. La suburbanización que desvaloriza el centro. El espacio público, de la riqueza urbana, de la vida y democrático, es sustituido por el privado como espacio de consumo y de compras.

DEL HOMBRE IDEAL AL HOMBRE COMUN. LA FIGURA IDEOLÓGICA DEL ARQUITECTO LIBERAL.

La arquitectura tiene un objetivo primordial: resolver las necesidades que en cada período plantea el usuario. La ideología de los arquitectos ha ido cambiando a medida que el mismo modelo productivo ha ido evolucionando. La visión que se tiene del hombre varía entre el Movimiento Moderno y los años después de la II Guerra Mundial.

El Movimiento Moderno piensa su arquitectura en función de un hombre idea, puro, perfecto, genérico, total. Un hombre ética y moralmente entero, de costumbres puritanas, de una funcionalidad espontánea, capaz de vivir en espacios de todo racionalizados, perfectos, transparentes, configurados según formas simples. El “modulor” de Le Corbusier (1942) constituiría una tardía explicitación de este usuario ideali-zado. Son arquitectos que han adoptado la postura del arquitecto liberal, que proyectan para un hombre concreto, individual, con todas sus carencias.

Dentro del siglo XX y tras diversos experimentos basados en la autoridad, tras la II Guerra Mundial, se plantea un modelo neocapitalista más liberal y abierto en el que el consumo y, por lo tanto, la relación entre la gente y la oferta de diversidad tuvieran un papel predominante.

De esta forma, la figura del arquitecto de pensamiento liberal más sensible a las solicitaciones del me-dio, estaría en perfecta relación con las nuevas necesidades del sistema productivo en unas sociedades tendentes a la abundancia, en el contexto de la situación postindustrial.

Esto significa también el triunfo del modelo de arquitecto como figura singular. Según las concepciones de la rama más radical de los arquitectos del Movimiento Moderno, se trataba de hacer sobrevivir el modelo individualista del arquitecto como artista singular, como creador que tiene un lenguaje personal que va más allá de los condicionamientos constructivos o de las políticas de gestión.

Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XX, el mito del arquitecto artista, ha tenido que cambiar.

Ya a lo largo de los 50 se ponen de manifiesto toda una serie de cambios radicales. Lo que en el campo del pensamiento se desarrolla en los diversos existencialismos tiene también sus correspondencias en un arte y en una arquitectura realista. La visión de la arquitectura y del usuario a la cual va dirigida, va ligada a una voluntad de acercarse a los gustos de la gente. Cultura material, diversidad cultural, con-textualismo, preexistencias ambientales, tradición, lenguaje comunicativo, arquitectura anónima, etc.

De la misma manera que podemos encontrar relaciones entre los diversos existencialismos y los plan-teamientos de los arquitectos en la posguerra, cambios similares se explicitan a las propuestas de las artes plásticas de aquellos años. El caso más extremo y manifiesto es el de la pintura de Jean Dubuffet. Su interés consistirá en recrear un paisaje mental que experimenta tanto las formas y texturas como la imagen de un nuevo sujeto. En el fondo se trata de una defensa del “hombre común”, concreto, auténti-co, real e individual, frente al hombre universal y abstracto, sin atributos, sin necesidades psicológicas.

La diferencia que va de los planteamientos de entreguerras a las de los años 50 podría quedar resumi-da en dos imágenes comparativas, paradójicamente de los mismos años y de dos autores muy próxi-mos. Es la distancia que va del hombre atlético, perfecto y musculoso, de 1.83m de altura, del machista modulor de Le Corbusier, a los personajes deformes y necesitados que aparecen perdidos sobre las tramas de arena y piedra de los primeros cuadros de Jean Dubuffet.

Junto con el cambio de caracterización del usuario, cambia también la imagen del arquitecto.

Frente a la gran complejidad y especialización de la información e investigación constructiva, han debi-do refugiarse en la especialización o en un inalcanzable esfuerzo por terminar en uno de los extremos.

Por ello, especialmente en los países más industrializados (EEUU, Japón, Inglaterra, Alemania) predo-minan los grandes despachos de arquitectos, ingenieros y muchos otros especialistas.

El mantenimiento del mito del arquitecto creador ha sido contemporáneo al hecho de que una parte de la profesión haya trabajado desde los organismos públicos. El caso más importante, de Gran Bretaña.

LA CORRIENTE NEOEMPIRISTA.

La corriente neoempirista que se desarrolla en especial en Suecia y Noruega, aunque tiene una gran difusión en todos los países escandinavos a lo largo de los años 1940-1950. Se insiste en que es una reacción a un rígido formalismo, y por ello se persigue la espontaneidad, la adaptabilidad del edificio, a los materiales tradicionales y al lugar. Se intenta recuperar la comodidad doméstica, el sentido común, la textura y el color tradicionales. La fantasía y el gusto por la decoración, el valor de la buena artesanía. Se insiste que se trata de una progresiva humanización del Movimiento Moderno y no de un revival tradicional. Aplicación de una mentalidad pragmática, propensa a la intervención caso por caso, a la solución de los problemas fuera de un sistema rígido. La tendencia al empirismo, sintoniza perfectamente con los arquitectos liberales de la tercera generación.

CAPITULO 2 | LA ULTIMA OBRA DE LOS MAESTROS E INTERNACIONALIZACIONES DE LAS PRINCIAPES EXPERIENCIAS.

LOS CAMBIOS DE PARADIGMA.

La

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