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Seminario


Enviado por   •  12 de Junio de 2012  •  1.743 Palabras (7 Páginas)  •  407 Visitas

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CAPITULO VII

La formación del hombre se hace muy fácilmente en la primera edad, y no puede hacerse sino en ésta.

• Se deduce claramente de lo dicho que la condición del hombre y la de la planta son semejantes. De igual modo el hombre se desarrolla por si mismo en su figura humana.

• La incertidumbre de la vida presente de la que sólo sabemos de un modo cierto que hemos de salir, pero el dónde y cuándo es desconocido.

• Pero aunque no sea inminente la muerte y se esté seguro de una vida larguísima, sin embargo debe, naturalmente empezarse la formación, puesto que la vida ha de pasarse no aprendiendo, sino operando.

• Los hombres deben reservar sus sentidos para la contemplación de las cosas, lo cuál tiene mucho que conocer, experimentar y seguir.

• La condición de todo lo nacido es que mientras está tierno fácilmente se dobla y conforma; si se endurece resiste el intento.

• Evidentemente se obtienen todas estas cosas de igual modo en el hombre mismo, suyo cerebro está húmedo y blando en la edad pueril.

• Para que el hombre pudiese formarse para la humanidad le otorgo Dios los años de la juventud, en la que inhábil para otras cosas fuera tan sólo apto para su formación.

• Las primeras impresiones de tal manera se fijan que casi es un milagro que puedan modificarse y es convenientísimo dirigirlas desde la primera edad hacia las verdaderas normas de la sabiduría.

• Es asunto en extremo peligroso no imbuir en el hombre los sanos preceptos de la vida desde la misma cuna.

• El mundo esta lleno de enormidades; para resistir a las cuales no bastan ni los magistrados políticos ni los de la iglesia en tanto no se dediquen serios trabajos a cegar los primeros manantiales del mal.

CAPITULO VIII

Es preciso formar a la juventud conjuntamente en escuelas.

• Demostrando que las plantas del paraíso de la juventud cristiana, no pueden desarrollarse de modo selvático, sino que necesitan cuidados.

• Dios testifica que esto era costumbre de Abraham diciendo: le conocí en que en que educaba a sus hijos y a su familia tras sí, para observar el camino a Jehová ejerciendo la justicia y el derecho.

• Como son raros siendo tan múltiples los hombres como los asuntos humanos, aquellos que o sepan o puedan o estén sin ocupaciones para entregarse a la enseñanza de los suyos.

• Josefo afirma que después del diluvio el patriarca abrió la primera escuela, que después fue llamada Hebrea.

• En el pueblo de Israel por mandato divino se creaban escuelas llamadas sinagogas, donde los levitas enseñaban la ley.

• La historia nos refiere que Carlo Magno así que sometía gentes paganas, ordenaba a los obispos y doctores la creación de templos y escuelas.

• Es muy útil la reducción del trabajo cuando cada uno hace una sola cosa sin distraerse en otras; y de este modo cada cual puede servir a muchos y muchos a cada uno.

• Y aunque no faltaran padres que puedan dedicarse completamente a la enseñanza de sus hijos es mucho mejor que se eduque la juventud reunida.

• La naturaleza nos ofrece admirable ejemplar al hacer que se produzcan en cada sitio las cosas que deben existir abundantemente.

• Así como es indispensable la piscina para los peces y el vivero para los arboles así las escuelas son precisas para la juventud.

CAPITULO IX

Se debe reunir en las escuelas a toda la juventud de uno y otro sexo.

• Todos los que han nacido hombres lo fueron con el mismo fin principal a saber para que sean hombres.

• Todos por lo tanto han de ser preparados de tal modo que instruidos sabiamente las letras la virtud y la religión pueden atravesar últimamente esta vida presente y estar dignamente dispuestos para la futura.

• No es obstáculo que algunos parezcan por naturaleza idiotas y estúpidos. Porque esto mismo es lo que hace mas recomendable y urgente esta cultura general de los espíritus.

• Unos durante su infancia tienen gran desarrollo de cuerpo y mas tarde enferman y adelgazan otros por el contrario arrastran su cuerpecito juvenil, enfermizo y después sanan y se manifiestan con prosperidad.

• No existe ninguna razón por la que el sexo femenino deba ser excluido en absoluto de los estudios científicos.

• Sin embargo no se le ha de llenar e un fárrago de libros, sino que en los que al mismo tiempo que adquieran el verdadero conocimiento de Dios y de sus obras.

• No haya jamás en mi casa mujer que sepa más de lo conveniente a una mujer pues ella tiene mayor astucia que los eruditos chipriotas.

CAPITULO X

La enseñanza en las escuelas debe ser universal.

• En las escuelas hay que enseñar todo a todos. No ha de entenderse con esto que juzguemos necesario que todos tengan conocimientos de todas las ciencias y artes.

• Desde luego y sin excepción hay que tender a que las escuelas y después toda la vida gracias a ellas: se instruyen los entendimientos en las artes y las ciencias, se cultiven los idiomas, se formen las costumbres con suma honestidad, se adore sinceramente a Dios.

• Sabiamente habló el que dijo que las escuelas eran talleres de la humanidad, laborando para que los hombres se hagan verdaderamente hombres.

• Si nos examinamos nosotros mismos, deduciremos igualmente que a todos competen del mismo modo la erudición las costumbres y la piedad bien estudiemos la esencia de nuestra alma o bien indaguemos el fin de nuestra creación.

• La

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