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PLANES DE RESPONSABILIDAD SOCIAL EN OTROS PAÍSES

cortescejaTrabajo17 de Mayo de 2015

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Información Jenny

“PLANES DE RESPONSABILIDAD SOCIAL EN OTROS PAÍSES”

INTRODUCCIÓN

Pareciera que el tema “la responsabilidad social en las Universidades” estuviera ya agotado. Son tantos los documentos, las declaraciones, las tomas de posición y las actividades, que cada una de las instituciones de educación superior en el mundo ha adelantado (por ejemplo, en la Web se registran aproximadamente 6.880.000 resultados), que debiera reconocerse que ya se ha dicho todo lo que se debería decir, y se está haciendo todo lo que debería hacerse.

Sin embargo, es un asunto que merece la máxima atención, tanto por su relevancia actual como por el peso que ejerce en la vida y el desarrollo de las Instituciones de Educación Superior.

El propósito de la presente contribución es continuar la reflexión sobre la responsabilidad social universitaria (RSU) en procura de enfatizar lo esencial, añadir nuevos tópicos y derivar respuestas a los retos que enfrenta la Universidad al finalizar la primera década del siglo XXI. En la redefinición de este concepto, está implícita la estrecha relación que ha existido siempre, entre la Universidad, como institución social, y la sociedad que le ha dado origen.

Para una comprensión adecuada de este vínculo, primero es preciso delimitar lo que se entiende por sociedad y por Universidad; pasar luego a considerar la responsabilidad implícita que existe entre los dos sujetos de la relación, con el objeto de clarificar el ámbito de la responsabilidad universitaria, en el marco de la pertinencia; y, por último, realizar consideraciones sobre “lo social” como un aspecto que ha adquirido especial relevancia en las circunstancias actuales de dicha relación.

EL ESTADO COMO MEDIADOR

Es posible comenzar el análisis de la responsabilidad universitaria, a manera de respuesta de la Universidad frente a las exigencias de la sociedad, teniendo como telón de fondo la complejidad de los términos a partir de los derechos que esta última, a través de la carta política, concede a los ciudadanos y sus organizaciones. Una sociedad democrática reconoce la libertad de pensamiento de estos y consagra, por ende, el derecho que tienen de efectuar procesos en búsqueda de la verdad, cualquiera que sea la manera como esta se quiera o se pueda concebir.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos dice en el artículo 18: “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión”. Y en el artículo 19: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.

La investigación científica es una de las formas propias de acceso a las evidencias que se pueden concebir como verdad. Es tarea de la investigación científica no sólo explorar, sino correr y ampliar las fronteras de las disciplinas. Por eso, la labor de las instituciones del conocimiento, entre las cuales la más reconocida es la Universidad, es precisamente la exploración, el avance y el progreso de la ciencia, como fundamento de la libertad de pensamiento, sin las que no son posibles el progreso y el desarrollo. Pero la institución universitaria no sólo investiga, también forma e informa. En palabras de Popper

(1996), la ciencia no es un sistema de enunciados seguros y bien asentados, ni uno que avance firmemente hacia un estado final. La ciencia nunca puede pretender que ha alcanzado la verdad, ni siquiera el sustituto de esta que es la probabilidad. La investigación y los conocimientos científicos están siempre abiertos a la crítica puesto que todo conocimiento es esencialmente incompleto, una aproximación más o menos probable a la verdad. Solamente el intercambio libre y tolerante de opiniones, donde los científicos sean iguales frente a la verdad y donde la significancia de sus argumentos se determine únicamente por su valor científico y no por la autoridad, puede favorecer el desarrollo de las ideas científicas.

Aunque no pueda alcanzar la verdad ni la probabilidad, el esforzarse por el conocimiento y la búsqueda de la verdad, constituyen los motivos más fuertes de la investigación científica. En el sustrato de la relación Universidad y sociedad, cuando esta última es democrática, existe el respeto a la libertad de pensamiento y, a su vez, a la libertad de investigación y formación en las disciplinas del propio conocimiento.

La formación profesional que resulta como fruto del ejercicio científico de búsqueda del conocimiento es semilla del liderazgo capaz de propulsar a la sociedad por nuevos senderos de progreso, bienestar y equidad. Como corolario, la sociedad - a través del Estado - reconoce, defiende y exige que la Universidad cumpla su función científica, y la provee con los medios para hacerlo. A su vez, constitución Política le garantiza su autonomía y le concede determinar sus propias directivas y regirse por sus propios estatutos.

