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Metapsicología de contextos

Marianne ManriquezDocumentos de Investigación31 de Mayo de 2018

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Introducción

En la vida que las personas desarrollan hoy en día, la complejidad poco a poco se ha ido abriendo paso y el papel que se desarrolla de éste hecho cada vez es más notorio, la complejidad ha ido tomando importancia, muchas veces sin que lo podamos llegar a notar; durante mucho tiempo las cosas se presentaban de un modo mecanicista, lineal, cuantitativo, etc., cualidades que otorgan muchos tipos distintos de descubrimientos, pero, la ciencia no se ha detenido, ha avanzado y todos estos descubrimientos requieren una explicación y de algún modo, también requieren ser cuestionados para así crear una forma nueva de pensar y actuar; la humanidad ha experimentado nuevas transformaciones que requieren de una forma de interpretación distinta a la que ha existido y predominado por mucho tiempo.

La complejidad contrasta con la filosofía que subyace a la ciencia newtoniana, la cual, por su parte, se basa en el reduccionismo, determinismo y el conocimiento considerado objetivo.

La ciencia moderna o clásica rechaza la complejidad, pues parte de un principio de determinismo absoluto y generalizado, reduciendo el conocimiento a los elementos primarios para conocer los sistemas complejos a los que analiza por medio de la separación o disyunción, que es lo que da lugar a las disciplinas separadas.

Morin (1969) escribe Le vif du sujet, una continuación, de su intento de articular las ciencias del hombre y las de la naturaleza.

Un trabajo de campo, en este caso presentado como una investigación multidisciplinar, aparece con el título de Commune en Trance: La métamorphose de Plodemet. (Morin, 1967).

Ése trabajo es otro paso en su tejido permanente de una antropo-bio-cosmología, una transdisciplina en la que lo cultural son sucesos que se dan entre seres biológicos, que son seres físicos, lo cual en vez de llevarlo por el camino del reduccionismo, lo lanza por un camino inexplorado de articulación en la cual lo físico y lo biológico se complejizan y complejizan, a su vez, a lo cultural. Vivimos un momento en el que cada vez más y, hasta cierto punto, gracias a estudiosos como Edgar Morin, entendemos que el estudio de cualquier aspecto de la experiencia humana ha de ser, por necesidad, multifacético. (Pakman, 1994).

I. Complejidad

¿Qué es la complejidad?

Para Morín (2004), el término complejidad connota confusión e incertidumbre, algo que no puede resumirse en una palabra, retrotraerse a una ley o reducirse a una idea simple. Expresa que complejidad es una palabra problema y no una solución, no puede tomar el lugar de la simplicidad porque precisamente aparece ante los límites, las insuficiencias y las carencias del pensamiento simplificador. Para este autor, la complejidad “es el tejido de eventos, acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones, azares que constituyen nuestro mundo fenoménico.

Se hace necesario precisar que el término complejidad, en su dimensión etimológica, presenta un “origen latino, proviene de complectere, cuya raíz plectere significa trenzar, enlazar.” (Morín, Ciurana y Motta, 2003; p. 53), esto añade el sentido de la dualidad de dos elementos opuestos que se enlazan íntimamente, pero sin anular su dualidad, así que todo esto nos va dando una idea de qué va tal teoría, pero, es la información cotidiana que los periódicos otorgan, la que nos muestra, un ejemplo perfecto que ayuda a entender qué es la complejidad ya que nos permite observar que la mayoría de los problemas globales y a la vez vitales y cotidianos, no solo se caracterizan por ser "enormes" (fuera de normas conocidas) sino también, por sus escalas irreductibles, sin embargo la característica más importante de estos problemas es que revelan la interconexión de distintas dimensiones de lo real. Complejidad es la capacidad de los hechos u objetos de ser multidimensionales, multirreferenciales e interactivos.

La complejidad es efectivamente el tejido de eventos, acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones y azares; el pensamiento complejo es, o al menos pretende ser, la respuesta frente a la fragmentación y dispersión de los conocimientos que no pueden hacer frente a la emergencia de los fenómenos complejos.

