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Coloquio La Malasangre


Enviado por   •  14 de Junio de 2016  •  Ensayos  •  4.428 Palabras (18 Páginas)  •  985 Visitas

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En el presente coloquio analizaremos la obra, La Malasangre, escrita por la autora reconocida Griselda Gambaro (1928), novelista y dramaturga argentina. Practica un teatro ético, donde la preocupación por la condición humana es planteada no a través de interrogaciones abstractas sino de las relaciones humanas. En sus textos, los vínculos tradicionales de la sociedad engendran humillaciones, odios y rencores, pero también hay lugar para la esperanza.  Dicha obra, fue escrita en el año 1982, después de la última dictadura militar. En donde aparece una denuncia contra el segundo gobierno de Rosas, pero, implícitamente se puede entender una denuncia de esta dictadura. Ya sea por el autoritarismo del personaje, o porque según Griselda Gambaro, hay gran similitud en el gobierno rosista y en el militar. Si bien la obra se escribe en un contexto histórico, la época referida es otra. Pero esto, no es casualidad, sino que hay una intención oculta por parte de la autora. Como se dijo antes, hay una denuncia explicita sobre una época, y una implícita sobre otra. Ambos gobiernos, buscaban el beneficio de algunos y no de todos. Beneficiaban a los que tenían sus mismos ideales políticos y a los que no iban contra las leyes instauradas. En donde actuaban con situaciones de violencia para con los que asumían otro pensamiento que se pueda entender como una revolución. La muerte y la tortura pasaban a un primer plano varias veces. El exilio de artistas que pensaban diferentes se ve presente en ambas épocas, ya que a partir de escrituras o canciones, querían demostrar o denunciar lo que estaba sucediendo en el momento; pero, como se dijo antes, la violencia de ambos gobiernos impidió la reproducción de estas obras y, por cuestiones de seguridad los artistas se fueron del país para no pagar con la muerte, lo cual sucedía habitualmente.

La época de Rosas se caracterizó por un contexto político convulsionado, ya que existía la disputa entre unitarios y federales. En ese momento se desarrollaba el segundo gobierno de Juan Manuel de Rosas, que representaba las ideas federales, conformado por un grupo heterogéneo, proponían el mantenimiento de las autonomías provinciales, apoyaban a la Iglesia, ya que la consideraban fundamental para mantener el orden social. Existían discrepancias debido a razones económicas, los federales de las provincias más pobres del Noroeste esperaban compartir los recursos provenientes de la aduana de Buenos Aires e imponer barreras arancelarias para proteger sus productos. Encontraron la oposición de los federales del litoral y Buenos Aires, que basaban su economía en la exportación de productos ganaderos y a los que cualquier restricción al comercio con Europa ponía en peligro sus intereses. Estaban unidos principalmente por su oposición a los unitarios, de tendencia liberal y anticlerical, tenían seguidores tanto en Buenos Aires como en las provincias. Los unitarios porteños apoyaban la creación de un régimen fuertemente centralista, y de esa manera se definiría el predominio de su ciudad y su provincia sobre las restantes, en cambio, los unitarios del interior esperaban un gobierno que generalizara las riquezas de Buenos Aires al resto del país.

La siguiente cita de autoridad, fue extraída de “La ficción política romántica en Los misterios del Plata. Episodios de la época de Rosas, escritos en 1846 de Juana Paula Manso Elena Grau-Lleveria.

“Desde la perspectiva antirrosista, la estética rosista se asocia con lo arcaico, lo español (antieuropeo, especialmente anti francés), el caudillismo, la tiranía, el obscurantismo, el egoísmo, la arbitrariedad y el individualismo; mientras que la estética antirrosista se asocia al poder del orden, de la democracia, de la cultura (europea y especialmente francesa), de la educación, de la justicia (por medio de la legislación organizada), del refinamiento físico y de la búsqueda de un bien común. Es decir, Rosas representa el poder de la tiranía, en tanto que sus opositores encarnan el poder de la justicia y de la legalidad.”

Básicamente, la época de Rosas se caracterizó por un gobierno marcado por el autoritarismo político y los mecanismos de tortura y asesinatos contra todos aquellos que no compartían sus ideas. Dicho es el caso de Griselda Gambaro, quien poseía un antagonismo por sus políticas inhumanas. Estas acciones se ven reflejada en la obra La Malasangre, el sentido grotesco de la obra es mostrar la creciente deshumanización de la sociedad, la preocupación por la identidad personal, la distorsión alcanzada por ciertos fenómenos sociales por ejemplo, el machismo y  la presentación de temas relacionados con la violencia, el poder y la tortura, principal característica que utilizaremos como tesis.

A modo de desarrollo, comenzaremos analizando el título de la obra, hace referencia a los unitarios pero como lo malo de la historia. Para titular la obra, la autora decidió verlo desde un punto de vista federal, ya que la historia transcurre en un ambiente rosista. Si bien el título hace una discriminación o humillación para los unitarios, se puede llegar a entender que, el titulo fue decidido así para dejar en claro como veían los federales a la gente del otro bando.  Malasangre es una palabra compuesta, donde la palabra mala y sangre se unen. Para un federal, vendría a ser un pobre, es decir, un unitario, una amenaza para el poder, porque es diferente a lo que se venía viviendo. Un malasangre tiene que ser extinguido, mientras que una buenasangre tiene que ser un ejemplo de vida, algo a lo que todos tienen que querer llegar a ser. Es decir, el unitario malvado se elimina para que se vaya la maldad del país, y el federal tiene que ser un ejemplo a seguir, el argentino ideal. Malasangre y Buenasangre tienen una gran complejidad en lo simbólico y en su descripción. Básicamente, representa la violencia del momento.

