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Capitulo II: La Sociedad Ante La Escuela: Expectativas En Medio De Conflictivas Tendencias Culturales


Enviado por   •  6 de Julio de 2013  •  1.341 Palabras (6 Páginas)  •  1.020 Visitas

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Comprender la magnitud de la tragedia educativa implica comprender tendencias sociales predominantes en un momento histórico determinado, que generan una visión del mundo capaz de moldear la forma en que se concibe la educación así como también los valores sociales prevalecientes.

Las expectativas actuales de la sociedad con respecto a la escuela han sufrido profundos cambios. En el pasado el objetivo fundamental de la escuela era proporcionar los conocimientos específicos y concretos, así como también aquellos valores compartidos conjuntamente con las familias. Hoy, la escuela busca explotar la creatividad y libertad de los estudiantes mediante un proceso que conduzca al saber, dejando relativamente de lado los contenidos concretos para priorizar aquellos procesos. Esta tendencia educativa responde a un visión posmoderna de la educación, en la cual el alumno se convierte en centro de la enseñanza y el docente en un facilitador cuyo papel será el de acompañar al alumno en su aprendizaje creando grupos cooperativos que permitan intercambios enriquecedores para llegar al saber por sí mismos. El énfasis esta puesto en los sentimientos y en el ser. Como resultado de esto, cada día importa menos la competencia concreta de los docentes en temas que deberían enseñar, ya que esto sería interpretado como una limitación al espíritu humano.

Estas tendencias educativas pueden evidenciarse en la formación de nuevos docentes, atraves de la utilización de técnicas en las cuales se prioriza al cómo sobre el qué se enseña, lo que importa es el proceso, el esfuerzo y no el producto final de la enseñanza en sí. De modo que se prepara para convertir agentes de cambio, cuyo objetivo es promover la justicia social y la equidad más que el logro académico; que, si bien, es socialmente importante, es grave que se lo privilegie sobre la enseñanza de los contenidos concretos.

Estas ideas son justificadas con el objetivo de la educación como medio para entrenar, cuestionar, criticar y rechazar el saber convencional. Aunque algunos consideran irrelevante los contenidos concretos puesto que solo importa la opinión, pues los conocimientos pasaron de moda. Si bien es necesaria cierta flexibilidad en el saber, como en el caso del conocimiento científico, debido a los cambios que producen nuestra forma de comprender el mundo, transformándolos en ocasiones en obsoletos; no es así en campos como la literatura o la historia, que no cambian tanto con el paso de los años. El problema es que hoy no interesa tanto que se aprende.

Las habilidades que los jóvenes deben desarrollar requieren de un capital básico de conocimientos concretos. Sin embargo las expectativas de nuestra sociedad actual no están centradas en el logro académico de los estudiantes, sino que prioriza el cumplimiento de otras funciones vinculadas al proceso de socialización que la escuela ha ido asumiendo, como la alimentación, contención, preparación para el trabajo, entre otras. Esperando de la escuela la solución a los problemas sociales predominantes como la delincuencia, drogadicción y desocupación. De modo que los aspectos ligados al desarrollo intelectual quedan relegados a un segundo plano. Ante esto, los niños y jóvenes terminan por ser indiferentes o despreciar los logros vinculados al campo académico, como reflejo de los valores de los mayores. Los estímulos del mundo moderno

moldean sus pensamientos e ideas y el desprestigio que ha sufrido la actividad intelectual no es más que el reflejo de la serie de cambios que se están produciendo en la cultura contemporánea. Este contexto ejerce una poderosa influencia en su formación. De este modo la televisión, la publicidad, el cine, el deporte, la música, la política, etc. se convierten en los pedagogos nacionales. El alumno advierte las señales implícitas que da la sociedad con sus acciones, en contraposición a lo que se predica, como la fuerza del conocimiento, las bondades de la cultura y del espíritu, y decide entrar en ese juego. Ante esta sociedad que desautoriza constantemente, la escuela está condenada a perder.

Los valores que impregnan a la sociedad actual son aquellos que lleven al éxito económico. Los factores relacionados al esfuerzo: estudio, dedicación al trabajo, son desvalorizados

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