Caso Inverlink
rhboop2 de Diciembre de 2012
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CASO INVERLINK
Introducción.
A comienzos del 2003 el país se entera que un alto directivo del Grupo Inverlink estaba acusado de participar en una situación de sustracción de información privilegiada al Banco Central en complicidad con una secretaria del organismo.
Tras las investigaciones posteriores se supo que esto sólo era una arista, ya que se sucedieron escándalos tras escándalos, generando consecuencias que hasta hoy no terminan, entre las que cabe destacar el daño a la confianza de varias instituciones, la pérdida de capital por parte del Fisco, pérdidas para clientes e inversionistas que operaron con el grupo y en especial un daño al funcionamiento eficiente y competitivo del mercado.
Previo al estallido del escándalo, el grupo Inverlink apareció ante el público como un conglomerado financiero de exitoso desempeño y con una intensa actividad de adquisiciones de empresas del ámbito regulado y no regulado. Sin embargo, bajo la superficie se escondió otra realidad. Se supo que la sustracción de información privilegiada ocurrió bastante tiempo antes de aparecer a la luz pública, que existió una financiera informal operando al lado de la corredora, que hubo algunos operadores de mesa de dinero empleados de algunas instituciones bancarias y entidades públicas supuestamente pagados por Inverlink. A pesar de existir una realidad en que se movieron ingentes cantidades de recursos, esta situación se mantuvo escondida por algún tiempo, sin que aparentemente hubiera o se dieran a conocer antecedentes que siquiera hicieran sospechar la existencia de una trama de proporciones.
Inicios.
Para conocer la génesis de Inverlink es ineludible hablar de uno de sus fundadores, Eduardo Monasterio Lara.
Monasterio trabajó durante 20 años para el Chase Manhattan Bank, llegando a convertirse en vicepresidente de la filial Argentina. Siendo joven parte a los EEUU y aprovecha la oportunidad de ingresar al Chase, uno de los bancos más grandes de aquel país. Tras años de mucho esfuerzo y sacrificio, logra ascender a operador de la mesa de dinero en Wall Street.
Tras su exitoso paso por Nueva York, a mediados de los ’80, el Chase Manhattan lo destina a Chile. Tras un año de estar en la mesa del Chase en Santiago, Monasterio se hizo famoso. No sólo por el giro que dio a las operaciones, sino por los resultados económicos de su gestión. El banco lo premió entonces con un nuevo ascenso: partiría a Buenos Aires como tesorero y con el grado de vicepresidente.
Pero al darse cuenta que no podía seguir ascendiendo en el Banco Chase, decide en 1991 volver a Chile y tomar contacto con Ignacio Wulf (familiar cercano de su mujer), quien venía saliendo del grupo Comandari. Juntos tuvieron la idea de formar una agencia de valores, que sería la génesis de Inverlink. Con un poco más de 300 mil dólares formaron una agencia de valores. En un principio era presidida por Wulf, siendo uno de sus principales directores Enzo Bertinelli Villagra, quien trabajó junto a Monasterio en el Chase.
A la hora de explicar cómo eligen a sus colaboradores, Monasterio y Wulf responden: “buscamos personas que han sacado de su vocabulario el ‘no se puede”. Aquí hay otra característica de Monasterio: su particular capacidad para formar equipos con una fidelidad a toda prueba. Acostumbra a rodearse de conocidos, generalmente no escoge a sus colaboradores por las capacidades que mostraban en el mercado. Es así, como la mayoría de las personas que los rodean fueron colegas del Chase.
En sus orígenes la agencia se dedica a negociar instrumentos de renta fija, principalmente con personas naturales que poseen capital ahorrado y desean obtener una rentabilidad mayor a la entregada por los bancos o instituciones financieras locales. Además de PYMES que negocian la venta de instrumentos como depósitos a plazo o pagarés con el fin de conseguir recursos frescos para obtener liquidez.
Fue así como la cartera de clientes de la agencia estuvo compuesta principalmente de pequeños y medianos inversionistas atraídos por la adquisición de estos instrumentos, puesto que Inverlink ofrecía al público tasas de interés más altas que las del promedio del sistema financiero, lo que hacía muy atractiva su oferta.
La década de los noventa estuvo marcada por fluctuaciones permanentes en las tasa de interés y en la caída constante de la inflación. Por lo tanto, la agencia apuntó a la colocación de papeles en el mercado y apostó a la rápida valorización de estos. Este tipo de negocios les trajo éxito y consolidación en el mercado de valores.
