El cine es literatura escrita con imágenes

El cine es literatura escrita con imágenes

Desde el principio, el cine (1) se ha apoyado en la literatura para desarrollar argumentos (2) . Quizá haya más películas que provengan de la adaptación de obras literarias que las que no lo sean. Esto se debe a que tanto la literatura como el cine son medios narrativos. Al igual que en las novelas, en el cine estamos acostumbrados a ver y a oír historias: una continuidad narrativa con un principio, un desa¬rrollo, un clímax y un desenlace. Pensemos en algunos ejemplos de éxito: Harry Potter, El señor de los anillos, El Padrino (3) , Los santos inocentes, La lengua de las mariposas, King Kong, La guerra de los mundos, Drácula, El nombre de la Rosa, Lolita, Madame Bovary, etc. La literatura es una fuente de inspiración de gran importancia para el cine (4) . Pero no se puede olvidar que tienen dos maneras distintas de contar historias; cada uno con sus propios medios expresivos. La literatura se expresa por medio del lenguaje verbal. La adaptación al cine de una obra literaria no es una escenificación o ilustración de un relato escrito, sino una traducción a otro medio, con lenguaje cinematográfico (5) .

El cine se diferencia claramente de la novela y del teatro, aunque en ocasiones hayan sido comparados y, de hecho, tengan elementos comunes (6) . Elementos tan importantes como el movimiento de la cámara, el encuadre, la luz, el color, la edición, los sonidos, los efectos especiales, etc., son formas expresivas propias del cine (7) . El espectador ve una obra teatral siempre desde el mismo punto: la butaca de la sala; con los actores a la misma distancia durante toda la representación y con una escenografía de tres o cuatro espacios representados, que pueden llegar a ser simbólicos; y el espectador sigue la historia a partir de las palabras dichas por los actores y se interpretan, sobre todo, por la forma expresiva que adoptan. En el cine las palabras tienen un valor más limitado. Sólo ha de decirse aquello que no puede representarse de otra manera. Otros elementos como los juegos de planos, el ángulo de la mirada, la composición de la imagen, etc., nos guían para ver lo descriptivo, lo narrativo y lo expresivo del relato. Una película que adopta al pie de la letra las palabras escritas en un libro difícilmente consigue una buena adaptación, porque es necesario trasladar lo literario a su propio lenguaje audiovisual.

Al leer una novela, como lectores hacemos una película personalizada de la historia. La convertimos en imágenes con nuestra facultad imaginativa. Por ello, al verla materializada en película, realizada por un equipo de personas, puede chocarnos, estimularnos o defraudarnos. ¿Responde el actor Javier Bardem al protagonista ideado por nosotros al leer la obra de Gabriel García Márquez en El amor en los tiempos del cólera? ¿Es Daniel Radcliffe el Harry Potter imaginado por J.K. Rowling? El cine se alimenta de literatura, pero ¿hasta qué punto se respetan o se contrarían las dos disciplinas?

Interesa educar la mirada, de la misma manera que es imprescindible saber leer para entrar en el interior de la composición alfabética de forma comprensiva e interpretativa; y es interesante poder leer comparativamente, con la misma autoridad que lo ha hecho el equipo que ha producido la película, para evaluar su resultado en cuanto a la forma de representar lo que había escrito un autor literario y respecto al contenido que se ha querido reproducir. No menoscabemos la capacidad de lectura de literatura escrita

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