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Reducido Al Mundo De Los Pinguinos

victormontoya30 de Enero de 2013

12.903 Palabras (52 Páginas)1.936 Visitas

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Reducido al reino

De los pingüinos

Un cuento sobre como ver

más allá de los estereotipos

Dedicamos este libro a todos aquellos

que ansían volar en libertad y mostrar

sus verdaderos colores.

INTRODUCCIÓN

Los cuentos tienen gran poder. Los cuentos que nos contamos unos a otros contienen mucha comprensión y sabiduría sobre lo que creemos y lo que somos como seres humanos. La gente aprende de los cuentos. Los cuentos enseñan; los cuentos ofrecen alimento para el espíritu lo mismo que para la mente. No es accidental que la Biblia esté escrita en cuentos o en parábolas. Los cuentos dé hadas clásicos son historias que les muestran a los niños las virtudes y los valores. Los mitos antiguos son historias que crean las tradiciones de sabiduría que conforman las civilizaciones durante miles de años.

Siempre me han encantado los cuentos que inspiran y enseñan a un mismo tiempo. La gente que me conoce puede decir con qué frecuencia uso cuentos en mi propia conversación, en mis discursos y en mi vida diaria. Me encanta escribir buenas historias y me encanta leer buenas historias.

Reducido al reino de los pingüinos es justamente la clase de historia que me encanta leer. Es algo especial que capta la esencia de un desafío serio un desafío para las organizaciones y para los individuos. Es el problema de "reducir" — de estereotipar. Cuando clasificamos a la gente, la definimos muy estrictamente y a menudo pasamos por alto muchos aspectos de su personalidad, de sus antecedentes, de sus habilidades y talentos — en detrimento tanto de ella como de nuestra organización.

Peor aún, a menudo nos clasificamos a nosotros mismos — colocándonos en casillas estrechas o categorías, y luego actuamos como si esas categorías fueran verdaderas ¡ahora y para siempre! Las ideas que nos limitan son la peor forma de clasificamos. En virtud de ellas, nos despojamos a nosotros mismos y a los demás de experiencias nuevas, de oportunidades que son un reto, y de la realización del potencial que no hemos desarrollado.

Reducido al reino de los pingüinos continúa la historia iniciada en el bestseller clásico Un pavo real en el reino de los pingüinos hace algunos años. Pedro el pavo real y sus amigos hace rato que se fueron para el Reino de la oportunidad. Pero otras aves, incluso Paula y Pablo, una pareja de palomas, han seguido luchando por obtener reconocimiento y éxito en el reino de los pingüinos.

El Reino de los Pingüinos plantea un desafío duro de manejar — el desafío del cambio y de los recursos que disminuyen. Las palomas creen que han encontrado una solución, ¡pero llamarle la atención a la alta gerencia es otra cosa! Al mismo tiempo otras aves que están en el mundo de los Pingüinos también se esfuerzan por que se les reconozca como los individuos talentosos y multifacéticos que son. Se resisten a que los encasillen.

A medida que se desarrolla su historia, el precio de dejarse clasificar se hace evidente para uno y para todos.

La primera parte de este libro es la parábola, una fábula sobre el acto de estereotipar. La segunda parte nos ayuda a todos a pensar en cómo se puede lidiar con el problema de estereotipar en nuestra propia vida y en nuestras organizaciones. Juntas, estas dos partes nos dan inspiración y consejo práctico.

La gente recuerda los cuentos, y lo mismo que la vajilla de plata va tomando una patina más amable mientras más se usa, un buen cuento se enriquece más y más a medida que se cuenta una y otra vez.

Confío en que asé suceda con esta historia, y que, como fábula clásica, como las historias de la Biblia y como los mitos antiguo, ésta ilustrará a todos los que la lean y a todos los que la oigan. ¡El mensaje de los autores es invaluable!

Ken Blanchard

Primera parte

Una vez en el pasado no lejano del Reino de los Pingüinos prosperaba en el Mar de las Organizaciones. Los recursos eran abundantes, y el negocio era bueno.

Habían recorrido un largo camino desde sus tempranos comienzos. Una vez el emperio exclusivo de los pingüinos…. el reino se había diversificado cada vez más a medida que distintas clases de aves habían llegado allí a hacer sus hogares – trabajando duro para ganarse un sitio bajo el sol.

Los pingüinos ya veían el talento y las destrezas de estas nuevas aves como algo importante de su país. Incluso llegaron a premiar a algunas de las nuevas aves por sus realizaciones – promoviéndolas a las posiciones de mando.

Un día, un halcón joven y brillante llamado Paco vino a trabajar al reino de los pingüinos. Horacio el pingüino lo sacó a pasear lo orientó sin duda por campo y país.

“Bienvenido al Reino de los Pingüinos”, le dijo Horacio feliz. “Estamos encantados de tenerte. Permíteme mostrarte dónde trabajarás”. Horacio llevó a Paco a las oficinas de ventas.

