La Persona Valor Fundamental De Las Organizaciones

Introducción

En la actualidad, en un mundo globalizado se hace necesario contar con ventajas competitivas que permitan estar a la altura de la demanda de servicios de calidad.

Una forma eficiente y eficaz de alcanzar los objetivos que se ha trazado es la adecuada gestión del recurso humano, como eje fundamental que da vida de las organizaciones.

La creciente complejidad del mundo que nos rodea y la rapidez de los procesos organizacionales, exigen un manejo de las situaciones, tanto a nivel individual, como en grupos y equipos de trabajo. El trabajo eficaz en equipos de trabajo se considera como uno de los valores fundamentales de las empresas que producen buenos resultados. De este modo, resulta fácil y frecuente el que una empresa manifieste una tendencia a querer que sus empleados trabajen en equipo, y, más aún, que obtengan un buen desempeño. Sin embargo, esto es bastante difícil, ya que al ser el equipo un punto de encuentro entre las capacidades individuales, muchas veces no se lleva a cabo una adecuada interacción entre las personas que lo componen, generando conflictos y relaciones que terminan socavando el objetivo del equipo, en vez de una sinergia.

Tanto en la literatura como en las empresas mismas, hay una confusión acerca del trabajo en equipo, considerando que si éste tiene buenos resultados, se convierte en un equipo de alto desempeño. Los términos de grupo y equipo parecen estar superpuestos, prestándose cada vez más para errores conceptuales que en la práctica derivarán en intervenciones poco efectivas.

En el presente ensayo trataremos de de identificar la visón del valor de las personas para las organizaciones de alto desempeño.

Pretendemos describir cada concepto, el de la persona, el de la organización y el de organización de alto desempeño para finalmente llegar a que valor tienen las personas en este tipo de organizaciones.

La Persona

VALOR FUNDAMENTAL DE LAS ORGANIZACIONES

La persona es el mayor bien sobre la Tierra, es el ser más valioso del universo. Esta convicción ha dado lugar a innumerables esfuerzos encaminados a crear instituciones de diverso orden, comenzando por las del orden legal, para proteger al ser humano y defenderlo como algo sagrado, como algo que constituye un fin en sí mismo. También ha servido para condenar todas las teorías y prácticas que pretenden manipular a la persona y tratarla como una cosa o como un medio para el logro de determinados intereses.

Sin embargo, hoy por hoy muchos seres humanos siguen siendo tratados como cosas, como meros instrumentos o como herramientas desechables al servicio de diversos intereses económicos, políticos y sociales entre otros. En el caso específico de la actividad empresarial y de los negocios, son hoy conocidos los esfuerzos por humanizar cada vez más el entorno laboral y reconocer el valor de la persona en las organizaciones.

Por otra parte, el que la persona sea el valor «más valioso», el valor «en sí» de la empresa (y de cualquier ámbito de la actividad humana) parece un asunto evidente, incuestionable, indiscutible.

Sin embargo, la realidad dista bastante de la concepción, pues, de hecho, muchos seres humanos siguen siendo tratados como cosas, como meros instrumentos o como herramientas desechables al servicio de diversos intereses económicos, políticos y sociales, entre otros.

Esta contradicción entre teoría y práctica, entre pensar y hacer, es una dualidad que debe ser superada y a ello contribuyen dos acciones: la toma de conciencia sobre la dignidad humana y la promoción del carácter único e inalienable de la persona. Afortunadamente en la actualidad existen organismos supranacionales, instituciones especializadas, movimientos filosóficos

e intelectuales y pensadores independientes que promueven un auténtico humanismo, base fundamental para un cambio a todas luces necesario.

En el caso específico de la actividad empresarial y de los negocios, son hoy también conocidos los esfuerzos por humanizar cada vez más el entorno laboral y reconocer el valor de la persona en las organizaciones. De ahí la insistencia en temas como la responsabilidad social de las empresas, la ética en los negocios, los derechos de los trabajadores, la instauración de un «capitalismo consciente», la lucha por salarios justos y equitativos y una mejor distribución de las ganancias, entre otros.

Rescatar el valor de la persona en la organización es, entonces, un aspecto fundamental e inaplazable, pues, finalmente, son las personas (y no las máquinas) quienes encarnan los valores en las empresas.

En tal sentido, no se debe olvidar que el otro es «mi semejante, todas las cosas son otros y diferentes de mí, sólo el hombre es el otro semejante a mí».

En fin, la empresa es una actividad humana, ideada por humanos y orientada a satisfacer necesidades humanas individuales y sociales.

Si bien uno de sus objetivos principales consiste en la maximización del beneficio, en la obtención de ganancias y en la generación de riqueza, no debe olvidarse que en general el fin no justifica los medios, sobre todo cuando los objetivos son alcanzados «a cualquier precio», atropellando en muchos casos la dignidad humana. La historia está llena de imperios económicos que han sido levantados sobre la sangre de miles de inocentes; muchas riquezas han sido amasadas a costa de la miseria de otros. Una auténtica concepción de empresa es la que pone a la persona en el centro del proceso y hace de ella un fin y no un medio.

Las Organizaciones y las personas

Estudiar las organizaciones en sí, implica una serie de factores asociativos relacionados entre ellos y que tienen una constante interacción. A estos factores asociativos o de tipo asociativos o factores sociales, los hemos denominado

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