Pensamiento Complejo
cristicada25 de Agosto de 2013
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Las desviaciones que pueden surgir cuando se opta por la acción en detrimento del conocimiento: rechazo de las contradicciones, de la complejidad y, más profundamente, rechazo de la pregunta acerca del ¿por qué? Vimos que esta 'lógica de la eficacia' se inscribe en un discurso ideológico que remite, a su vez, a una visión utilitarista y pragmática de la vida en sociedad. Ayer despreciado y aun combatido, el empresario es hoy un modelo; hasta ayer terreno privilegiado de la lucha de clases y tema de debate permanente para la clase política y la sociedad en su conjunto, la empresa hoy logra 'consenso' en torno suyo. Se sugiere incluso que los 'valores' de la empresa podrían servir como nuevo modelo social en la lucha contra la decadencia. En suma, por todas partes se afirma que lo que es eficaz en la empresa también debe serlo en la sociedad; que ‘lo eficaz es justo’. Como vimos, la eficacia de la administración no es algo obvio. No todo lo eficaz es portador de verdad. y, sobre todo, conviene evaluar el significado de la afirmación: 'lo eficaz es justo'. Al volverse 'legítima', la empresa abandona el ámbito estrecho de la reflexión económica y social para entrar en un terreno más vasto, el del derecho y la equidad, pues ése es el sentido de la palabra 'legítimo'.
¿LA TÉCNICA ES NEUTRAL?
Según la definición más aceptada, es 'eficaz' lo que produce el efecto que se espera. Esta noción surge con el desarrollo de la técnica. De un tratamiento médico, por ejemplo, se dirá que es 'eficaz'. Un breve repaso etimológico muestra que para los griegos ambas nociones estaban estrechamente ligadas.Al principio, techné significaba 'producción' o 'fabricación', pero muy pronto empezó a denotar el saber hacer en general, luego el método, la 'manera eficaz de obrar'. Por tanto, preguntar qué es la 'eficacia' es preguntar qué es la 'técnica'. Una técnica consiste en poner en práctica cierto saber y se diferencia del saber como tal. El 'técnico' no debe ocuparse de lo que se produce, ni del porqué se produce. Esta concepción de la técnica como instrumento 'neutral' predominará hasta comienzos del siglo XX. Para él, la tecnología capitalista es la racionalidad encarnada; es verdad que menciona y denuncia sus consecuencias inhumanas, pero éstas provienen en lo fundamental del uso capitalista de una tecnología que se valoriza positivamente a sí misma. En todos los tiempos, desde la primera flecha de sílex, pasando por el caballo de Troya, hasta nuestros días, la técnica se ha utilizado con fines militares. Una pregunta filosófica que surge desde ese momento es si la técnica es en sí misma una fuerza de dominación. Y no es casual que los principales filósofos dedicados a la reflexión crítica sobre la técnica hayan sido los pensadores de la Escuela de Frankfurt. La técnica uniforma las culturas de los países desarrollados, y en cada capital encontramos los mismos objetos, las mismas ropas y, muy pronto, las mismas conductas. El aparato productivo tiende a ser 'totalitario' porque determina las actividades, actitudes y aptitudes asociadas a la vida social, al mismo tiempo que las aspiraciones y necesidades individuales. La técnica orienta la ciencia hacia resultados que deben ser cada vez más espectaculares y rentables. Así pues, la relación ciencia-técnica se ha invertido, lo que ha llevado al 'ocaso' de la filosofía y del problema de la verdad. Como vimos, hoy se considera 'verdadero' no lo que depende de una verificación intelectual sino lo que prueba ser eficaz. Detrás de los problemas creados por la técnica está la cuestión de la moral y, por consiguiente, la del derecho, como evidencian los avances de la 'procreación artificial', que obligan a modificar las disposiciones legales y jurídicas. En contra de lo que dicen los 'tecnócratas', la técnica no es neutral. El uso peyorativo de la palabra 'tecnócrata' no es obra del azar; por el contrario, revela el temor ante toda decisión que se toma en nombre de la supuesta' eficacia' o 'neutralidad' de la técnica. Mientras que en los años setenta los hombres de empresa veían a los ecologistas con cierto desprecio, hoy compiten para hacer la mejor campaña de publicidad que alabe su preocupación por el medio ambiente. La 'ética' se está convirtiendo en la última moda en materia de administración de empresas.
