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Eneida- Resúmen Cantos I-IV


Enviado por   •  25 de Agosto de 2014  •  5.983 Palabras (24 Páginas)  •  638 Visitas

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La Eneida

Libro I

En esta primera parte la diosa Juno provoca un tifón y lo lanza contra los navegantes troyanos, debido al desprecio que les tiene a éstos. La causa de su accionar es la posible destrucción de Cartago: esta ciudad, grata a Juno, era donde la diosa tenía sus armas y su carro. Sin embargo, las parcas, ejecutoras del destino, habían establecido que la sangre troyana daría héroes que un día arrasarían la ciudad cartaginesa. Temerosa a esto, Juno recuerda los graves resentimientos y causas de su odio hacia el pueblo troyano:1)El menosprecio de su belleza: designado el pastor Paris como juez para asignar la manzana de la discordia a la más bella de las tres diosas que se la disputaban –Juno, Venus y Minerva- el hombre se la adjudicó a la segunda. Esto generó repulsión al linaje del pastor (pueblo troyano) por parte de Juno, quien se encontraba muy enfadada porque no había sido elegida. 2) Las honras tributadas a Ganímides: este pastor troyano enamora a Júpiter, quien lo rapta y lo lleva al Olimpo, donde lo convierte en saboreador de los dioses, cargo que ya ocupaba Hebe, hija de Juno, que fue depuesta, con el consentimiento de la madre, para que Ganímides lo ejerciese.

Decide entonces Juno viajar a Eolia y acudir a Eolo, señor de los vientos, quien tiene bajo su tutela, encadenados, los más rebeldes vientos y las sonoras tempestades. Una vez allí, dice Juno: “una raza enemiga mía navega por el mar toscano, tú, suelta y entusiasma a los vientos, inunda sus naves o dispérsalos y que las olas desparramen sus cadáveres” Le ofrece a cambio una ninfa de increíble belleza, Deyopea, pero Eolo le responde: “A i te toca observar el pedido, a mí, obedecerlo. Todo mi poder, mi cetro, te lo debo a ti. Gracias a ti, se me concede un lugar en los banquetes de los dioses, gracias a ti vientos y tempestades están bajo mi mando” Entonces Eolo golpeó con la punta de su cetro un monte hueco y al unísono, el euro, el noto y el ábrego cayeron con agitación sobre el mar.

Mientras tanto la tormenta generaba desgracias sobre la flota de Eneas. Varios barcos son sucumbidos por la tempestad, con tripulación incluida. Hasta que Neptuno advierte el mar agitado, y se enfada al notar que alguien había planeado tempestad en sus dominios. Llamó así a los tres vientos, el euro, el noto y el ábrego y los reprendió, culpándolos de desacato. Entonces el mar se calmó y el mismo Neptuno, junto con su hijo Tritón y la ninfa Cimothoe desencalló las naves y calmó las olas. Lo que quedaba de la flota se apresuró a tocar tierra y después de un rato divisaron el puerto de Cartago, donde desembarcaron y encendieron un fuego. Mientras tanto, el héroe logró derribar tres ciervos a flechazos que sirvieron de festín junto con el vino que les quedaba.

Al mismo tiempo, en el Olimpo, Venus le pregunta a Júpiter, angustiada, cuándo cesarán las tragedias para el pueblo troyano, “Sin embargo, de la renovada sangre de Teucro (rey troyano), prometiste que un día, andando los años, nacería el pueblo rey destinado a someter y señorear tierras y mares con perfecto imperio. ¿Cómo es, padre, que has cambiado de propósito?” Es entonces cuando, para tranquilizarla, Júpiter le revela a su hija lo que va a ocurrir, y le cuenta que será Eneas quien comenzará el camino hacia la creación de Roma.

Ya establecidos los troyanos, Eneas decide ir en persona a conocer los nuevos lugares, dejando las naves escondidas en los bosques. En el camino se encuentra a su madre Venus, en forma de doncella, quien le revela que se encuentran en las tierras de la reina Dido, a los alrededores de la ciudad de Cartago. También le cuenta la historia de la reina, que antes vivía en la ciudad de Tiro, gobernada por su hermano Pigmalión. Su padre la había unido en matrimonio con Siqueo, el más rico señor de las tierras, hombre que ella amaba con locura. Pero el odio entre su hermano y su esposo era creciente y un día Pigmalión sorprendió a Siqueo y lo asesinó. Por largo tiempo estuvo encubierto el crimen, el rey lo tapó inventando mil pretextos. Pero un día Siqueo se le apareció a Dido en sus sueños y le reveló el tenebroso misterio del crimen familiar, ordenándole que huyera e indicándole los escondites de sus más preciados tesoros. Entonces ella tomó las riquezas, juntó compañeros y se lanzó al océano sin un rumbo fijo, hasta que llegó a aquellas tierras y compró una porción de terreno, donde luego se alzaría la nueva ciudad.

Luego de contarle la historia, Venus le revela a Eneas que la otra mitad de su flota, aquella que todos habían dado por muerta, había llegado a un puerto seguro y estaba en perfectas condiciones. Le dice también que siga, que ingrese a la ciudad y conozca a la reina. La diosa se vuelve entonces para irse y Eneas reconoce a su madre tras el disfraz de doncella. Se enoja y le pregunta gritando:” ¿porqué es que siempre te presentas con falsas imágenes, disfraces, y no puedes acercarte a tu hijo y hablar con él sin engañosas apariencias?” Entonces la diosa se retira, no sin antes cubrir a su hijo y a sus acompañantes con una impenetrable nube, para que nadie pudiera verlos, ni tocarlos, ni retardar su marcha.

Ellos siguieron su camino por un sendero que conducía a la nueva ciudad. Una vez allí los sorprendió ver a los integrantes de su flota: Antheo, Sergesto, Cloanto y a otros varios troyanos, quienes habían creído muertos. Se estremecieron de la alegría mientras veían como se acercaban a Dido y le pedían hospitalidad, recursos y ayuda. Escucharon, invisibles, como la reina con amabilidad aceptaba los pedidos y se decidieron a salir de la nube invisible. Entonces Eneas se dirige a Dido expresándole su gratitud por la ayuda provista y estrecha la mano de sus compañeros. Y ese día se celebró el más grandioso festín, en los templos se celebraban sacrificios a los dioses y la reina no paraba de enviar comida y vino a los compañeros de Eneas que se habían quedado en la playa. Mientras tanto el héroe manda a su compañero Acates a que le avise a su hijo lo ocurrido y lo traiga a la ciudad. Además mando a traer unos presentes, un cetro, un collar de perlas, una doble corona de gemas…. Todos rescatados de las llamas del incendio de Troya.

Entre tanto, Venus ideó un nuevo plan: Cupido se haría pasar por Ascanio, le ofrecería los presentes a la reina y, trastornando su mente, Dido se enamoraría de Eneas. Temía Venus por su hijo, temía la posible traición de los tirios, pero más temía a Juno. Entonces acudió a su hijo Cupido y le dijo: “Bien sabes cómo Eneas, tu hermano, es perseguido por el odio de la Juno cruel. Ahora la fenicia Dido lo hospeda en su palacio y lo entretiene con palabras halagadoras, pero nada bueno espero de una hospitalidad que

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