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Apuntes De Libro Objeto


Enviado por   •  12 de Junio de 2014  •  5.062 Palabras (21 Páginas)  •  237 Visitas

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Establecer con precisión el origen del habla nahua ha sido la preocupación de muchos de quienes investigan la herencia que recibimos de los antiguos anahuacas. Esta investigación tiene tres vertientes principales: la lingüística, la narrativa en habla nahua y la arqueología. La lenta evolución del llamado protonáhuatl al llamado náhuatl clásico estuvo unido muy estrechamente a la esencia del habla nahua: la armonía. El vivir cotidiano de los hablantes nahuas fue regido por el marco de referencia cósmico que unía a todos los pobladores de la antigua Anáhuac y por la manera de hablar de quienes lo mantuvieron como eje central de su manera de vivir.

Ubicar el eje central del pensar nahua es muy fácil: es el que va desde el centro del planeta Tierra a los confines del Cosmos. Este eje central, como fácilmente se puede visualizar, tiene tantas posibilidades cuantas direcciones se pueden establecer desde el centro de nuestro planeta hacia el espacio infinito que nos rodea: las posiblidades son infinitas, lo mismo que las posibilidades del pensamiento nahua.

En todas las direcciones posibles existe materia observable, lo que en castellano se llama Universo, toda esta existencia recibe el nombre de Ometeotl ‘esencia dual’, resulta innnecesario decir que todos los seres humanos somos parte integrante de Ometeotzintli. El lugar donde se manifiesta Ometeotl es el Omeyocan ‘lugar de la dualidad’ o ‘lugar dual’, lo que se puede identificar con el concepto europeo de Cosmos. La característica más destacada de Ometeotl es la creación. Esto hace que todos los seres humanos seamos creación. Esto es muy diferente del concepto español de ser simples creaturas.

La aspiración suprema de nuestros abuelos anahuacas era lograr un vivir cotidiano en armonía con Ometeotzintli, es decir, que buscaban un vivir cotidiano regido por algo que en castellano puede ser llamado: armonía cósmica o armonía universal. Esta armonía cósmica implica armonía con los demás seres humanos y con las fuerzas de la naturaleza.

Esta armonía se refleja en el habla nahua. Al analizar los pronombres personales, el meollo del habla, se encuentra que el “nosotros”, tehhuantin, es precisamente el plural de “tú”: tehhuatl. Esto significa que quien está hablando pluraliza a su interlocutor, fundiéndose en él. Esto hace evidente que, vivencialmente, el egoismo no esté planteado en el habla nahua. Lo cual hace que la armonía entre los hablantes nahuas esté implícita en la estructura esencial del habla. Cabe aclarar que esta ortografía es la usada por Frances Karttunen.

Muy seguramente esta particularidad del habla nahua fue la que la convirtió en lingua franca en la antigua Anáhuac. Debido a esta esencia armoniosa, los hablantes nahuas deben haber manifestado una gran cortesía con todos los demás pobladores de Anáhuac. La elevada ética vivencial que sustenta al habla nahua fue muy probablemente la causa de que el llamado náhuatl clásico gozara de gran prestigio antes y durante la invasión española.

El habla nahua fue violentado para ajustarla a los fines destrutivos de los religiosos católicos apostólicos romanos. Para ejemplificar esta violencia lingüistica vale referirse a una sola palabra: teotl. En castellano, el significado de esta palabra es simultáneamente ‘esencia’ y ‘niña del ojo’. Los religiosos invasores, al no encontrar una palabra con el concepto europeo de “dios”, utilizaron la palabra teotl con una carga semántica totalmente europea. Este cambio de significado sigue vigente, principalmente porque Alonso de Molina en su Vocabulario en lengua castellana y mexicano y mexicana y castellana registra ‘dios’ como traducción a teotl y viceversa.

Se puede decir que la esencia del habla nahua es la armonía cósmica dual. Como quedó establecido al principio, el habla nahua es sinónimo de múltiples imágenes vivenciales: armoniosa, fuerte, concordante, cercana, claramente audible, que suena bien, que agrada al oído, sagaz, astuta, hábil. Todo esto es manifestación de la esencia de armonía cósmica dual del habla nahua. Puede afirmarse, sin lugar a dudas, que la esencia del habla nahua no es otra que la esencia dual del Universo observable: Ometeotzintli.

El dominio absoluto del habla nahua, lo que se llama posesión total, es equivalente a vivir en permanente armonía: con nosotros mismos, con nuestros semejantes, con las fuerzas de la naturaleza y con el Cosmos. Esta armonía se manifiesta como conocimiento vivencial de todo: nosotros mismos, nuestros semejantes, las fuerzas de la naturaleza y el Cosmos.

Es como consecuencia de esta percepción vivencial, sabiduría verdadera, que se puede explicar el surgimiento en nuestro territorio de una de las cuatro grandes civilizaciones de la humanidad: junto a la egipcia, la sumeria y la china. La herrramienta más importante de las culturas autóctonas de Anáhuac es precisamente esta percepción vivencial, común denominador de los pueblos anahuacas. Todos los pueblos de la antigua Anáhuac tenían la misma referencia: el Cosmos.

Para ubicar mejor esta característica vivencial, conviene referirse a algunas expresiones. En primer lugar, la expresión equivalente a decir en castellano “lo sé de memoria”: notenco nicmati ‘lo siento en mi labio’. Otra frase equivalente es la que se usa para decir “no lo sé”: ahmo quimati noyollo ‘no lo siente mi corazón’. El equivalente “digo lo que pienso” es: yuh quimati noyollo ‘así siente mi corazón’. “Acostumbrarse a un lugar” se dice: ompa ninomati ‘allí me siento’. Con estos cuatro ejemplos puede percibir vivencialmente como en el habla nahua se recupera el uso de los “sentidos”, es decir, que el corazón funciona como el eje central de nuestros cinco sentidos: vista, oído, tacto, olfato y gusto.

Esto explica porqué tehhuantin, el plural de tehhuatl ‘tú’, fue incorporado a la primera persona del plural: el equivalente al “nosotros” del idioma castellano. Al tener un interlocutor uno deja de ser importante, lo que importa es quien nos escucha. Esto hace que el diálogo que mantienen ambos interlocutores, los dos mantienen la misma actitud de respeto hacia el otro, o sea, buscando vivencialmente “sentir” al interlocutor, uno se funde en el otro, tenga como consecuencia la armonía entre ambos: como consecuencia de un respeto vivencial.

La esencia cósmica dual explica también la existencia de formas honorantes no únicamente para las personas o las cosas, sino en los verbos. Esta es una característica única, que no tiene equivalente en castellano ni en ninguna de las lenguas indoeuropeas. Por esta razón vale la pena precisar esta particularidad, marcando la diferencia con el habla

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