RESPONSABILIDAD UNIVERSITARIA

Considerando las funciones de investigación, formación y proyección que tiene la Universidad, el concepto de la responsabilidad universitaria adquiere un doble significado. Por una parte, el logro de la eficiencia en el cumplimiento de sus funciones, lo que se denomina gestión de la calidad universitaria. Por otra, el cumplimiento de las funciones en el marco de los requerimientos y de la dinámica de la sociedad, lo que se define como pertinencia; es decir, de acuerdo con las condiciones y características de la evolución de la sociedad.

http://www.cna.gov.co/1741/articles-311056_ResponsabilidadSocial.pdf

Responsabilidad Social

La UP trabaja desde hace más de diez años en la docencia, la investigación y la consultoría en temas de Responsabilidad Social Empresarial, y ha logrado un merecido liderazgo en los niveles nacional e internacional.

Participamos en importantes iniciativas de RSE a nivel global; entre ellas se encuentran:

SEKN

La Universidad del Pacífico es la única universidad peruana seleccionada por Harvard Business School para integrar la Social Enterprise Knowledge Network (Red SEKN). Su objetivo es expandir las fronteras del conocimiento y de las prácticas de las empresas sociales a través de la investigación comparada, el aprendizaje compartido, la enseñanza basada en casos, y el fortalecimiento de las capacidades institucionales de las universidades seleccionadas.

http://www.up.edu.pe/Paginas/JER/Detalle.aspx?IdElemento=49

ORIGEN DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL.

No está claro aun exactamente cuándo comienza a desarrollarse este concepto, para algunos es de forma reciente a partir de los escándalos corporativos de empresas tales como Enron, Exxon y otras cuantas, especialmente en EE.UU., pero para otros el origen del concepto es de más larga data.

De acuerdo con Etcheverry (2005:497-498) el término responsabilidad social “es originario del mundo anglosajón y ha estado en uso desde los años 60, pero solamente durante la década pasada ha ganado importancia extraordinaria dentro del ambiente intelectual dominado por discusiones y crítica sobre las consecuencias sociales relacionadas con la globalización”.

Para David Murillo (2007:208) la génesis de la responsabilidad social se remonta a los años cincuenta del siglo XX, identificando dos maneras distintas de entender el modelo de economía de mercado como las razones que han originado la preocupación por el comportamiento socialmente responsable de las empresas: “por un lado Estados Unidos con un sistema económico menos intervencionista pero donde la necesidad de dar unas pautas de conducta ética a las grandes empresas ya se hizo evidente y por el otro lado el bloque europeo con un modelo de interrelación entre empresa y sociedad más estrecho pero que también ha sufrido crisis importantes”.

Sin embargo, Camacho et al (2005: 29) ubican los inicios del concepto de responsabilidad social a comienzos del siglo XX aproximadamente por el año 1920, donde este concepto “se entendía como filantropía empresarial o como acción caritativa con un tono demasiado paternalista”, destacado que ciertas prácticas como la caridad o la beneficencia no son negativas en sí mismas, pero que de alguna manera podrían prestarse para confusión de un comportamiento socialmente responsable basado solamente en este tipo de prácticas, como legitimadoras por otro lado de un ineficiente cumplimiento de las funciones esenciales de cada organización descritas en su misión institucional.

Finalmente, Stoner et al (1996: 109) señalan que más de un siglo ha transcurrido desde que en 1899 Andrew Carnegie estableciera en ese momento en su libro “El evangelio de la riqueza” (The gospel of wealth) lo que hoy se consideraría como uno de los primeros pasos del concepto de responsabilidad social, basado en los principios de caridad y custodia, desarrollando una marcada actividad benéfica de la empresa, lo que más tarde le otorgaría el reconocimiento internacional como uno de los filántropos más importantes del mundo.

Con mayores o menores coincidencias, dada la actual crisis económica y financiera mundial, no parece ser tan importante cuál es el origen de este concepto, sino más bien si será capaz de lograr en el corto plazo que las organizaciones empresariales y de cualquier tipo, se relacionen con la sociedad de una manera más transparente y cuidadosa de los efectos que provocan sus acciones.

Bibliografía

• Camacho, I., Fernández,

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