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Monografia


Enviado por   •  22 de Abril de 2013  •  2.186 Palabras (9 Páginas)  •  326 Visitas

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“Alejandra, Alejandra

debajo estoy yo

Alejandra”

INTRODUCCIÓN

Mediante el presente trabajo propongo una mirada, un recorrido por la obra poética de Alejandra Pizarnik, pensándolo como una búsqueda para descifrar las claves de la subjetividad anclada debajo de un yo, de un cuerpo-palabra que se va disfrazando, unas veces, uniendo al cuerpo físico, otras, para finalmente, desintegrarse cuestionando la referencialidad.

Este cuestionamiento acerca del ser o no ser, nos lleva al silencio que, con un ritmo similar al eterno retorno, hará surgir una escritura que se irá desvaneciendo en las palabras hasta llegar a la muerte. Del mismo modo que las palabras irán despidiendo o exhalando un cuerpo que irá más allá de la escritura. Con los ojos abiertos, un cuerpo que se arroja en soledad silenciada al vacío, que está debajo, que es más que un nombre.

Tomaremos en clave de lectura poemas de La última Inocencia (1956), Las aventuras perdidas (1958), Árbol de Diana (1962), Los trabajos y las noches (1965), Extracción de la piedra de la locura (1964) y, finalmente, El infierno musical (1971).

1- “Vida, aquí estoy.”

Siguiendo a César Aira , el Arte está constituido por dos polos coexistentes, simultáneos y en una dialéctica perenne. Por un lado, el polo del proceso, polo del artista, experimental; por otro lado, el polo del resultado, propio del arte comercial de consumo, polo del espectador o lector. Esta dialéctica se exacerba en el siglo XX, en las Vanguardias y en especial con el movimiento del Surrealismo. Es en esta estela que escribe Alejandra Pizarnik y la escritura automática , hija del movimiento, será la clave del proceso que se anclará en un estado puro invirtiéndolo y teniendo en cuenta la evaluación, el “yo crítico”, al mando, en el resultado. La metáfora autobiográfica, como proyecto de reelaborar el surrealismo, va a hacer estallar ese yo crítico y pondrá un “maniquí del yo” conteniendo en sí el nacimiento del poema y el caos disolutorio.

En Alejandra Pizarnik la palabra va a parir ese yo, e inversamente, ese yo, Alejandra, va a parir la palabra. Comienza el proceso y el resultado ancla en la brevedad, la palabra parirá el poema, se dará la pureza y la calidad:

“la vida juega en la plaza

Con el ser que nunca fui

Y aquí estoy (…)

Vida aquí estoy (…)

Pero quiero saberme viva

Pero no quiero hablar

de la muerte

ni de sus extrañas manos”

“La de los ojos abiertos” será la que ponga en palabras aquellos tópicos que demarcarán el mundo pizarnikiano, siendo uno de ellos la relación entre la historia y el discurso, surge la escritura del yo que pondrá en tela de juicio el mecanismo engañoso de la memoria que trae al presente un pasado nunca certero. Desde ese presente la subjetividad se descarga frente a un futuro aterrador, mortuorio, pero en ese hoy no se habla de la muerte, quiere saberse viva.

“El origen” se parirá con la palabra que vuela, el viento es la palabra poética que puede decir aquello que quiere decir pero en soledad y en silencio, tejiendo la trama, la piel del cuerpo- poema y estableciendo desde el umbral la condición del poeta, la condición de Alejandra:

“Hay que salvar el viento

los pájaros queman el viento

en los cabellos de la mujer solitaria

que regresa de la naturaleza

y teje tormentos.

Hay que salvar al viento.”

En esta parición de la palabra poética el tiempo se anula, provoca el salto y un dejo de optimismo, ahora sí se sabe viva, puede ver el mundo, es decir puede ver la escritura y ser palabra

“He dado el salto de mí al alba

He dejado mi cuerpo junto a la luz

Y he cantado la tristeza de lo que nace”

“Por un minuto de vida breve

única de ojos abiertos

por un minuto de ver

en el cerebro flores pequeñas(…)”

Pizarnik ha comenzado la búsqueda de la palabra y se transforma en desvelo encontrar el lenguaje poético. El camino la llevará a ver la palabra poética en lo profundo de sí misma y en el cuerpo del lenguaje. En Salvación “ahora /la muchacha halla la máscara del infinito/y rompe el muro de la poesía”, encuentra el cuerpo en el poema que sale a la vista pero es oscuridad y no tiene solamente un rostro, se raya la locura. Surgen lentamente los tópicos de la poesía pizarnikiana, el cuerpo del poema llega a ser noche, muerte, locura o lo indefinido: “Algo”

“Noche que te vas

dame la mano

obra de ángel bullente

los días se suicidan

¿por qué?

noche que te vas

buenas noches.”

El saludo a la noche nos señala un acercamiento cada vez mayor a la nocturnidad entendida como la muerte misma. En este contacto primero teme encontrar en la noche lo que busca; hay una imposibilidad del yo. Pero vemos luego que el abrazo a lo desconocido se concreta conformando un “Lazo mortal”:

“Palabras emitidas por un pensamiento a modo de tabla del náufrago(...) El color del mausoleo infantil, el mortuorio color de los detenidos deseos se abrió en la salvaje habitación. El ritmo de los cuerpos ocultaba el vuelo de los cuervos. El ritmo de los cuerpos cavaba un espacio de luz dentro de la luz”

Al estar “Del otro lado” y encontrar en ese lugar donde “están los colmillos blancos” su lugar, el lenguaje ha hecho su aparición desenterrando un mundo y la “palabra dice lo que dice y además más y otra cosa”

2- “Yo restauro, yo reconstruyo, yo ando así rodeada de muerte”

La primera persona en Extracción de la piedra de la locura ya se encuentra en el lado

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