Eneida- Resúmen Cantos I-IV
Bautobal25 de Agosto de 2014
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La Eneida
Libro I
En esta primera parte la diosa Juno provoca un tifón y lo lanza contra los navegantes troyanos, debido al desprecio que les tiene a éstos. La causa de su accionar es la posible destrucción de Cartago: esta ciudad, grata a Juno, era donde la diosa tenía sus armas y su carro. Sin embargo, las parcas, ejecutoras del destino, habían establecido que la sangre troyana daría héroes que un día arrasarían la ciudad cartaginesa. Temerosa a esto, Juno recuerda los graves resentimientos y causas de su odio hacia el pueblo troyano:1)El menosprecio de su belleza: designado el pastor Paris como juez para asignar la manzana de la discordia a la más bella de las tres diosas que se la disputaban –Juno, Venus y Minerva- el hombre se la adjudicó a la segunda. Esto generó repulsión al linaje del pastor (pueblo troyano) por parte de Juno, quien se encontraba muy enfadada porque no había sido elegida. 2) Las honras tributadas a Ganímides: este pastor troyano enamora a Júpiter, quien lo rapta y lo lleva al Olimpo, donde lo convierte en saboreador de los dioses, cargo que ya ocupaba Hebe, hija de Juno, que fue depuesta, con el consentimiento de la madre, para que Ganímides lo ejerciese.
Decide entonces Juno viajar a Eolia y acudir a Eolo, señor de los vientos, quien tiene bajo su tutela, encadenados, los más rebeldes vientos y las sonoras tempestades. Una vez allí, dice Juno: “una raza enemiga mía navega por el mar toscano, tú, suelta y entusiasma a los vientos, inunda sus naves o dispérsalos y que las olas desparramen sus cadáveres” Le ofrece a cambio una ninfa de increíble belleza, Deyopea, pero Eolo le responde: “A i te toca observar el pedido, a mí, obedecerlo. Todo mi poder, mi cetro, te lo debo a ti. Gracias a ti, se me concede un lugar en los banquetes de los dioses, gracias a ti vientos y tempestades están bajo mi mando” Entonces Eolo golpeó con la punta de su cetro un monte hueco y al unísono, el euro, el noto y el ábrego cayeron con agitación sobre el mar.
Mientras tanto la tormenta generaba desgracias sobre la flota de Eneas. Varios barcos son sucumbidos por la tempestad, con tripulación incluida. Hasta que Neptuno advierte el mar agitado, y se enfada al notar que alguien había planeado tempestad en sus dominios. Llamó así a los tres vientos, el euro, el noto y el ábrego y los reprendió, culpándolos de desacato. Entonces el mar se calmó y el mismo Neptuno, junto con su hijo Tritón y la ninfa Cimothoe desencalló las naves y calmó las olas. Lo que quedaba de la flota se apresuró a tocar tierra y después de un rato divisaron el puerto de Cartago, donde desembarcaron y encendieron un fuego. Mientras tanto, el héroe logró derribar tres ciervos a flechazos que sirvieron de festín junto con el vino que les quedaba.
Al mismo tiempo, en el Olimpo, Venus le pregunta a Júpiter, angustiada, cuándo cesarán las tragedias para el pueblo troyano, “Sin embargo, de la renovada sangre de Teucro (rey troyano), prometiste que un día, andando los años, nacería el pueblo rey destinado a someter y señorear tierras y mares con perfecto imperio. ¿Cómo es, padre, que has cambiado de propósito?” Es entonces cuando, para tranquilizarla, Júpiter le revela a su hija lo que va a ocurrir, y le cuenta que será Eneas quien comenzará el camino hacia la creación de Roma.
Ya establecidos los troyanos, Eneas decide ir en persona a conocer los nuevos lugares, dejando las naves escondidas en los bosques. En el camino se encuentra a su madre Venus, en forma de doncella, quien le revela que se encuentran en las tierras de la reina Dido, a los alrededores de la ciudad de Cartago. También le cuenta la historia de la reina, que antes vivía en la ciudad de Tiro, gobernada por su hermano Pigmalión. Su padre la había unido en matrimonio con Siqueo, el más rico señor de las tierras, hombre que ella amaba con locura. Pero el odio entre su hermano y su esposo era creciente y un día Pigmalión sorprendió a Siqueo y lo asesinó. Por largo tiempo estuvo encubierto el crimen, el rey lo tapó inventando mil pretextos. Pero un día Siqueo se le apareció a Dido en sus sueños y le reveló el tenebroso misterio del crimen familiar, ordenándole que huyera e indicándole los escondites de sus más preciados tesoros. Entonces ella tomó las riquezas, juntó compañeros y se lanzó al océano sin un rumbo fijo, hasta que llegó a aquellas tierras y compró una porción de terreno, donde luego se alzaría la nueva ciudad.
