El Consumismo Y Los Niños, Adolescentes Y jóvenes, Relación A Tener En Cuenta
FEDERICOSCORPIO6 de Junio de 2014
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El consumismo y los niños, adolescentes y jóvenes, relación a tener en cuenta
por los educadores
1. Resumen
2. Introducción
3. Desarrollo
4. Acciones educativas que pueden los docentes generar para formar en los niños, adolescentes y jóvenes una cultura de consumo racional
5. Conclusión
6. Bibliografía
Resumen
El Sistema Educacional Cubano tiene como objetivo primordial, la formación de una cultura general en los niños, adolescentes y jóvenes de manera que puedan desempeñar con éxitos en sus futuras esferas de actuación profesional y social.
Por otro lado el apetito desenfrenado hacia el consumo de vienes materiales o servicios que invade a la sociedad actual con el nombre de “consumismo” no solo afecta el desarrollo de la personalidad de manera particular, ni tampoco solo a personas con elevado poder adquisitivo, sino que arrastra hacia la insostenibilidad a muchas familias los encierra en una especie de ciclo vicioso que no termina nunca, siempre está comenzando otra vez.
El presente trabajo aborda la problemática del consumismo desde la arista pedagógica al corroborar la existencia de un interesante problema:
¿Cómo contribuir a formar en los niños, adolescentes y jóvenes una cultura de consumo racional, de manera que mejoren su calidad de vida?
Con el material se propone preparar a los docentes para formar en los niños, adolescentes y jóvenes una cultura de consumo racional, de manera que mejoren su calidad de vida. Para ello se ofrecen un grupo de acciones que los docentes pueden utilizar para contrarrestar esta problemática del consumismo y formar en los estudiantes una cultura de consumo racional.
Introducción
El apetito desenfrenado hacia el consumo de vienes materiales o servicios que invade a la sociedad actual con el nombre de “consumismo” no solo afecta a personas de manera particular, ni tampoco solo a personas con poder adquisitivo, sino que arrastra hacia la insostenibilidad a muchas familias.
La educación formal desempeña un papel importante en este sentido, puesto que a esta se le atribuyen entre otras funciones; la de crear la cualidades positivas para lograr un desarrollo integral, multifacético de la personalidad y su preparación para la vida.
Aunque la escuela es considerada como una institución específicamente preparada para desarrollar una cultura general integral de las nuevas generaciones, no es la única influencia de magnitud a tener en cuenta que interviene en dicho proceso, la familia, los grupos sociales, los medios de comunicación son otras instancias ejercen influencias importantes y decisivas en el desarrollo de este proceso.
Para el logro de tal aspiración, todos los esfuerzos de los maestros y profesores, la familia, las organizaciones políticas y de masas, las instituciones sociales, los medios masivos de difusión deben estar dirigidos al logro de una personalidad adecuada en nuestros adolescentes y jóvenes, cuyas manifestaciones se concreten en su actividad social, en la participación activa creadora en el trabajo, en la preparación activa en la vida del colectivo, en la formación de valores que reflejen madurez y objetividad ante las diferentes situaciones planteadas, en una conducta de consumo racional y en general que desarrollen una cultura general integral que los prepare para la vida.
A pesar de que tal aspiración constituye el fin del conjunto de objetivos priorizados de nuestro sistema educacional, la escuela como institución representativa, ha demostrado no estar suficientemente preparada para ajustarse a esta problemática que invade a una importante cantidad de nuestros jóvenes y adolescentes y los encierra en una especie de ciclo que no termina nunca, siempre esta comenzando otra vez.
Pareciera que para estos jóvenes y adolescentes ya no es prioridad buscar ser sino tener, es decir, de manera que para ellos es más importante tener que ser. Esta problemática que día a día parece ir en crecimiento y está determinada a su vez por varios factores tales como el modelo social y económico, el ambiente familiar, las relaciones interpersonales, tiene una elevada repercusión social, puesto que afecta el desarrollo de valores fundamentales como la solidaridad, la austeridad, la sencillez, el respeto a la diferencia, la tolerancia, el autodominio entre otros.
Por otro lado, es fácil observar como se pone de manifiesto por un numeroso grupo de familias, una mayor precaución por la forma de vestir de sus hijos, por la posibilidad de ofrecer un buen juguete u otros objetos de modas, que ante la educación que se les brinda.
Esta problemática ha sido ampliamente tratada por diferentes investigadores desde diversos campos, estos han abordado el fenómeno del consumismo, especialmente desde la psicología, la economía, la sociología, la pedagogía.
