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Análisis De Juana Tabor Y 666


Enviado por   •  16 de Junio de 2014  •  7.004 Palabras (29 Páginas)  •  211 Visitas

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Como a principios del siglo XIII, donde el movimiento aleluyático del papa Gregorio IX rastreaba en la realidad signos del Fin de los Tiempos; Hugo Wast se propone lo mismo allá por 1941. Sus dos novelas en una “Juana Tabor” y “666”, narran las consecuencias del enfriamiento de la fe y que derivarán en el reinado del Anticristo acercándose al año 2000. En la obra hay 3 voces principales: La descripción en 3era persona del autor, la del frai Plácido y la del hereje frai Simón.

Conceptos centrales de la Obra:

• Uso de las profesías de San Malaquías

A pesar que la obra se centra no solo en la visión apocalíptica del mundo, sino en el terror a la reforma eclesial, Wast usa para su obra las denominaciones de los papas que profetizó el Arzobispo Católico Malaquías de Irlanda, una obra que no ha sido confirmada aún por la Iglesia Católica como dogma.

Primeramente aparece el papa Pio XII (Pastor Angelicus) quién es el mismo en la novela y muere a los 116 años –debido a los avances tecnológicos que alargaron la vida humana. Le seguirá entonces el (Pastor et Nauta) o Pastor y navegante “Puesto que no quedaban muchos años hasta el 2000, en que algunos piensan reinará el Anticristo, era de imaginar que los seis papas últimos desaparecerían poco después de consagrados. (…) A Flor Florum le sucedería el anunciado así: De Medietate Lunæ (De la media luna), en cuya época se alzaría un antipapa, origen del gran cisma pronóstico seguro del fin del mundo. Tal vez el lema significaría el apogeo del nuevo imperio de la Media Luna.(…) Los cardenales lograrían reunirse en Jerusalén, y tras laboriosísimo cónclave, elegirían al penúltimo de los pa¬pas, probablemente un judío convertido cuyo lema en la profecía es De Gloria Olivæ (Del esplendor del olivo)-Sería el actual papa-, en cuyo tiempo se consumaría la conversión de Israel. La alusión al olivo, símbolo bíblico del pueblo hebreo, robustece la idea de que este papa será de estirpe judía. Estarán ya sonando las campanas del año 2000. (…) El Anticristo, señor del mundo entero, verá de pronto una colosal rebelión de naciones en los tiempos del último papa, llamado por San Malaquías Petrus Romanus, o sea Pedro II”

Reformas Eclesiales

La obra de Wast muestra la preocupación del autor por una reforma de la Iglesia. En un diálogo entre frai Simón –que se encontraba en Roma esperando que lo nombrasen Papa- y el monseñor Bergman; este le manifiesta cuales deben ser las reformas para alcanzar la Iglesia Universal: 1° Abolición del celibato de los clérigos; 2° Supresión de las órdenes religiosas y de todos los votos; 3° Elección de los obispos por el clero y los fieles, y del papa por los cardenales y los obispos; 4° Uso del esperanto en vez del latín. Democratizada así la jerarquía católica, la Iglesia será del pueblo y para el pueblo. No más la Iglesia del papa romano, sino la Iglesia del Dios universal.

Crítica: Uno de los más perversos antipapas que hayan afligido a la Iglesia fue cierto Pierleoni, hombre de raza judía, y de gran fortuna, que, a la muerte de Honorio II, en 1130, fue electo por dos cardenales, con el apoyo del populacho romano. Adoptó el nombre de Anacleto II, y se llamaba a sí mismo “el papa del pueblo”.

Es una obra profética

1) Iglesia Institución vs Iglesia Sierva del Mundo: La caracterización de los dos personajes centrales -Fray Plácido de la Virgen y Fray Simón de Samaria- se correlacionan con las dos posiciones actuales intraeclesial a raíz del Concilio Vaticano II, que comienza a partir de 1964 : los llamados “preconciliares”, apegados a la doctrina clásica de la Iglesia Institución y los “post-conciliares”, quienes promueven el último modelo eclesial de la Iglesia Sierva del Mundo. Fray Plácido de la Virgen, en un diálogo con Fray Simón le comenta los dos pilares fundamentales del sacerdocio:” Para mí esos dos pilares son el rezo litúrgico y la devoción al papa, o con otras palabras, la oración disciplinada y la infalible humildad” . Plácido de esta manera, se inclina por una posición pre-conciliar. Por su parte, el joven Fray Simón de Samaria, se empieza a inclinar por una absoluta reforma. Así escribía en su diario personal: ““La Iglesia Romana no puede formarse y regenerarse por algunos movimientos superficiales; es necesario que sea removida y turbada hasta lo profundo. Yo soy quien está llamado a comenzar la obra.” ” me siento como Daniel, hombre de deseos: ¡vir desideriorum es tú! Tengo la conciencia de que llevo conmigo todas las energías de una nueva creencia. Mi misión es reconciliar al siglo con la religión en el terreno dogmático, político y social. Me siento sacerdote hasta la médula de los huesos; pero he recibido del Señor un secreto divino: la Iglesia de hoy no es sino el germen de la Iglesia del porvenir, que tendrá tres círculos: en el primero cabrán católicos y protestantes; en el segundo, judíos y musulmanes; en el tercero, idólatras, paganos y aun ateos… Comenzaré yo solo, en mí mismo, el perfecto Reino de Dios… Soy el primogénito de una nueva alianza” .

2) Propaganda Maltusiana: Wast vislumbra para fines del siglo XX que la población iba a estar perdiendo alrededor de 10 millones de habitantes por año, debido a una propaganda maltusiana, propiciando el miedo al hijo, “que complica la vida y absorbe los recursos que sus padres hubieran podidito destinar a sus placeres”

Visión política

• Crítica a Voltaire (Francisco María de Arouet)

El dramaturgo francés aparece 3 veces en la novela. Son en 3 visiones que tiene Fray Plácido de la Virgen. En la primera, el galo le advierte los signos que empiezan a aparecer ya en 1978 sobre el fin de los tiempos. La segunda es para avisarle al Fraile sobre el nacimiento del Anticristo y la tercera, a fin de anunciarle la Parusía. Voltaire aparece quizás como el gran culpable intelectual del alejamiento del hombre de Dios en la edad moderna. “Narra nuestro autor el diálogo terrible entre fray Plácido y Voltaire, que es como una voz que anuncia lo que está por venir, a la vez que confiesa su obstinación en el mal: “yo cogí la sentencia, gime Voltaire, que Él no quería firmar, y yo fui mi propio juez” pues “ninguna condenación lleva la firma del Cordero(J.T., 26).”

En su tercera aparición en la novela, después del derrame de las 4 copas apocalípticas, Voltaire le dice a Plácido: He desnudado en mis obras con tanta impudicia a los seres humanos, que hoy mi castigo es sufrir

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