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El Derrumbe


Enviado por   •  15 de Abril de 2015  •  1.248 Palabras (5 Páginas)  •  202 Visitas

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El nivel de conocimiento del lector/oyente

El lector de este cuento automáticamente toma el rol del oyente de los narradores. Lo que él oye es la historia en boca de los narradores, en la que las distintas voces del gobernador y de los observadores se juntan, se yuxtaponen y dialogan. Sólo en el nivel de conocimiento del lector/oyente se oye ese diálogo, porque el lector/oyente domina una posición desde donde puede ver más que el gobernador y los narradores.

De igual manera señala Silvia Lorente-Murphy, “todo está tratado con una fuerte ironía, de la que el narrador no parece estar consciente, tratándose así de un juego entre el autor y el lector”.(8)

El discurso surge de tres voces: dos de los narradores que dialogan entre sí recordando el suceso, y una tercera que es la voz del gobernador que se oye gracias a la memoria de Melitón:

“Lo grande estuvo cuando él comenzó a hablar. Se nos enchinó el pellejo a todos de pura emoción. [...] ¿Qué fue lo que dijo, Melitón?

-“Conciudadanos -dijo-. Rememorando mi trayectoria, vivificando el único proceder de mis promesas. Ante esta tierra […] aunando a la austeridad de que ha dado muestras la síntesis evidente de idealismo revolucionario nunca hasta ahaora pleno de realizaciones y de certidumbre.”

-Allí hubo aplauso, ¿o no, Melitón?

-Sí, muchos aplausos. Después siguió:

“’Mi trazo es el mismo, conciudadanos. Fui parco en promesas como candidato, optando por prometer […] (p. 121)

Cuando los dos tipos de conocimiento anteriores dialogan, finalmente la ironía se expone entre el choque de ellos. La inocencia y simplicidad de los narradores y la ingenuidad del gobernador(9) se combinan. La ironía surge entonces en el nivel del conocimiento del lector/oyente, conocimiento que se forma en la dialéctica de los otros dos conocimientos.

¿Cuál es la ironía carnavalesca de este cuento? ¿Por qué lleva consigo la comprometedora palabra ‘carnavalesca’? La razón es que la ironía en este tercer momento viene de las inversiones que ocurren en los acontecimientos, las que el gobernador y los narradores no saben, las que sólo el lector/oyente acepta como inversiones y ríe de ellas.

Una de las mayores inversiones que penetran el cuento en su totalidad es la que se muestra en el siguiente comentario, ya mencionado con anterioridad:

“La cosa es que aquello, en lugar de ser una visita a los dolientes y a los que habían perdido sus casas, se convirtió en una borrachera de las buenas. (p. 120)

La razón que justifica la visita del gobernador es ayudar a la reconstrucción del pueblo y consolar a las víctimas en el nombre de la autoridad del país, pero lo que hace de verdad es ‘desfalcar’ el dinero del pueblo, ignorando que está invirtiendo su obligación. El lector/oyente se da cuenta de que la autoridad ‘no sabe del alma’ en ‘las horas del luto’, deconstruyéndose así la canción que surge en ese contexto y que repiten sin cesar los acompañantes del gobernador (cf. p.119).

La comida ha sido un éxito y los anfitriones se ven obligados a preparar más, improvisadamente, ante la demanda:

Trajeron más damajuanas de ponche y se dieron prisa en tatemar más carne de venado, porque aunque ustedes no lo quieran creer y ellos no se dieran cuenta, estaban comiendo carne de venado del que por aquí abunda. Nosotros nos reíamos cuando decían que estaba muy buena la barbacoa, ¿o no, Melitón?, cuando por aquí no sabemos ni lo que es eso de barbacoa. (p. 120) (10)

Más ponche de granada y más libertad del lenguaje. El ambiente de fiesta en todo su apogeo será el marco del discurso del gobernador. En los géneros carnavalescos, Bajtín dice a propósito: “son características las escenas de escándalos, de conductas excéntricas, de discursos y apariciones inoportunas; es decir, de toda clase de violaciones del curso normal y común de acontecimientos, de reglas establecidas, de comportamientos e incluso de conducta discursiva”.(11)

La oratoria en boca del gobernador fortalece aún más la ironía que revierte su autoridad. En el plano de los

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