Paco estuvo muy cortés para causar buena impresión. “Te agradezco de veras que me sirvas de guía. Pienso trabajar duro para mostrarte lo que puedo hacer”.

Titubeó un momento, y luego continuó vacilante: “Sabes, tengo experiencia en mecánica. Si pudiera… Es decir, ¿tiene alguna posibilidad en ingeniería?”.

Horacio el pingüino no entendió palabra: “Ah, estoy seguro de que estarás feliz aquí en nuestra oficina de ventas, Paco”.

Horacio sonreía mientras le daba a Paco golpecitos en la espalda. “A todos los halcones que trabajan aquí les han ido muy bien”.

Paco trató de continuar, “sí, pero…” Sin embrago, Horacio siguió… “Te veré más tarde para ver como vas.

“Mientras tanto, permíteme presentarte a tu supervisora, Helena la halcón. Ella te encaminará. Helena le sonrió a Paco mientras Horacio salía fuera. “Ven a conocer a los otros”, le dijo Helena a Paco tranquilizándolo mientras lo guiaba hacia un grupo de halcones.

Horacio el pingüino se dirigió a la sala de conferencias de los ejecutivos para asistir a una reunión con otros pingüinos. Por el camino, pasó cerca de Alfonso pingüino y de su hijo, Alfonso Jr.

Horacio no pudo evitar oír parte de su conversación. El presidente Alfonso hacía un amplio ademán mientras hablaba.

“Hijo, algún día todo esto será tuyo. Hemos tenido una larga e ilustre tradición de pingüinos a la cabeza de esta organización, y tengo completa confianza en que tú continuarás nuestra ilustre herencia”.

Alfonso Jr. protestó alicaído: “Hemos hablado de esto antes, papá. Yo lo que quiero realmente es ser diseñador.

“¡Tonterías!”, gritó su padre.

“¡Los pingüinos son líderes netos! Olvida tu tonta idea de volverte diseñador – eso está bien para los cisnes. Un hijo mío nunca trabajará con cisnes!”.

Y diciendo esas palabras Alfonso el mayor volvió la espalda y se dirigió furioso a su oficina. “¿Qué demonios se le ha metido en la cabeza a Fonsi?”, farfullaba, fuera de sí, al llegar a su despacho.

Al dirigirse a su escritorio, notó que la puerta del salón de conferencias que daba a su oficina estaba cerrada. Como oía murmullos confusos del otro lado, abrió la puerta y vio un grupo de VIPs (Very Importan Penguins) reunidos alrededor de la mesa con expresiones preocupadas en las caras.

“¿Qué pasa?” preguntó el presidente Alfonso. ¿Cuál es el problema? Los pingüinos muy importantes se miraron unos a otros.

Luego el pingüino Néstor habló:

“Señor, es que acabamos de recibir los últimos informes de producción y estamos preocupados. Últimamente, hemos visto un marcado descenso en los recursos…. Cada vez más difícil producir resultados”.

Alicia pingüino hizo un gesto de asentamiento: “Algo está pasando en el Mar de las Organizaciones, pero nadie parece saber lo que es”.

En ese mismo instante una pareja de palomas pareció inesperadamente en la puerta del salón de conferencias. Estaban emocionadas y ansiosas por transmitir sus noticias.

“Perdónenos, señor presidente, pero no pudimos evitar oír su conversación…” Comenzó a decir la paloma Paula. “Pablo y yo hemos estado investigando y encontramos algo en INTERNET que puede ser la solución de nuestro problema.

Aquí está, déle una mirada a esta copia….

El presidente Alfonso no estaba de humor para interrupciones. “Gracias, Paula”, contestó secamente. “Aprecio tu deseo de ayudar pero estamos muy ocupados.

“Dejen la copia en mi escritorio y programaremos una cita con ustedes en otra oportunidad”. Pablo el palomo trató de llamar la atención:

“Tal vez si pudiéramos decirles un poco más sobre esto… Es una máquina que hará…

“No será necesario”, cortó el pingüino Alfonso. “Ahora, si nos excusan…”.

Paula y Pablo se miraron. Dándose cuenta de que los pingüinos los habían echado fuera, pusieron la copia en el escritorio del presidente Alfonso y salieron de la oficina.

Al cerrar la puerta detrás de ellos Paula y Pablo alcanzaron a oír que los pingüinos reanudaban su discusión:

“¡Estas palomas!” ¿Qué se creerán? ¡Interrumpir una reunión de este modo! Gruño el pingüino Horacio exasperado.

“Estoy seguro de que su intención era buena…. ¡pero de todos modos….!”, rezongó el pingüino Néstor con desdén.

Los otros pingüinos dijeron en coro…

“Pueden servir para buscar información, pero, bueno, ustedes saben… comenzó a decir uno. “Bueno, quien sabe a lo mejor tiene algo que deberíamos saber” dijo otro que discutía.

“Sea

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