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LA RACIONALIDAD EN LA TOMA DE DECISIONES


Enviado por   •  5 de Junio de 2020  •  Documentos de Investigación  •  2.136 Palabras (9 Páginas)  •  695 Visitas

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UNIDAD REGIONAL CULIACÁN

MAESTRÍA EN ADMINISTRACIÓN

TOMA DE DECISIONES EMPRESARIALES

DR. MARTÍN LEÓN SANTIESTEBAN

RESUMEN

LA RACIONALIDAD EN LA TOMA DE DECISIONES

ALUMNA: ANDREA KARINA OBESO VIZCARRA

En el artículo se muestra lo que busca este colectivo, y es que los estudiantes pregunten a los empresarios sobre los motivos, los principios y el proceso que siguen para tomar decisiones, sobre todo en algún caso que les haya generado mayor incertidumbre. Después de realizar la entrevista, que se puede complementar con informes financieros y otros documentos, se hace un proceso interpretativo que consiste en comparar las respuestas del entrevistado con los postulados teóricos sobre toma de decisiones.

Nos dice que el curso de epistemología para la administración se ocupa de las bases para comprender cómo se ha construido el saber administrativo, en qué estado se encuentra en relación con las formas de pensamiento (antiguo, moderno, posmoderno) y qué elementos aporta para el pensamiento complejo, es decir, para ver las relaciones entre los distintos saberes que contribuyen con la administración y cómo problematizar situaciones y conocimientos aparentemente contradictorios; por ejemplo, la ética, la rentabilidad económica, la responsabilidad social, la racionalidad, la cooperación y la competencia, los cuales han sido considerados como excluyentes por las teorías tradicionales, pero que hacen parte de la realidad que enfrenta el administrador

Un administrador toma decisiones con relativa certeza o con probabilidades calculadas, en la medida en que conoce mejor los resultados de sus decisiones, pero la mayoría de las veces hay incertidumbre frente a los riesgos por la imposibilidad de predecir el futuro (March y Simon, 1980, p. 151), porque los cambios se han acelerado tanto que se hace prácticamente imposible predecir en el mediano plazo. La economía y la contabilidad proporcionan teorías y herramientas para tomar decisiones en presencia de determinadas condiciones o variables. Sin embargo, esas condiciones o variables no siempre son visibles y el administrador debe sacarlas a la luz mediante la experiencia o investigaciones, las que pueden ser más o menos complejas.

La racionalidad da cuenta de un orden de significación para nuestros actos, es decir, aquello que explica una actuación, a la manera de unas leyes que dan sentido a los actos. Se trata de establecer las conexiones entre la rentabilidad como premio por asumir riesgos y la necesidad del administrador y del empresario de minimizarlos valiéndose de herramientas de predicción, como estudios de tendencias, proyección de series y todo el potencial de la ciencia puesta por la modernidad como supuesto fundamento de la racionalidad con que se tomarían las decisiones.

Entre las herramientas financieras se destaca la contabilidad, que es necesario entenderla como un recurso de gran valor, dado que sirve de apoyo para la organización sistemática y cronológica de la información pertinente a cada una de las operaciones realizadas al interior de la empresa, con el fin de indagar sobre los recursos propios o ajenos con que cuenta, las obligaciones adquiridas con acreedores o inversionistas y la generación de utilidades y excedentes de efectivo, así como el uso que le da a dicha información para decidir sobre las mejores alternativas de inversión, financiación y distribución de utilidades.

Por lo general, los seres humanos ejecutan acciones motivados por mecanismos de racionalización respecto a las alternativas y factores que determinan las posibilidades de obtener los beneficios esperados; sin embargo, no siempre se sabe cuál será el elegido, todo ello como resultado de las decisiones tomadas y debido al grado de riesgo e incertidumbre que contienen todas ellas, circunstancia que obliga a la administración a adoptar estrategias operacionales y financieras que los lleve a reducir la incertidumbre asociada con las acciones.

La incertidumbre, se refiere a que existe un ambiente de incertidumbre cuando falta el conocimiento seguro y claro respecto del desenlace o consecuencias futuras de alguna acción, situación o elemento patrimonial, lo que puede derivar en riesgo cuando se aprecia la perspectiva de una contingencia con posibilidad de generar pérdidas o la proximidad de un daño. La incertidumbre supone cuantificar hechos mediante estimaciones para reducir riesgos futuros, y aunque su estimación sea difícil no justificará su falta de información (Blanco, 2006, p. 166).

Para el aprovechamiento de las oportunidades por parte de la empresa, se hace necesario captar y mantener la atención de los gerentes e inversionistas en la gestión empresarial; esto se logra mediante la práctica administrativa centrada en principios. Aquí es donde la aplicación de los principios de contabilidad generalmente aceptados se constituye en herramientas de gran utilidad para diseñar y aplicar políticas coherentes para la organización. Entre los principios utilizados por la empresa están el de causación o realización, importancia relativa o materialidad, prudencia o conservadurismo, mantenimiento de patrimonio y el costo o valuación.

El incorporar la incertidumbre de las operaciones de la empresa a la elaboración de los estados financieros, exige que además de mostrarse la información tradicional que siempre ha utilizado la contabilidad, se den a conocer cifras que permitan visualizar la flexibilidad que ha tenido la administración para tomar las decisiones en momentos de expansión, fusión, liquidación, entre otras. Las circunstancias de incertidumbre que rodea a las PYMES, teniendo como aliada la mayor cantidad de información posible sobre el manejo contable de la empresa, es necesaria para que pueda evaluar sus fortalezas y debilidades.  

En el proceso de toma de decisiones, la fase analítica puede hacerse desde los enfoques cualitativo y/o cuantitativo. El primero, está sustentado en el aspecto intuitivo que el agente decisor tiene del problema, recurriendo a su experiencia en la resolución de problemas análogos o de la sencillez del problema que se enfrenta. Sin embargo, si el problema es complejo o el decisor no cuenta con la suficiente experiencia en problemas similares, resulta de gran utilidad el segundo enfoque para tomar la decisión definitiva (Rodríguez, 2000). El dominio de estos dos enfoques y su aplicación de forma complementaria, incrementa las probabilidades de alcanzar decisiones óptimas, habida cuenta que se constituyen en herramientas que minimizan los efectos de la incertidumbre y el riesgo.

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