Responsabilidad Social En Cusco

La responsabilidad social de la empresa tiene sus inicios en la filantropía cuando las grandes organizaciones formaban fundaciones de apoyo para las poblaciones necesitadas a través de la colaboración de organizaciones sin ánimo de lucro, una visión cortoplacista que no traía un retorno económico para la empresa. Luego vino la etapa de gestión de riesgo fuertemente vinculada a la teoría de los stakeholders, etapa en la que empresa entendió la importancia de relacionarse con su entorno desarrollando habilidades para generar beneficios a la comunidad, al mismo tiempo de recibir a cambio autorizaciones tacitas por parte de los gobiernos y la población para el funcionamiento de la empresa. La etapa más avanzada de la responsabilidad social es la creación de valor compartido, que en resumen nos dice que la empresa crea un impacto positivo en la comunidad al mismo tiempo que produce beneficios para si misma, pero no todas las organizaciones han logrado llegar a este estado de la responsabilidad social.

La responsabilidad social en el Perú, como en la mayoría de los países en desarrollo, está enfocada en la reducción de la pobreza y la protección del medio ambiente, hoy en día muchas empresas consideran la responsabilidad social como parte importante de su organización y aquellas que cuentan con los recursos han integrado áreas de responsabilidad social, aún así parece ser que muchas de ellas están estancadas en la segunda etapa del desarrollo de la responsabilidad social, produciendo entre otras cosas dependencia por parte de la comunidad hacia la empresa.

El Cusco, una de la ciudades más importantes del Perú y el mundo, recibe gran parte de esta responsabilidad social por muchas razones, entre ellas tener los distritos más pobres del país como Lares con 89,2% y Omacha con 82,9% de pobreza extrema, tener un sector altamente productivo como el turismo que el 2013 genero 3,925 millones de dólares y la minería que exporto 1, 063, 860, 000 dólares el mismo año; estas industrias invierten y financian programas y proyectos de responsabilidad social en búsqueda de la mejor calidad de vida de la poblaciones vulnerables. Las muestras de responsabilidad social en la región son más abundantes en el sector productivo especialmente en las actividades agropecuarias y artesanales, basta con ver los trabajos sobre crianza de animales menores (cuyes) en Tipón, San Jerónimo y San Salvador, ganado lechero en Anta, Paruro y Catcca, tejido artesanal en Pisac, Urubamba y Ollantaytambo, solo algunos casos por mencionar. Sin embargo muchos de estos trabajos se quedan en el primer eslabón de la cadena productiva.

Una muestra de responsabilidad social es el de JW Marriott que con colaboración de la Dirección Regional de Comercio Exterior y Turismo Cusco, favorece a mujeres campesinas del valle sagrado quienes llevan sus artesanías a los espacios libres de su hotel y venden sus productos a los turistas de lujo que se hospedan en el lugar, las asociaciones beneficiarias no pagan por usar el espacio ni dejan parte de sus ganancias para el hotel. Esta labor queda enmarca en la gestión de riesgo pues la empresa ha entablado relación con los stakeholders competentes y a cambio estos han aceptado de forma indirecta la importancia de su presencia en la sociedad cusqueña, pero acaso no está la empresa generando dependencia por parte de las productoras hacia la presencia del hotel, que pasara si la empresa decide mover sus inversiones a donde irán a comercializar sus productos estas mujeres, lo más probable es que regresarían a sus mercados locales a enfrentarse con los acopiadores quienes aprovechando la necesidad de los comerciantes ofrecen precios inferiores a los de la venta directa. Este caso nos da una muestra de la posición cómoda que toman las empresas respecto a la responsabilidad social así como el deficiente trabajo en la cadena productiva, pues los trabajos desarrollados en responsabilidad social están centrados en los eslabones de producción y comercialización y dejan de la las etapas de comercialización y consumo.

Sin embargo el involucramiento de los stakeholders es un gran avance en la región, donde los gobiernos locales y las instituciones públicas están dispuestos a participar de estas actividades de manera conjunta a través de convenios de cooperación, entonces porque muchas comunidades de la región que han recibido este tipo de ayuda aun no salen de su profunda pobreza. Las características comunes de estas intervenciones en el Cusco son la débil organización, el mal dimensionamiento de los costos de producción, escasa oferta de servicios de capacitación en temas de comercialización y desarrollo de mercados además la débil capacidad de negociación por parte de los productores

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