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Enviado por   •  11 de Septiembre de 2012  •  11.414 Palabras (46 Páginas)  •  335 Visitas

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FUNDAMENTOS DE ANTROPOLOGÍA

Un ideal de la excelencia humana

RICARDO YEPES STORK

Eunsa

Pamplona, 1996

CAPÍTULO 8.

LA FELICIDAD Y EL SENTIDO DE LA VIDA

8.1 LA FELICIDAD: PLANTEMIENTO

132

La manera más sencilla de definir la felicidad es decir que es aquello a lo

que todos aspiramos, aun sin saberlo, por el mero hecho de vivir. Ocurre

así sencillamente porque «la..felicidad es a las personas lo que la perfección

es a los entes» (Leibniz). Felicidad significa para el hombre plenitud,

perfección. Por eso, toda pretensión humana es «pretensión de felicidad

»401, todo proyecto vital, búsqueda de ella, todo sueño, aspiración a

encontrarla. A fin de esclarecer este complejo y sugestivo tema, adoptaremos

ya desde el principio una doble perspectiva: una exterior y objetiva,

viendo las cosas «desde afuera», y otra más experimental y subjetiva, metiéndonos

dentro de nosotros mismos. Ambas se complementan mutuamente.

Respecto de la primera perspectiva, dijimos más atrás (2.7) que la vida

lograda, felicidad o autorrealización exige la plenitud de desarrollo de

todas las dimensiones humanas, la armonía del alma, y que ésta, considerada

desde afuera, se consigue si hay un fin, un objetivo (skopós) que

unifique los afanes, tendencias y amores de la persona, y que dé unidad y

dirección a su conducta. Los clásicos acostumbraron a decir que la felicidad

es ese fin, el bien último y máximo al que todos aspiramos, y que

todos los demás fines, bienes y valores los elegimos por él402. La felicidad

sería pues, el bien incondicionado, el quie dirige todas nuestras acciones

y colma todos nuestros deseos. Es bien incondicionado no sería, evidentemente,

medio para conseguir ningún otro, pues los contendrían a todos y

alcanzarlo supondría tener una vida lograda. Los clásicos nunca vacilaron

en decir que un bien semejante sólo podía se el Bien Absoluto, es decir,

Dios403 (17.8).

Según esta consideración «objetiva», la felicidad consiste en la posesión

de un conjunto de bienes que significan para el hombre plenitud y perfección.

Es un planteamiento que busca responder a esta pregunta: ¿qué

bienes hacen feliz al hombre? Se trataría de aquellos que constituyen una

vida lograda, una vida plena, o, como decían los clásicos, una vida

buena (8.2).

Sin embargo, para hacerse cargo de todo el alcance de la cuestión de la

felicidad es preciso ver las cosas «desde dentro» de nosotros mismos, de

una manera más vital y práctica, más «interior»: ¿Cómo vivo y siento yo mi

felicidad? ¿Qué significa para mí tener una vida lograda, ser feliz? ¿Lo

soy realmente? ¿Acaso lo puedo ser?

Se dijo más atrás (6.5) que vivir es ejercer la capacidad de forjar proyectos

y después llevarlos a cabo. Cada uno hacemos nuestra propia vida de

un modo biográfico, y por eso tiene tanta importancia la pretensión vital de

cada uno, aquello que cada uno le pide a la vida y procura por todos los

medios conseguir.

Somos felices en la media en que alcanzamos aquello a lo que aspiramos.

El problema es que muchas veces eso no se consigue, porque queremos

quizá demasiadas cosas. Por eso, «la felicidad consiste en la realización

de la pretensión… pero como la pretensión es compleja y múltiple,

su realización es siempre insuficiente»404. Así aparece el carácter bifronte

de la felicidad: es algo que constituye el móvil de todos nuestros actos, pero

nunca terminamos de alcanzarla del todo, puesto que siempre hemos

de renunciar a algo. Parece como si la felicidad fuese una necesidad ineludible

e irrenunciable, que sin embargo muchas veces parece imposible

de satisfacer.

Por eso, para estudiar la felicidad desde esta segunda perspectiva (8.3),

hemos de fijarnos sobre todo en las pretensiones que tenemos, en nuestros

proyectos e ideales, y en el modo en que los realizamos. Es una perspectiva

de la felicidad que mira hacia el futuro, pues es él donde están los

bienes que buscamos. Se trata de constestar a la pregunta: ¿cómo ser

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feliz?405. Este modo de enfocar la cuestión permite que surjan las preguntas

acerca del sentido de la vida: ¿Qué vida merece la pena vivir? ¿Es

que en general merece la pena vivir? ¿Qué sentido tiene la vida (si es que

tiene alguno)? ¿Qué sentido tiene mi vida, lo que hago cada día?

Evidentemente, la primera forma de ser feliz es no ser un desgraciado o

un

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