Analizando la obra, cuyos personajes son tan representativos como la construcción del ambiente escénico. Los parlamentos de cada uno de ellos nos van revelando poco a poco los rasgos más representativos de su personalidad. Una característica que tienen es que solo los protagonistas, Dolores y Rafael, presentan una evolución. La autora se ha encargado de dejar bien en claro que el resto de los personajes no van a evolucionar, no van a cambiar y, por medio de estos, expone las razones de su inmutabilidad.                                                                                                                                Se presenta como el antihéroe, Benigno, autoritario, cruel y violento. Su lenguaje está caracterizado por el uso de chistes verbales, dobles sentidos, crueldades y groserías. Es el machismo, la dominación, el abuso de poder y la ambición materializados en el cuerpo de un hombre. Con respecto al contexto de la última dictadura militar, Benigno representa exclusivamente al poder, al tirano, violento e inescrupuloso. Es quien da las órdenes, es quien decide sobre la vida y muerte de las personas. En la figura del padre están representadas todas las características de quienes, durante la época, tuvieron el poder.  La madre de Dolores, es una mujer introvertida, sumisa, es un personaje que bien podría pertenecer a la primera etapa de la producción gambariana en relación con la presentación de lo femenino, al menos en un principio. La madre, no tiene nombre, es simplemente madreo esposa, no existe como mujer en sí misma, sino solo como un objeto que es funcional a algo o a alguien; no tiene carácter, por lo que soporta los malos tratos de Dolores y de su marido sin ninguna objeción. Es en extremo insegura y, por supuesto, no discute nada. Este personaje comienza a demostrar sus características y el interpretante se va desengañando, la madre no es una víctima, sino una cómplice del poder despótico. Se evidencia la caracterización de otro grupo de gente, que durante la dictadura, mantenía el silencio, no se involucraba, no creía jamás en las verdades que se decían sobre la situación. Un grupo de gente que se encontraba cómodo en su lugar en la sociedad, que no sentía la necesidad de rebelarse, porque fingían que nada grave pasaba y se convirtieron en cómplices del poder despótico. Dolores, sincera, arriesgada, brutal por momentos. Su tono es de seguridad, se enfrenta con toda la fuerza de su ánimo a lo que considera injusto. De este modo se la retrata cuando irrumpe, por vez primera, en escena: "Dolores es una hermosa muchacha de veinte años, de gestos vivos y apasionados, y una especie de fragilidad que vence a la fuerza de orgullo, de soberbio desdén." Vehemente, furiosa ante el servilismo, la tiranía y el abuso arbitrario del poder por parte del padre. El acuerdo tácito de la madre a los intereses de su marido exaspera a la joven, indignada ante tanta servidumbre, tanta sumisión, tanta anulación. Cuando Dolores se enamora de Rafael comienza en ella una evolución, la rebeldía comienza a hacerse más tangible, desde el momento en que decide huir con Rafael, hasta el final, cuando por culpa de la madre la huida se ve frustrada. Es en ese último momento, cuando Dolores ve el cuerpo sin vida de Rafael, cuando la furia y la rebeldía se hacen realmente tangibles. Encarna una mirada nueva, sobre los derechos de la mujer. Fermín, es el empleado desconfianza de Benigno, tiene ciertos beneficios especiales y se toma algunas atribuciones libremente. Es obsecuente, sádico y cruel. Existe una complicidad entre él y Benigno, no sólo cumple sus órdenes sino que también disfruta las maldades del tirano. Es él quien golpea a Rafael, especialmente en la joroba, que lo humilla, lo ignora y finalmente lo mata. En la escena final, Dolores nombra a Fermín como la “mano verduga”, esto en realidad, es la definición final de todo un grupo de gente que durante el Proceso de Reorganización Nacional, no hizo mas que satisfacer al poder tirano, es la representación de quienes matan en nombre del poder, son sus marionetas y se sienten especiales por ello. es notable la presencia de la violencia en todos los aspectos, la casa familiar en la que transcurre la pieza es una gran alegoría de la Argentina, o por lo menos de la provincia de Buenos Aires, de aquellos que Rosas en su momento construyo como la Argentina federal, como territorio dominado por el yugo de sus caprichos. Este país y, por consiguiente, la casa de Benigno y su familia, se rigen bajo el método de la violencia y el terror. La fecha en la que fue estrenada esta obra es sugerente respecto de los tiempos que corrían y que, de algún modo, repetían la historia de la época rosista. El “proceso de reorganización nacional” estaba llegando a su fin y muchos de los artistas exiliados volvían al país. La violencia de la casa familiar de La Malasangre y la de la Argentina de Rosas se vuelve contemporánea, mimética, realista, perdiendo su carácter alegórico.  “En el teatro, específicamente, connotar se vuelve sinónimo de denotar. Este código es posible gracias al binarismo de las fuerzas en juego: se sabe muy bien quien es el enemigo y de quien no se puede hablar.” Jorge Dubatti, “El lenguaje en clave de los dramaturgos”. Revista Ñ 18 de marzo de 2006.

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