LA PSICOLOGÍA POSITIVA EN ENTORNOS NEGATIVOS

LA PSICOLOGÍA POSITIVA EN ENTORNOS NEGATIVOS

Lo que experimentamos, lo que sentimos, lo que pensamos, lo que aprendemos, lo que hacemos, lo que queremos, y hasta lo que somos. Todo eso tiene interés para la psicología. En realidad, somos más que eso. Somos seres complejos y en constante evolución. A veces cambiamos sin darnos cuenta, bien sea por lo que somos o por lo que nos pasa.

Podemos ser funcionales, como podemos ser sentimentales, pero siempre necesitaremos entendernos a nosotros mismos, y no morir en el intento. Saber cómo funcionamos nos ayudara a conducirnos mejor y hasta gozar de salud mental. Se trata de estar en paz y en orden con nosotros mismos y de conjugar los procesos mentales con nuestras creencias, pensamientos y emociones, al tiempo que somos positivos.

Ha sido un largo camino en que la psicología se ha abocado al estudio científico de la conducta, la experiencia, sentimientos, pensamientos y procesos de aprendizaje y la forma como nos relacionamos con el medio. En ese sentido, la historia de la psicología se alejó de la filosofía obteniendo un rigor científico que le permitiera levantar teorías para comprender la conducta y así poder explicar el comportamiento de los seres humanos.

Además del carácter científico, la psicología se dividió en diferentes áreas de estudio que trabajaron con el mismo fin, complementándose unas con otras, como áreas de aplicación. De allí surgieron las escuelas y los sistemas psicológicos de las últimas décadas que terminaron de moldear y perfilar a la psicología como la ciencia que hoy conocemos.

Si somos seres complejos, y evolucionamos conforme al tiempo según lo que sintamos o como nos afecten los hechos externos, no es extraño que la psicología se valga y siga valiendo de variados enfoques para abordar desde diversos ángulos el funcionamiento de nuestra mente y contribuir a nuestro desarrollo personal. Además, somos distintos, únicos, por lo que dichos enfoques deben tener, además, la propiedad de adaptarse a todos, pero también a cada uno de nosotros.

Por ello tenemos desde enfoques que han estudiado la fisiología y la estructura del cerebro y la mente humana, las capacidades perceptuales para funcionar en el ambiente, la forma como percibimos y experimentamos los patrones globales. Otras han mirado el comportamiento observable, nuestro interior y los procesos cognitivos. Mientras que las más recientes han sido más humanas centrándose en el desarrollo humano y la forma como el hombre se relaciona con el entorno. El objetivo es el mismo: satisfacer nuestras necesidades y demandas internas para hacernos seres positivos aun en entornos negativos.

La psicología contemporánea, sin ánimos de ser infalibles, ha querido ser más científica, para un mejor desempeño y exactitud en su metodología. El ser humano de hoy es un ser global, libre y como tal debe ser considerado como un todo. Mas allá, como un sistema que se relaciona, vale decir, con otros sistemas, también abiertos. Nos afecta lo que sentimos y lo que nos rodea. Y ambas cosas tienen que ver con los procesos mentales.

Por lo anteriormente expuesto, se puede apreciar que las corrientes contemporáneas aceptan el uso del método científico, al margen de la introspección, al tiempo que plantean la existencia de estados mentales internos. Todos estos procesos son necesarios para el bienestar individual, y nos haces vernos tal como somos, alejándonos de la visión conductista.

Efectivamente, en la actualidad a la psicología le ha correspondido estudiar a un ser humano global que se relaciona con un mundo cada vez más global y con más elementos o sistemas, así como gran cantidad de información y eventos o sucesos provenientes de dicho mundo que lo afectan y condicionan la conducta. Es decir, como seres humanos procesamos información, pero no lo hacemos como máquinas y del todo inconscientemente

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