Usted decide
Cristian MachucaTesis4 de Abril de 2020
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Usted decide
Versión corregida, última modificación: 21/02/2020
El poder que tiene Usted por el hecho de ser Usted
Esteban Rey
Usted puede alterar lo inalterable, puede romper lo irrompible, puede alcanzar lo inalcanzable, puede parar lo imparable… siempre y cuando esté dispuesto a aceptar las consecuencias.
nota del autor
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El autor retiene cuantos derechos intelectuales sobre este libro y su contenido le correspondan con todo el bla-bla-bla legal que esto implica… y puedo demostrar que el autor soy yo porque soy el único que conoce el significado del párrafo que sigue (y las claves de desencriptación correspondientes):
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0: Oro y dólares.
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El Mercurio es un metal pesado de color plateado que forma con gran facilidad aleaciones con otros metales, excepto con el Hierro. Su símbolo químico es Hg (del griego hidrargyros, "plata líquida"), su número atómico [1] es 80 y, como todos los metales pesados, es muy tóxico en cualquiera de sus formas. Una de sus características más notables es su temperatura de fusión, -39°, que lo convierte en el único metal que permanece en estado líquido a temperatura ambiente. También notable, aunque menos conocido, es que un átomo de Mercurio se transforma en un átomo de Oro si le quitamos un protón y la cantidad adecuada de neutrones. No es magia, es física nuclear.
Seguro que la idea de obtener Oro partiendo del mucho más barato Mercurio resulta atractiva, pero ni existe ni ha existido una Piedra Filosofal que permita tratar los protones y neutrones como si fuesen canicas; añadirlos o quitarlos del núcleo atómico tiene efectos secundarios poco agradables como radiaciones letales o fisiones espontáneas. Otra manera de conseguir Oro sin tener que extraerlo de las minas sería replicar las condiciones naturales de su formación; si el truco sirve para los diamantes artificiales, ¿por qué no habría de funcionar con el Oro? Un diamante se fabrica sometiendo una muestra de grafito a grandes presiones y temperaturas, del orden de 5 GPa y 1500°, que aún siendo grandes resultan ridículas si las comparamos con la presión y temperatura necesarias para formar Oro; tanto el grafito como el diamante ya son Carbono y sólo estamos reordenando sus átomos, pero la formación del Oro implica reacciones nucleares de un tipo que sólo se da durante el colapso del núcleo de una estrella: una explosión supernova. Lo que Usted lleva en el dedo, o colgando del cuello, o en sus orejas, o en su boca, en algún momento ha estado en el núcleo de una estrella en explosión [2].
(BIEOOYRZ – 11002102)
A diferencia del Mercurio, el Oro apenas se combina con otros elementos y compuestos (por ejemplo, no se oxida) así que es habitual encontrarlo en estado puro formando pequeñas pepitas o finas vetas que atraviesan rocas mucho más aburridas, a veces a gran profundidad bajo el suelo. Pero tratándose de Oro la profundidad jamás ha sido un problema, se cava tan hondo como sea necesario. Desde que la Humanidad tiene memoria, y en casi todas las culturas del inventario, el Oro ha sido y es el principal símbolo de estatus,
riqueza y ostentación, y ni que decir tiene que se ha empleado extensamente no sólo como moneda sino como patrón de referencia para monedas acuñadas con metales inferiores como el Cobre [3]. La idea subyacente es sencilla: "Tantas monedas de Cobre equivalen a una moneda de Oro, y el Oro me lo guardo en lugar seguro". Para que este arreglo funcione se tiene que alcanzar un consenso entre las partes implicadas, además de existir una mínima confianza mutua. Supongamos que hemos llegado al acuerdo de que por cada gramo de Oro en mis arcas se pueden acuñar cien monedas de cobre [4]. Cada una de mis monedas de cobre valdrá una centésima parte de un gramo de oro. Pero si en vez de cien monedas de cobre se me ocurre acuñar doscientas, el valor nominal de mi moneda de Cobre seguirá siendo un céntimo y su valor real será de medio céntimo. Pero lo importante es que el valor del Oro de mis arcas no cambiará, que por algo es Oro. Esta estrategia monetaria ya era empleada por los Romanos, que conocían muy bien los conceptos de "inflación", "devaluación" y "deuda externa".
Dicho sea de paso, los Romanos también conocían y empleaban los pagarés: documentos firmados y autentificados por los cuales una persona se comprometía a entregar a otra una determinada cantidad de dinero, bienes o servicios. El documento podía ser empleado por su poseedor como si fuese dinero contante y sonante en tanto la reputación del pagador fuese buena, lo que implica que era posible emplear papel, papiro o cualquier otra representación simbólica válida en vez de Oro. Estos pagarés son los precursores de los cheques y los billetes de banco, que en realidad son pagarés respaldados por un Gobierno.
En la actualidad todas las monedas en circulación son fracciones de la moneda principal (un céntimo es la centésima parte de un euro) y la moneda principal (el euro) se supone respaldada por una cantidad equivalente de Oro que se encuentra bien protegida en alguna parte. En los países en los que no es así, la moneda local apenas tiene valor y de facto se suele emplear otra que sí lo tenga, como el euro o el dólar estadounidense. Sea como fuere, si circula más moneda que Oro hay en la caja de seguridad, el valor de la moneda cae porque el valor de referencia es el del Oro. Esto impide que una nación haga tanto dinero como quiera porque, de ser así, se enfrentaría a un gravísimo problema económico.
(NTROIBAU : 79194898)
No hay forma de saberlo con precisión, pero se calcula que en todo el planeta Tierra hay alrededor de ciento sesenta y cinco mil
toneladas de Oro [5] que, juntas, formarían un dado de unos veinte metros y medio de arista. Este dado contendría el Oro de los bancos y las reservas gubernamentales, el que pueda llevar Usted encima, el que ha visto en los escaparates, el que se emplea en algunos componentes de los sistemas informáticos, el que aún no ha sido extraído de las minas y el que aún no ha sido encontrado. Suponiendo que se paga a precio de mercado (unos 24 €/g en el momento de escribir estas líneas) este dado dorado valdría unos €3.960.000.000.000 (tres billones novecientos sesenta mil millones de euros). Si el cambio del dólar fuese el de hoy ($1 = €1'4185) todo el Oro del planeta Tierra valdría $5.617.260.000.000, un poco más de cinco billones y medio de dólares.
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