El Nuevo Comercio Internacional

“Respondiendo a los desafíos establecidos por los líderes políticos en la Cumbre del

Milenio y asumiendo la urgencia de avanzar hacia un destino común después de los

atentados del 11 de septiembre de 2001, la especie humana recobró finalmente su

energía para asumir la difícil realidad a que se ve enfrentada. En debates

apasionados dentro de las sesiones y en los pasillos, durante las tres grandes

asambleas mundiales, generaron las estrategias, reunieron las herramientas,

y concretaron creativas asociaciones para abordar la tarea común ”.

Esto es lo que me gustaría leer dentro de quince años.

¡Hagámoslo real ahora!

-Kofi Annan-

RUMBO A OTRA REVOLUCION INDUSTRIAL

El siguiente ensayo, trata de responder los siete (7) cuestionamientos planteados por el instructor de la asignatura Logística Reversa y son el resultado de una juiciosa lectura del libro "Capitalismo natural" de Paul Hawken, Amory Lovins y L. Hunter Lovins.

Si se supone que el modelo actual de desarrollo económico no es sostenible, ¿qué nuevo modelo lo podrá reemplazar? La optimista tesis de los autores es que el desarrollo sustentable es compatible con un nivel de vida cada vez mejor para la población del mundo, siempre que el crecimiento se vuelva mucho más eficiente en términos de energía y de recursos. El meollo de su argumento es que el verdadero valor de los recursos naturales de la Tierra debe tomarse en cuenta al calcular el costo del desarrollo económico: si se hace así, afirman, las economías seguirán floreciendo, pero en formas tecnológicamente más eficientes que en el pasado.

Tesis Nº1

Imagine por un momento un mundo donde las ciudades se han vuelto pacíficas y serenas porque allí los automóviles y autobuses son vehículos silenciosos que sólo emiten vapor de agua y que las ahora innecesarias vías rápidas urbanas han sido reemplazadas por parques y prados. La OPEP ha dejado de funcionar porque el precio del petróleo cayó a 5 dólares por barril, pero hay pocos compradores porque hoy se dispone de formas más baratas y mejores de obtener los servicios para los que, en otra época, la gente recurría al hidrocarburo. Los niveles de vida de toda la gente han mejorado en forma decisiva, en especial para los pobres y los habitantes de países en desarrollo. El desempleo involuntario ya no existe y la mayor parte del impuesto sobre la renta se ha suprimido. Las familias, incluso en unidades de viviendas para personas de bajos ingresos, pueden pagar parte de los costos de sus hipotecas mediante la energía que ellas mismas producen; hay pocos rellenos sanitarios activos, o ninguno; la cubierta de bosques está aumentando en todo el mundo; las represas han sido demolidas; los niveles de CO2 en la atmósfera están disminuyendo por primera vez en 2000 años; y el agua residual que sale de las fábricas está más limpia que cuando entró en ellas. Los países industrializados han reducido en 80 por ciento el uso de recursos, mejorando a la vez la calidad de la vida. En medio de esos cambios tecnológicos ha habido también cambios sociales importantes. Las desgastadas redes sociales de los países occidentales han sido reparadas. Con la explosión de empleos que aportan salarios para las familias, la demanda de previsión social ha descendido. Un movimiento sindical progresista y activo ha tomado la delantera y trabaja con empresas, grupos de ecologistas y gobiernos para crear "transiciones justas" a favor de los trabajadores a medida que la sociedad deja de usar carbón, energía nuclear y petróleo. En pueblos y comunidades, las iglesias, las corporaciones y grupos de trabajadores promueven un nuevo contrato social de salario remunerador como la forma menos costosa de garantizar el crecimiento y la preservación del valioso capital social. ¿Es ésta la visión de una utopía? De hecho, los cambios aquí descritos podrían producirse en las próximas décadas como fruto de tendencias económicas y tecnológicas que ya están en marcha.

La nueva Revolución Industrial aborda éstas posibilidades y muchas otras. Trata sobre las posibilidades que surgirán del nacimiento de un nuevo tipo de industrialismo, uno que en su filosofía, sus metas y sus procesos fundamentales difiere del sistema industrial que hoy es la norma. En el próximo siglo, cuando la población humana se duplique y los recursos disponibles por persona caigan en un medio o tres cuartos, se producirá quizá una notable transformación de la industria y el comercio. En virtud de esa transformación, la sociedad podrá crear una economía vital que usará cantidades radicalmente menores de materiales y energía. Esta economía permitirá liberar recursos, reducir los impuestos sobre el ingreso personal, aumentar los gastos per cápita para atender los malestares sociales (reduciendo al mismo tiempo esos males) y empezará a restablecer el deteriorado medio ambiente de la Tierra. Si estos cambios necesarios se realizan en forma correcta, podrán fomentar la eficiencia económica, la conservación ecológica y la equidad social.

La revolución industrial de la cual surgió el capitalismo moderno expandió en gran medida las posibilidades para el desarrollo material de la humanidad y sigue haciéndolo en nuestros días, pero a un precio muy alto. Desde mediados del siglo XVIII se ha destruido una porción mayor del mundo natural que en toda la historia anterior.

Al mismo tiempo que los sistemas industriales han alcanzado la cima del éxito, llegando a ser capaces de concentrar y acumular en altos niveles el capital hecho por el hombre, el capital natural del cual depende la civilización para crear prosperidad económica está declinando con rapidez y el ritmo de esa pérdida es cada día más proporcional a nuestras ganancias en materia de bienestar material. El capital natural incluye todos los recursos tan familiares que utiliza la humanidad: agua, minerales, petróleo, árboles, peces, el suelo, el aire, etc. Pero también abarca los sistemas vivos, que incluyen tierras de pastoreo, sabanas, pantanos, estuarios, océanos, arrecifes de coral, corredores fluviales, tundras y selvas. Éstos se van deteriorando en todo el mundo a un ritmo sin precedente. Dentro de esas comunidades ecológicas encontramos hongos, estanques, mamíferos, humus, anfibios, bacterias, árboles, flagelados, insectos, aves canoras,

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