Rebelión En La Granja

Es una novela que hace alusión a los soviéticos, pero bien puede hacer alusión a los mexicanos, a los egipcios, a los chilenos, a los venezolanos, a toda la humanidad. Se descubre entonces una constante en la conducta humana: Si puedo estar arriba de ti, lo voy a estar; si para permanecer arriba de ti tengo que hacer algo que ponga en entredicho mí postura y creencias, lo haré y si hay alguien arriba de mí, lo derrocaré y lo llamaré justicia.

Y no se necesitan ejemplos muy elaborados para decir que la novela de Orwell, más que una novela, es una teoría de comportamiento social. México, que es el ejemplo más plausible para mí, tiene miles de eventos que pueden ser adaptados a esta analogía, ni más ni menos, las elecciones del año 2000. El Partido Acción Nacional toma el papel de los cerdos, queriendo liberar a la granja de la mano opresora del Partido Revolucionario Institucional.

Llenaron al pueblo mexicano de promesas de mejora, porque cuatro patas estaba bien, dos patas con alas estaba bien, pero ser del PRI, o seguir al PRI, ya no estaba bien.

Vimos a un PAN que nos convirtió en animales de granja sometidos, que se metieron a la casa donde habitaba el amo anterior, y usaron sus ropas, durmieron en su cama, se habituaron a sus costumbres, y, peor aún, implementaron las propias.

Puede parecer poco atinado, pero entonces llega la ultra izquierda: Partido Revolucionario Demócrata. El PRD, en el papel de los puercos, quiere vendernos la idea de que los van a liberar del yugo opresor de los humanos del PRI y del PAN, pero, ¿en dónde vemos todos la falla? El PRD no es más que un grupo de cerdos que caminan ya en dos patas.

Y, bueno, eso visto en un macrocosmos, pero, viéndolo desde un punto más particular, la familia es la granja, los padres son los humanos y nosotros mismos somos los cerdos. Nos prometemos que, cuando llegue el momento, no seremos como esos humanos que nos oprimen, nos ponen reglas en la granja, que es la vida misma, y que nos hacen trabajar para construir un molino, quizás nuestro propio futuro. Un día, terminamos el molino, un día somos adultos y nos toca dirigir nuestra propia granja y entonces tenemos hijos. Somos cerdos y nuestros hijos los demás animales. Y un día, nuestros hijos serán cerdos y los hijos de nuestros hijos serán los demás animales. Círculos interminables.

Dentro de la analogía, presenta las distintas personalidades que adoptamos los seres humanos dentro de la sociedad. Los ya mencionados cerdos, adictos al poder, a la dominación, a tener la razón. El caballo que trabaja todo el día, que cree en los cerdos y en el bienestar de la granja. Hay gatos que sólo aparecen cuando hay abundancia y que desaparecen en época de pobreza. Los borregos, que repiten lo que los cerdos dicen, o lo que los humanos dicen, o lo que alguien más dice porque, sí, es más fácil seguir a alguien. Nos exime de la responsabilidad de tener ideas propias.

Y es irresponsable decir que la situación de la granja es culpa

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