GESTIÓN FINANCIERA DE LA EMPRESA PARA EL SIGLO XXI
lerfio29Resumen11 de Mayo de 2018
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GESTIÓN FINANCIERA DE LA EMPRESA PARA EL SIGLO XXI
Las finanzas y la dirección financiera de las empresas cambiaran radicalmente en el siglo XXI, especialmente debido a las conexiones existentes entre los asuntos económico-financieros y la crisis global actual.
La gestión financiera debe integrarse con las demás áreas en la gestión global de la organización. Esto conlleva abandonar una visión funcional e independiente de la gestión de la organización para adoptar una nueva estructura de sistemas y procesos que, aunque autónomos, posean grandes y adecuadas dosis de integración, relación y coordinación. Los cambios financieros propuestos en una empresa pueden constituir una oportunidad para innovar y mejorar otras áreas, o la propia organización considerada globalmente. Debe asumirse de manera integrada, además de la responsabilidad financiera y la comercial, la social y la medioambiental.
Otro reto importante que deben asumir los responsables financieros se refiere al principio de relatividad, frente al del carácter absoluto de la experiencia financiera que ha caracterizado a empresas y épocas anteriores. La actual crisis ha puesto en evidencia que tan importante es obtener rentabilidad de los activos como gestionar con acierto los pasivos. Algunos gestores financieros deben abandonar la generalizada creencia de que los activos, además de cuantiosos, deben ser ante todo monetarios líquidos si se prefiere, debido a su inmediata disponibilidad. Otros, también de manera equivocada y opuesta, consideran que en vez de activos líquidos se debe disponer de grandes cantidades de inmovilizado, porque éste puede revalorizarse y aportar imagen y “solidez” financiera a la entidad.
Integrar más aun y de una manera eficaz las finanzas y la contabilidad en la propia gestión empresarial. El cambio debe hacer posible el desarrollo de nuevos procesos, pues no en pocas ocasiones estos documentos son considerados y tratados, casi exclusivamente, como instrumentos de reflejo de la realidad pasada, productos de la contabilidad, olvidando que también constituyen el primer paso hacia el futuro general y financiero de la entidad.
Con el propósito de racionalizar la gestión financiera de la empresa y prevenir las crisis en el futuro, siempre en términos de salud financiera, algunas funciones del área de finanzas podrían subcontratarse externamente a profesionales especializados. Esta propuesta gira en torno a la idea de que los profesionales de la gestión financiera adquieran mayor responsabilidad, así como mayor competencia en la planificación y el control de su área.
La nueva dirección financiera de la empresa conlleva, necesariamente, la optimización y la mayor fluidez de las transacciones a corto plazo, es decir, las que tienen que ver con sus proveedores, clientes y entidades financieras. La propuesta implica una gestión de la cadena de valor financiera como un modo de optimizar el capital circulante, especialmente en lo que se refiere a la gestión de la tesorería, una idea que también se encuentra presente en los trabajos de Iturralde, Maseda y San Jose.
La reingeniería de los procesos asociados a las existencias tiene un impacto financiero en la organización que va más allá del replanteamiento contable derivado de la nueva legislación o de la valoración de los inventarios. La tecnología permite la realización y evaluación de simuladores, proyectos, presupuesto, etc. Al menos en nuestro país aún queda mucho camino por recorrer en cuestiones tales como la interconexión bancaria, la gestión de cobro y pagos a través de internet, el uso de soluciones de intranet integradas.
La nueva gestión de la tesorería también exige clarificar el papel de la propia gestión de la tesorería en la función financiera de la empresa y en la dirección general de esta. Todos los cambios propuestos anteriormente no podrían llevarse
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