Era el año 1996 y la corredora Edwards Hearns (la cual poseía una acción de la Bolsa de Comercio) entró en una crisis interna, por lo que Monasterio se contactó con Francisco Edwards Braun (uno de los principales socios) y logró comprar una parte de la corredora, fusionando sus operaciones con Inverlink.
La corredora ofrecía a sus clientes la posibilidad de invertir en instrumentos de renta fija, tales como bonos bancarios, bonos de sociedades anónimas, letras hipotecarias, pagarés y bonos del Banco Central y de la Tesorería General de la República; e instrumentos de intermediación financiera nacionales (IIF), como por ejemplo pagarés descontables y reajustables del Banco Central, (PRBC y PDBC), depósitos a plazo y efectos de comercio. Estos mismos instrumentos, documentos y pactos, eran usados dos o más veces para hacer nuevos pactos, con los que captaban dinero de personas y empresas.
Inverlink siempre tuvo como objetivo codearse con los grandes actores del mercado de valores. Por lo tanto, el hecho más trascendental en la creación de la corredora fue que permitió ampliar su cartera de clientes, logrando acceder a los grandes inversionistas institucionales y privados de nuestro país. Lo cual era remoto de alcanzar con la agencia de valores.
Además la puesta en marcha de la “Corredora de Bolsa Inverlink S.A”, le permitió ampliar las operaciones de una financiera informal que había estado operando a baja escala desde los comienzos del grupo. Estas operaciones financieras, cuyo corazón ahora era la “Corredora de Bolsa Inverlink S.A” que manejaba Bertinelli, fue la base de la llamada “bicicleta milagrosa”, que permitió la época de gloria de este grupo entre los años 1997 a 2002 y que hace catalogar a este grupo empresarial como una ingeniosa maquinaria para generar ingresos. Esta “bicicleta” fue capaz de duplicar e incluso triplicar los flujos normales.
Por otra parte, se incorporó a Francisco Edwards como accionista y director, quien entregó nuevas ideas de negocios, liderando la creación de las empresas tecnológicas como Ultratech e Intralatina, quienes estaban bajo el amparo del grupo Inverlink. Ambas empresas se dedican a la búsqueda de soluciones tecnológicas principalmente para la industria minera en Chile, siendo uno de sus principales clientes CODELCO. A pesar que estas empresas no pertenecen al área financiera, generaban grandes flujos de dinero.
Invirtiendo en las AFP y en la Salud.
Al final de la década de los noventa estalló una crisis global que afectó fuertemente a nuestro país. Para Inverlink fue una verdadera oportunidad, puesto que se dedicó a comprar empresas que fueron afectadas por la crisis económica, en especial de aquellas que administraban los fondos de pensiones en nuestro país.
Según el propio Monasterio fue una época de grandes oportunidades, ya que Inverlink tenía gran liquidez y el valor de estas empresas estaba por el suelo.
El primer paso fue inscribir la marca Inverlink para entregar servicios de factoring y administrar fondos mutuos de inversión y de pensiones.
Esto hecho marco un hito , puesto que el grupo enfocaría sus esfuerzos en captar la mayor cantidad de afiliados del sistema previsional y de inversión para manejar sus fondos.
Fue así como en 1998 adquiere parte de la AFP Magister, comprando el 49% de la empresa en 2,4 millones de dólares. Teniendo en cuenta tamaña inversión, se asocian con inversionistas norteamericanos quienes finalmente se quedan con el 34,5% e Inverlink con el 14,7% de la AFP. Además se compra el 84,59% de la AFP Qualitas que pertenecía al grupo Luksic y al Banco Central Hispano.
Para los expertos una AFP como Magister tenía problemas más bien de experiencia de gestión. Por lo tanto, el cambio de propiedad y de administración produjo un aumento sustantivo de utilidades, sumado los bajos costos de operación, hicieron reflejar de inmediato los buenos resultados.
En el 2000 se adquirió el 51% restante de Magister (pertenecientes al Colegio de Profesores de Chile) y el porcentaje de sus socios norteamericanos. Estos movimientos en total tuvieron un costo de 6 millones de dólares, dineros que se obtuvieron con un crédito a largo plazo.
En noviembre del año 2001, el ya en ese entonces Holding estuvo a punto de adquirir la propiedad de la AFP Plan Vital del empresario Francisco Javier Errázuriz, por un monto de US$22,4 millones.
Además ingresan nuevos socios estratégicos, Álvaro García (ex Ministro Secretario General de la Presidencia) quien se haría cargo del área Seguros y Julio Bustamante (ex
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