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Un Mexicano Mas


Enviado por   •  17 de Diciembre de 2013  •  10.291 Palabras (42 Páginas)  •  324 Visitas

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Un Mexicano Más

Antonio Mendoza es la personificación de los adolescentes mexicanos, víctimas del actual proceso educativo que, por contradictorio, destruye en ellos la natural aspiración al bien y a la verdad lanzándolos a las gruesas filas de los que sólo buscan en la vida comer, gozar y mandar. ..

1

NACI hace 16 años. Tengo siete hermanas, tres mayores y cuatro menores que yo. Soy el único hombre.

Mi mamá es católica; pero no es de las que viven en la iglesia y le besan la mano al cura. No. Es católica, pero atiende muy bien su casa.

A mi papá le tengo confianza. Él nunca me dice frases cursis. Me trata como amigo, aunque a veces me prohíbe ir a algún lado o juntarme con muchachos que consideran convenientes.

Recuerdo que una vez lo desobedecí y me pegó. Lloré mucho, no por los golpes, sino de sentimiento, pues todavía creo que sólo lo hizo para desahogar un coraje que había hecho en la oficina. Sabía que no era necesario pegarme, pues yo entiendo las cosas cuando me las dicen por la buena, como amigos. A la mala, no es lo mismo. Por ejemplo, mi mamá dice que vaya a misa. -¿Por qué, si no es domingo? -Es Corpus Christi...

-y qué que sea eso; yo no quiero ir.

Entonces va por una reata que siempre tiene en la cocina para estos casos y claro! yo salgo corriendo a la iglesia; pero ni oigo la misa ni me interesa. Sólo estoy allí para evitar que me pague. Esta costumbre de ir a misa no la comprendo.

-Si no me gusta, ¿a qué voy? -Mira, esa es la religión de mis padres y yo debo respetarla y cumplir lo que me ordena. Tú también porque eres mi hijo. .. Eso me parece ridículo:

-Si mi abuelo creía que los ciruelos daban naranjas, yo también debo creerlo porque soy su nieto. ..

Mi mamá dice que debo amar a Dios.

Casi siempre, durante la comida, me regaña porque no demuestro amor a quien es Rey de Reyes, según ella.

La mera verdad, yo no lo amo. .. Le tengo miedo. ..

La culpa de esto la tiene ella y el cura: me enseñaron a recitar de memoria los diez mandamientos.

-EI que no los cumpla se va al infierno, -¿Qué significa fornicarás?

-Tú apréndetelos y basta. No quieras entender cosas que no puedes ni debes.

Así, si desobedecía, si me peleaba, si me negaba a ir a misa, si no me confesaba, si no estudiaba: -Te va a castigar Dios. Te vas a condenar. En las noches me obligaba a rezar:

-Si no lo haces, viene el diablo por ti.

Yo temblaba de pies a cabeza y rezaba más que Doña Tochi, la comadre del cura.

A Dios le tengo miedo, le tengo terror. ¿Cómo lo puedo querer?

Sinceramente, si los domingos voy a misa, si a veces me confieso, es para que no me castigue ni Él ni mi mamá.

2

EN LA escuela aprendí a leer. ..Quiero decir con puntos y comas.

Algunos ni eso aprendieron.

Decían que yo tenía buena memoria y, creo que sí, pues no me costaba trabajo aprenderlas definiciones.

Cuando el maestro preguntaba: -¿Qué es biología?

Yo contestaba de corrido:

-Biología es la ciencia que. Estudia los fenómenos que acaecen en los seres vivos.

Mis rápidas respuestas siempre entusiasmaban al maestro y causaban la admiración de mis compañeros.

Yo no sabía qué era fenómenos, ni qué significaba acaecer.

Nunca me preocupé por preguntarlo. El maestro no se preocupaba por decirlo. Entender no era necesario. Lo importante era contestar, como en el catecismo.

Los maestros eran enérgicos. Por cualquier cosa nos castigaban. En el pueblo decían que era la escuela con mejor disciplina. Por eso los papás la preferían. Allí sí educan.

-Esa escuela vale oro, -Allí hasta mis hijos obedecen. Para nosotros era el infierno.

Si alguien, por descuido, tiraba el lápiz: -Baboso, parece que no tienes manos. Si alguien no sabía la lección: -Ven acá, híncate. -Holgazán. ¿Así respondes a los sacrificios de tus padres? ¿Así pagas a la Patria, el interés que tiene en ti? Malagradecido. Comes tres veces al día, ¿eso no te basta? Aún tienes la desvergüenza de venir a calentar la butaca...

Por eso había disciplina.

Por eso la escogió mi mamá.

En los desfiles éramos los mejores.

A nuestro paso el público lanzaba vivas y aplausos.

Los maestros se pavoneaban y agradecían con sonrisas las felicitaciones.

Alguien lamentaba:

-Pedrito no pudo entrar a esta escuela. Ya no había cupo, Alguien más: -Cómo me duele no tener hijos. Si los tuviera, qué orgullosa me sentiría al verlos con ese uniforme.

Nosotros:

-Al diablo la escuela y al diablo el uniforme. Yo envidiaba a los albañiles, a los panaderos, a los cargadores.

Ellos no estudiaban. -¿Quieres ser burro toda la vida? -Sí, mamá.

-¿Quieres que todos se rían de ti cuando seas grande?

-Sí, mamá,

-Pues quieras o no quieras has de estudiar, porque yo no debo tener hijos tontos.

-Cámbiame de escuela.

-Mientras yo viva, tú estarás en esa. Es la única que puede hacerte bueno.

Allí estudié seis años. Seis años de penas. Seis años de rencor y odio.

3

CUANDO entré a la secundaria algo cambió en mí. Me sentí liberado. Como si de pronto hubiera adquirido la facultad de pensar, de actuar. Dejé de ser objeto. Me convertí en persona. Mi madre se quejaba:

-Te vas a descomponer. Sin la vigilancia y autoridad de tus antiguos maestros, abandonarás el camino recto.

Yo me alegraba.

...

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