Luego de contarle la historia, Venus le revela a Eneas que la otra mitad de su flota, aquella que todos habían dado por muerta, había llegado a un puerto seguro y estaba en perfectas condiciones. Le dice también que siga, que ingrese a la ciudad y conozca a la reina. La diosa se vuelve entonces para irse y Eneas reconoce a su madre tras el disfraz de doncella. Se enoja y le pregunta gritando:” ¿porqué es que siempre te presentas con falsas imágenes, disfraces, y no puedes acercarte a tu hijo y hablar con él sin engañosas apariencias?” Entonces la diosa se retira, no sin antes cubrir a su hijo y a sus acompañantes con una impenetrable nube, para que nadie pudiera verlos, ni tocarlos, ni retardar su marcha.
Ellos siguieron su camino por un sendero que conducía a la nueva ciudad. Una vez allí los sorprendió ver a los integrantes de su flota: Antheo, Sergesto, Cloanto y a otros varios troyanos, quienes habían creído muertos. Se estremecieron de la alegría mientras veían como se acercaban a Dido y le pedían hospitalidad, recursos y ayuda. Escucharon, invisibles, como la reina con amabilidad aceptaba los pedidos y se decidieron a salir de la nube invisible. Entonces Eneas se dirige a Dido expresándole su gratitud por la ayuda provista y estrecha la mano de sus compañeros. Y ese día se celebró el más grandioso festín, en los templos se celebraban sacrificios a los dioses y la reina no paraba de enviar comida y vino a los compañeros de Eneas que se habían quedado en la playa. Mientras tanto el héroe manda a su compañero Acates a que le avise a su hijo lo ocurrido y lo traiga a la ciudad. Además mando a traer unos presentes, un cetro, un collar de perlas, una doble corona de gemas…. Todos rescatados de las llamas del incendio de Troya.
Entre tanto, Venus ideó un nuevo plan: Cupido se haría pasar por Ascanio, le ofrecería los presentes a la reina y, trastornando su mente, Dido se enamoraría de Eneas. Temía Venus por su hijo, temía la posible traición de los tirios, pero más temía a Juno. Entonces acudió a su hijo Cupido y le dijo: “Bien sabes cómo Eneas, tu hermano, es perseguido por el odio de la Juno cruel. Ahora la fenicia Dido lo hospeda en su palacio y lo entretiene con palabras halagadoras, pero nada bueno espero de una hospitalidad que favorece a Juno. Yo intento entonces adueñarme hábilmente de la reina, y quiero inflamar su corazón de tal modo que ame a Eneas con pasión irresistible. Por mandato de su padre, Ascanio se dispone a ir a la ciudad portador de los más increíbles presentes para la reina. Yo le infundiré un sueño profundo y lo ocultaré en los montes para que no frustre mis planes. Tú, solo por una noche, toma su apariencia y cuando, estrechándote en sus brazos, te cubra con sus suaves afectos, inspira en su corazón el ardor secreto y hazla enloquecer con tu veneno”
El plan de Venus se llevó a cabo: ella escondió a su nieto en los montes mientras Cupido en la forma de Ascanio asistió al banquete esa noche, y cuando la reina lo estrechó fuertemente contra su pecho, el Amor comenzó a desvanecer la figura de Siqueo en la reina e implantó la del noble Eneas.
Esa noche Dido hacía esfuerzos por prolongar la velada interrogando a Eneas, y bebía caudales de amor. Finalmente lo invita a contar la historia de su travesía.
Libro II
Eneas cuenta que los griegos construyen un caballo de madera, por persuasión de la divina Palas, y lo llenas de guerreros armados. Cerca de Troya se encontraba una isla, Ténedos. Allí se ocultaron el resto de los griegos, mientras los troyanos creían que se habían dirigido a Micenas. Es entonces cuando el pueblo sale de la ciudad y se encuentra con el caballo de madera. Algunos proponen llevarlo adentro de los muros, otros, arrojar al río el artificio, don sospechoso de los griegos. De pronto llega corriendo el gran Laocoonte, tratando de hacer entrar al pueblo en razón:” ¿Creen que se han retirado los enemigos? ¿Todavía no conocen a Ulises? O dentro de este caballo hay griegos escondidos o esta es una máquina creada para destruir nuestros hogares y muros.” Y entonces disparó con su lanza al redondeado vientre de la mole, que vibró y de su interior surgieron prolongaos quejidos, que por supuesto nadie oyó.
Llegaron unos pastores gritando, traían ante el rey, atadas sus manos a la espalda, un joven desconocido. Éste había sido enviado por los griegos, y su misión era ser atrapado y abrirles a los vencedores las puertas de Troya. Pero el rey troyano desconocía la empresa planeada por sus opositores, y le exige al prisionero que le diga su linaje y sus intenciones. Éste cuenta una historia en la que Ulises traiciona a un amigo cercano de él, condenándolo a lapidación, y como luego lo persigue a él mismo para acusarlo y condenarlo también. Un día, un oráculo designa la necesidad de un sacrificio griego y Ulises designa a este joven, Sinón, al sacrificio. Pero Sinón se escapa y salva su vida. “Y ahora, ya no hay para mí esperanza alguna de volver a ver mi patria, ni a mis tiernos hijos, ni a mi padre amado…. Por eso te suplico que te compadezcas de tantos trabajos y te apiades de un corazón abrumado por tantos sufrimientos inmerecidos” A sus lágrimas, en un impulso de profunda compasión, le cedieron
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