Los autores más significativos de esta temática son J. L. Castillejo, A. J. Colom, P. Mª Alonso Pérez-Geta, T. Rodríguez Neira, J. Sarramona, J. M. Touriñán y G. Vázquez, Querol Palau. M, Bonil Gargallo, Pujol vilallonga.R, María José Díaz. Aguado.
En Cuba no ha sido muy investigada esta problemática.
Esta situación pasa desapercibida por la familia sin preparación para educar a sus hijos y se asocia a la idea de la obtención de la satisfacción personal e incluso de la felicidad personal, esta realidad se ha convirtiendo en una obsesión de muchas personas en nuestro entorno y está impactando de manera nociva en la educación de los niños y en el ambiente familiar.
La familia constituye la célula fundamental para el funcionamiento exitoso de la sociedad, no es posible que una sociedad funcione con coherencia y tenga éxitos, si la familia como institución no cumple sus funciones.
La sociedad aspira a que las personas consuman los productos y los servicios de una manera racional, en dependencia de sus necesidades reales, sin embargo en la actualidad esta aspiración es una utopía, la realidad en este sentido es el incremento del consumismo traducido en caprichos desproporcionados por la adquisición de productos, artículos, prendas de vestir, equipos electrodomésticos y otros, que a la larga lo que provocan es aumentar la baja autoestima, el sentimiento de dependencia material y provocan que la sociedad adopte un ritmo insostenible, afectando de manera considerable el medio ambiente y por ende la calidad de vida de los ciudadanos.
De la contradicción anteriormente planteada, se desprende un interesante problema a tratar en este estudio. ¿Cómo contribuir a formar en los niños, adolescentes y jóvenes una cultura de consumo racional, de manera que mejoren su calidad de vida?
Para resolver el problema, nos trazamos como objetivo general. Preparar a los docentes para formar en los niños, adolescentes y jóvenes una cultura de consumo racional, de manera que mejoren su calidad de vida.
Nos proponemos como objetivos específicos:
• Ofrecer algunas consideraciones necesarias a los docentes relacionadas con el impacto nocivo del consumismo en los niños adolescentes y jóvenes.
• Proponerle algunas sugerencias educativas a los docentes para formar una cultura de consumo racional en los niños, adolescentes y jóvenes.
Desarrollo
Según refiere la Enciclopedia Libre Wikipedia. “El consumismo puede referirse tanto a la acumulación, compra o consumo de bienes y servicios considerados no esenciales, como al sistema político y económico que promueve la adquisición competitiva de riqueza como signo de status y prestigio dentro de un grupo social.”
El consumismo inicia su desarrollo y crecimiento a lo largo del Siglo XX como consecuencia directa de la lógica interna del capitalismo y la aparición de la mercadotecnia o publicidad -herramientas que fomentan el consumo generando nuevas necesidades en el consumidor.
La causa fundamental al surgimiento y desarrollo del consumismo no está asociada a mayor poder adquisitivo, sino a la falta de identidad de cada una de las personas, al no conocer sus necesidades esenciales y por no estar claro en relación a las necesidades de los más cercanos a cada uno; factores influyentes como la imitación de personajes de televisión u otros estereotipos, que generan un ídolo que se sigue.
Una las consecuencias más significativas que trae consigo este fenómeno en las personas es la generación de necesidades infinitas que no pueden suplirse, la no felicidad.
El ejemplo clásico de país consumista es Estados Unidos, donde hay más automóviles que personas autorizadas para conducirlos. Pero esto no significa que los estadounidenses sean más dichosos, ya que sólo un tercio de ellos dijo, en la encuesta efectuada para el estudio, que vive "muy feliz". Esa cifra es casi igual a la de 1957, cuando sólo disfrutaban de la mitad de su riqueza actual.
El creciente consumo en el mundo industrializado y en los países en desarrollo es más de lo que nuestro planeta puede soportar, señala el Worldwatch Institute. Los bosques, las tierras agrícolas, las selvas y los territorios vírgenes disminuyen para dar espacio a la gente, las casas, los centros comerciales y las fábricas.
En los países del tercer mundo, se han generado, desafortunadamente, reglas de consumo asociados al mundo desarrollado, que cambian en los adolecentes, y los niños la necesidad del ser, por la del tener. Para adolecentes y jóvenes se define la aceptación grupal por la capacidad de poseer objetos de moda que los identifiquen con su
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