ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

El comportamiento del consumo


Enviado por   •  30 de Octubre de 2015  •  Resúmenes  •  2.175 Palabras (9 Páginas)  •  195 Visitas

Página 1 de 9

Ejercicio 2:

“El comportamiento de consumo.”

Lectura 3: “Desorden Obsesivo por las Marcas.”

Lunes 26 de octubre de 2015

Antiguo Cuscatlán

Comprar para ser

Entre las conclusiones más preocupantes de los últimos informes de la Encuesta Social General (ESG)[1] se encuentra  que el número, cada vez menor, de amigos íntimos en nuestra vida está creando un vacío y nos hace vulnerables a otras influencias. Las marcas reconocen abiertamente su deseo de llenar ese vacío. Una razón de la disminución de la cantidad de amigos con que cuentan los estadounidenses en su círculo más próximo es que la globalización y la tecnología, en lugar de propiciar unión, han minado las formas tradicionales de comunidad. Armados con el imperativo biológico de formar comunidades, creamos tribus improvisadas en torno a los iconos más ampliamente reconocidos y de más fácil acceso.

Naturalmente las marcas están encantadas de ayudar a construir una comunidad y actuar de cálidos lugares de encuentro donde las personas con intereses comunes puedan compartir experiencias y un sentimiento de unidad. Las marcas fuertes atraen a las personas de ideas similares interesadas en la pertenencia, el estatus, los rasgos personales, o las ideas. Nos convertimos en miembros de una comunidad de marca no solo porque compramos artículos de marca, sino porque hablamos el lenguaje de las marcas.

Nos transformamos en ciudadanos de marca cuando nuestra exposición colectiva al branding[2] nos da acceso al lenguaje de marca. ¿Qué mejor camino para llegar a la comunidad y la identidad que una misma lengua, unos mismos rituales y una misma experiencia? Nos definimos por nuestras experiencias: con quién hablamos, adónde vamos, qué compramos. Las experiencias son espacios multisensoriales para las marcas, donde obtienen acceso a nuestras creencias y valores más sólidamente aceptados. Las experiencias se traducen en recuerdos y en una economía donde hay tanto de desechable, merece la pena buscar lo bueno.

A la mayoría de nosotros la idea de que un objeto de marca eclipsa los vínculos de la familia, de la amistad, del trabajo o de la espiritualidad nos parece ridícula. Pero los gurús más fervientes del branding alaban a las mejores marcas por la capacidad que tienen de establecerse con fuerza en nuestro corazón y nuestra mente. Una estrategia de branding que ha ido creciendo es la idea de “Iglesia de la marca”,  lugares de “culto” donde se reúnen las tribus de marca.  La experiencia cobró protagonismo cuando las marcas se encontraron con las limitaciones del marketing y el diseño en el branding. Los especialistas en branding reconocen que la mejor forma de controlar la percepción de un producto es hacerse con la propiedad y el control del entorno. La iglesia de la marca, se define por su arquitectura, sus rituales y sus representantes. Los productos se definen por una experiencia más grandiosa: una experiencia que establece una fuerte conexión con nuestro paisaje sensorial a través de los olores, los sonidos y la textura.

Las marcas más sofisticadas “son las que no solo se enclavan en la tradición, sino también que adoptan unas características religiosas”. Muchas empresas están creando espacios que operan más como santuarios de minoristas que como tiendas. Algunos especialistas en branding vaticinan orgullosos que en el futuro las tiendas de las marcas mejoraran la experiencia con el objetivo de crear una experiencia de inmersión, seductora y educativa en la que cada detalle encarne la propia marca.

Sin embargo no todas las marcas pueden desarrollar táctica como las del marketing experiencial, por lo que muchas optan por una técnica de ataque de carácter más físico y nos sometan a una publicidad de fuerza bruta, llenando todos los espacios públicos de marketing y difuminando los límites entre la publicidad y la verdad. Es posible que el marketing experiencial sea una forma de guerra psicológica cuyo propósito es conquistarnos el corazón  y la mente, pero lo cierto es que esto bien podría ser visto como un ataque.

El futuro de una ilusión.

En la actualidad todo nuestro entorno se encuentra compuesto por marcas, el éxito de una marca se puede medir tanto cumpla con la llamada promesa de la marca. La utilización del branding nos da cierta sistematicidad  lo cual nos proporciona claridad y simplicidad.

El branding con tal de ligar a los consumidores han agregado las experiencias y comunidades, dando lugar a la creación de tribus de marca. El branding altera la cultura cuando intenta establecer el sentimiento a la razón, lo superficial a la sustancia, y lo dado y empaquetado a la experiencia.

La existencia de promesa de la marca nos da a lugar a creer que todo tiene algo que cumplir,  a quien se dirige esa promesa, habrá tal promesa, esa hasta este entonces no se ha dado una respuesta.

El branding se ha convertido en algo que desgasta la naturaleza de la identidad. Las marcas nos inducen a abandonar el entendimiento, implícitamente siguiendo sus lecciones. La obsesión por las marcas nos llevan a  un estado de trastorno enfermizo por el cual las relaciones y fundamentos de la sociedad son explotados con fines comerciales. Cuando se acepte que las marcas seducen  nuestros sentimientos implosivos, se podrá considerar el papel de la lógica en esta relación.

Con su promesa de un branding más invasivo, los avances tecnológicos facilitaran a las empresas un acceso mayor y más fácil a nuestro ámbito privado. Para combatir este trastorno se debe reconocer que estas siempre existirán, ya depende de nosotros determinar donde se quiebra el equilibrio y se inicia el trastorno enfermizo.

EN 1927 en El porvenir de una ilusión, Sigmund Freud defendía que la religión es fruto de la ilusión. Que alguien tenga la creencia como una ilusión o como algo equivalente al engaño depende de su actitud personal. En última instancia, su propósito era persuadir a los demás para que aplicaran la inteligencia y la razón para ver en las ilusiones lo que realmente son.

Lectura General.

El fin de ilusión.

La idea de un progreso ilimitado, tanto materialmente como espiritualmente, ha permanecido constante en la mente de las personas, cobrando particular auge con el inicio de la época industrial que llevo a pensar a las sociedad en la posibilidad de una producción ilimitada, que a su vez llevaría a un consumo ilimitado. Sin embargo, a lo largo del tiempo, la existencia de este progreso ilimitado, se ve lejano y a veces hasta inalcanzable a pesar de la cantidad de avances que ha habido a lo largo de los años,  ya que las personas se han dado cuenta que la satisfacción ilimitada de bienes no produce bienestar, ni felicidad total.

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (13.4 Kb)   pdf (141 Kb)   docx (18.5 Kb)  
Leer 8 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com