LA 'ÉTICA DE LOS NEGOCIOS' LAVA MÁS BLANCO
Triunfar sin perder la decencia. Pero no podemos engañarnos: tras la pretensión del título, se presenta una serie de recetas rápidas en forma de principios morales escritos en gruesos caracteres, a toda página, dignos del escotismo de preguerra, como: "No hay una buena manera de hacer algo malo", "no existe almohada más cómoda que una conciencia tranquila", "pareciera que las personas honestas son las que pierden el partido, pero generalmente no juegan en el mismo campo", etcétera. En abril de 1989 se reunió en Francia el primer simposio internacional sobre ética, economía y empresa. Nos enteramos que en Estados Unidos (según una encuesta realizada en 1987 por el Conference Board), el 75 por ciento de las 300 empresas más importantes tiene un código de conducta que rige sus relaciones internas y externas, y también que, según un sondeo del New York Times, el 53 por ciento de los estadounidenses piensa que el mundo de los negocios es corrupto. Es comprensible que las empresas norteamericanas comenzaran a invertir en' ética' ya considerarla como un medio de gestión igual que cualquier otro. Querer conciliar la ética y el business es más ambicioso todavía. Además habría que saber de qué se habla cuando los términos' ética' y 'moral' se utilizan para cualquier propósito. Es verdad que la aparición de esas nociones en coloquios, medios de información y literatura gerencial indica que se ha tomado conciencia de los límites del sofisma inicial, lo que equivale a decir que 'lo eficaz' no es forzosamente 'justo'; en otras palabras, que el fin no siempre justifica los medios.
UN RODEO FILOSÓFICO
Sólo he buscado aclarar algunas nociones o recordar que tal o cual gestión planteada por las teorías o prácticas gerenciales requería una aclaración que sólo podía encontrarse en la filosofía o en la historia. Y si las décadas del sesenta y del setenta fueron la edad de oro de las ciencias humanas, los problemas que hoy se plantean, del sentido, de los valores, del derecho y de la ética, son, estrictamente, problemas filosóficos. Problemas que nos obligan a pensar. 'Pensar', en el verdadero sentido del término, es decir, reflexionar sobre los sistemas y modelos que se proponen, no para legitimarlos sino para subrayar lo que dejan de lado o, más precisamente, lo que no es evidente. 'Pensar', no en lo absoluto o como pura especulación, sino aquí y ahora, dentro del acontecimiento, en el punto en que hoy se enfrentan los problemas de lo verdadero y lo falso, lo justo y lo injusto.
EL PROBLEMA DE LA ÉTICA
La ética es un concepto filosófico que nace con la Ética a Nicómaco de Aristóteles, la primera obra que plantea claramente el problema del fin último del hombre, es decir, de aquel para el que los demás fines sólo serían medios y que no sería medio para otro fin. Para Aristóteles, este fin no puede ser otro que la felicidad. Otras toman como fin último lo que no sólo es un medio para lograr ese fin. Desde el punto de vista ético, una proposición como "el fin justifica los medios" o "lo eficaz es justo", es inaceptable para Aristóteles. La ética no se ocupa de resolver los problemas, sino de las maneras de actuar conforme a ciertos valores. Si busca objetivos prácticos, lo hace en el sentido de considerar las asociaciones en su necesaria relación con los valores que respetan o rechazan. En efecto, la moral apareció en la Antigüedad en oposición a la física, así como la ciencia del hombre se oponía a la ciencia de la naturaleza. La moral se ocupa del destino verdadero del hombre y afirma que toda acción libre y reflexiva supone la validez del fin, es decir, supone una reflexión y una decisión morales. Así, la moral constituye el sistema de reglas legítimas que el hombre debe seguir en su vida personal y en su vida social. En esta perspectiva, el problema moral y los problemas de la moral son el centro de toda reflexión, ya que en toda empresa humana, por desinteresada o neutra que se considere, hay que preguntarse si se justifica o no, si es admisible o reprobable, si corresponde a los valores reconocidos o los contradice. En consecuencia, la acción jamás funda su valor moral por el contenido material de los fines que persigue, es necesario que se fundamente en un principio superior. La moral kantiana afirma que el hombre no tiene precio; por cuanto es un ser moral y racional, el hombre es el valor original del que se derivan todos los demás y con respecto al cual deben justificarse: sólo la conciencia moral, esa facultad que juzga las máximas en virtud de su universalidad posible, garantiza la dignidad del hombre.
¿ÉTICA O MORAL?
No define la ética en relación con una ley o un concepto universal, lo que sí hace en el caso de la moral. El sujeto moral debe ajustarse a una ley preexistente, mientras que el sujeto ético se constituye únicamente en relación con la ley a la que adhiere. En otros términos, la ética estudia la forma en que el individuo se transforma en sujeto de una conducta moral sin que intervenga la ley. La moral remite,
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