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Todo lo sólido se desvanece en el aire. Resumen.


Enviado por   •  9 de Marzo de 2016  •  Resúmenes  •  3.206 Palabras (13 Páginas)  •  1.725 Visitas

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

FACULTAD DE ARTES

ESCUELA DE DISEÑO GRÁFICO

CREAR ES DESTRUIR.

Por: Nicolás Rodríguez Santacoloma.

En la obra “Todo lo sólido se desvanece en el aire” Marshal Berman, el autor, comienza definiendo modernidad como aquellas experiencias que comparten los hombres de hoy. Para afirmar después que estas experiencias amenazan con destruir todo lo que los hombres y el mundo es, quizá haciendo la alusión a que para poder crear es necesario primero la destrucción, ya sea de la religión, la etnia, la política, las clases sociales y demás fronteras, pues, según Berman, para el modernismo estas fronteras no existen.

La modernidad, al no conocer de fronteras, es una herramienta para unir a toda la humanidad, pero también esta es una unidad paradójica en la que el constante cambio puede llegar a obstaculizar la posibilidad de que el ser humano se sostenga por mucho tiempo sobre un terreno sólido y firme. “Todo lo sólido se desvanece en el aire” dijo Marx y hace referencia Berman, quizá para mostrar el punto de que este cambio tiende a ser transitorio pero quizá también a que dicho cambio sea brusco y repentino; sea cual sea el caso, se afirma que la modernidad, que permite que las moléculas se unan lo suficiente como para crear sólidos puede llegar a lograr que estas mismas moléculas se separen y se disipen en el aire sin dejar rastro alguno de lo que un día pudo existir.

La historia de la modernidad puede dividirse en tres fases, en la última que es la que más interesa en este momento, el público moderno se expande en la misma medida que se quiebra y se fragmenta; y es en este proceso en el que la idea de modernidad pierde la capacidad de darle significado a la vida de las personas. De nuevo, se ve que la idea de la destrucción podría ser la calve de un nuevo comienzo, así como sucedió en la primera fase del modernismo, cuando Rousseau afirma que la sociedad europea estaba al borde del abismo y que luego de ello comienza la segunda fase que se abre gracias a las revoluciones francesa y americana.

Posteriormente, Nietzsche asegura que en las eras de la modernidad, la humanidad se encuentra en medio de una gran ausencia y vacío de valores, pero con una gran cantidad de posibilidades ya que, como ya se planteó, el modernismo propone un constante cambio con el cual se acercan muchas más oportunidades. Nietzsche también propone que el hecho de que esta ausencia de valores genera que el modernismo parodie el pasado buscando en él su identidad, pero pone su confianza en que existirá un nuevo hombre (el del mañana) que será capaz de crear nuevos valores sobre los ya destruidos.

Gracias a la falta de identidad que puede generar el hombre moderno, se han perdido capacidades 100% humanas, como el hecho de poder introducirnos en un cuadro y perdernos en él, el hombre ya no es parte del arte de la misma manera en que lo era. Berman afirma que nuestro pensamiento acerca de la modernidad ha llegado a un estancamiento y regresión. Prueba de ello es que el artista del siglo XIX, en comparación al del XX, es crítico y entusiasta en cuanto a la modernidad, mientras el del XX se conforma y acepta la modernidad. Este estancamiento llevó al hombre a ser un simple subordinado de las máquinas. Si lo que se quiere plantear es un postmodernismo la pregunta que queda por hacernos es ¿Es necesario destruir por completo la idea de modernidad para hacerlo, o podemos construir nuevas ideas basadas en las pasadas?

La idea de modernidad, modernismo y modernización implican si o si progreso y cambio, hacen parte inherente de la sociedad que vive en medio de estos fenómenos y es parte esencial del mismo. La paradoja de la modernidad reside en que lo único constante en ella es el cambio. El mejor ejemplo que se podría observar a partir de la obra de Berman es el caso del Fausto de Goethe donde las transformaciones son totalmente evidentes y claras.

El Fausto de Goethe se caracteriza por lo marcadas que pueden llegar a ser las metamorfosis que experimenta a lo largo de, lo que podríamos llamar, su tragedia. Marshal Berman en el primer capítulo de Todo lo sólido se desvanece en el aire; las define como la metamorfosis del soñador, del amante y del desarrollista.

La primera de estas transformaciones, la del soñador, se caracteriza por mostrarnos a un Fausto exhausto, triste con su realidad y al borde del suicidio que se salva gracias a las campanadas de la iglesia. Se podría relacionar esta primera etapa de Fausto con el cambio de la edad media a la modernidad, donde la población del medio evo se encontraba cansada, hastiada y al borde de su destrucción, y es allí, en el límite de su existencia, en que el espíritu de la tierra nos susurra aquella palabra que Nietzsche se encarga de hacer eco: Superhombre. Luego, Mefisto se le presenta al hombre salvado por las campanas y le ofrece la posibilidad de ser todo lo que siempre ha querido: rico, famoso y sin preocupaciones; claramente, el hombre de finales del medio evo acepta el trato que propone el demonio y sabe que el precio es dejar de lado las reflexiones y la filosofía que son lo que casi lo llevan a la muerte: La modernidad ha iniciado.

La segunda etapa de Fausto, la del amante, muestra a un hombre totalmente nuevo, que ha abandonado las razones que casi lo llevan a suicidarse y se encuentra disfrutando los dones que Mefisto le otorgó. Fausto es ahora un hombre encantador, que se preocupa por su imagen, por cómo se ve y cómo lo ven los demás. Y en las vicisitudes del destino conoce a Margarita y establecen una relación amorosa. Se sabe que la intención de Fausto nunca fue la de quemar los pilares que sostienen la vida de la mujer hasta sus cimientos y destruirla, pero su nueva manera de ser lo empujaron a ello. En esta etapa, la modernidad se ve como lo mejor que pudo pasarle al hombre, y en su momento lo fue, pero cuando lo que era el hombre hasta ese momento empezó a destruirse, a demoler aquellas columnas que en el momento le enseñaron serían el sostén de su existencia y que, como en un ciclo infinito, su propia existencia tiene como fin alabar y fortalecer esas bases y mutar completamente fue cuando la siguiente etapa de la misma empezó.

La tercera y última etapa, la del desarrollista, muestra a un hombre que aprovecha los dones que Mefisto le otorgó y pretende reconstruir aquello que en su momento destruyó, se podría decir que las dos etapas anteriores se combinan y crean esta nueva, donde las reflexiones y el conocimiento vuelven a adquirir valor. Sin embargo, no todo es color de rosa para el hombre moderno y sus acciones desarrollistas tienen grandes y desastrosas consecuencias para aquellos que aún no llegan a dicha etapa en su propio modernismo individual. La idea que Fausto tenía de progreso y desarrollo dejó sin hogar a los dos ancianos que, encontrándose en ese punto de su vida en el que no se puede hacer más sino esperar la visita de la Parca, se negaron a ceder sus tierras para permitir la continuación de la obra de Fausto.

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