Morin (2003) menciona que el pensamiento simplificante es incapaz de concebir la conjunción de lo uno y lo múltiple, ya que, o unifica abstractamente anulando la diversidad, o por el contrario, yuxtapone la diversidad sin concebir la unidad

El mundo cada vez es más complejo y disperso por lo que solamente la interrelación multidisciplinaria de saberes es capaz de brindar respuestas a distintos aspectos; a pesar de que la complejidad como tal no es una tradición filosófica, los grandes filósofos contribuyeron a la elaboración de una visión compleja del mundo; por ejemplo, Aristóteles hizo una “aportación” al decidir tomar todos sus saberes dispersos de ciencias distintas y unirlos, se da por entendido que lo que se busca es que todas las disciplinas se conecten a través de puentes de conocimiento y se ayuden las unas a las otras para explicar elementos dentro de cada una de las disciplinas que están cercanas a este puente de conocimiento.

No hay que dejar de lado que, dentro de la complejidad hay una alta insistencia en la búsqueda de las causas de los fenómenos y por lo mismo es importante poder comprender las partes que nos ayudarán a comprender un todo.

No obstante, se tiene que evitar confundir complejidad con completud. Si bien el pensamiento complejo procura relacionar y dar cuenta de las articulaciones entre diversos aspectos de la realidad que el pensamiento simplificador ha separado, aislado, quebrado, se sabe de antemano que el conocimiento completo es imposible. En este sentido, es notable la imposibilidad de una omniciencia, aunque sea de mera forma teórica y no práctica. Esto implica la afirmación de un principio de incompletud y de incertidumbre. Morin al respecto expresa:

“Nunca pude, a lo largo de toda mi vida, resignarme al saber parcelarizado, nunca pude aislar un objeto de estudio de su contexto, de sus antecedentes, de su devenir. He aspirado siempre a un pensamiento multidimensional. Nunca he podido eliminar la contradicción interior. Siempre he sentido que las verdades profundas, antagonistas las unas de las otras, eran para mí complementarias, sin dejar de ser antagonistas. Nunca he querido reducir a la fuerza la incertidumbre y la ambigüedad”

Los retos de la complejidad, se pueden resumir de la manera siguiente: Romper con la idea de la separación del sujeto y el objeto, por cuanto se encuentran imbricados en el proceso de conocimiento y de desmitificación del universo, como algo que se debe desglosar en sus componentes elementales, por el contrario: “tenemos que darnos cuenta que lo propio de la teoría no es el reducir lo complejo a lo simple, sino de traducir la complejidad en teoría” (Morin, 1980: 315). La ruptura con el método cartesiano conduce a la vinculación necesaria de lo que se pensaba que eran campos independientes del conocimiento científico: la física, la biología y la ciencia del hombre, para conducir el pensamiento de lo simple a lo compuesto, la unidad en la multiplicidad (Ídem: 316); la ruptura con el orden determinista de lo físico fundamentado en lo elemental para descubrir el principio orden/desorden/organización. Este principio de la complejidad “lo encontramos en la vida del hombre, como fundamento de la auto-(geno-feno-ego-eco)-re-organización y como fundamento de la existencia individual” (Ídem: 315).

Fundamentos

Edgar Morin (1994) explica los principales fundamentos teóricos de su propuesta epistémica:

“Desde mis primeros libros he afrontado a la complejidad, que se transformó en el denominador común de tantos trabajos diversos que a muchos le parecieron dispersos. Pero la palabra complejidad no venía a mi mente, hizo falta que lo hiciera, a fines de los años 60, vehiculizada por la Teoría de la información, la Cibernética, la Teoría de sistemas, el concepto de auto‐organización, para que emergiera bajo mi pluma o, mejor dicho, en mi máquina de escribir. Se liberó, entonces, de su sentido banal (complicación, confusión) para reunir en sí orden, desorden y organización y, en el seno de la organización, lo uno y lo diverso; esas nociones han trabajado las unas con las otras, de manera a la vez complementaria y antagonista; se han puesto en interacción y en constelación. El concepto de complejidad se ha formado, agrandado, extendido sus ramificaciones, pasado de la periferia al centro de mi meta, devino un macro‐concepto, lugar crucial de interrogantes, ligando en sí mismo, de allí en más, al nudo gordiano del problema de las relaciones entre lo empírico, lo lógico y lo racional.”

Morin (1994) también menciona que la teoría y el legado Piagetiano ocupa un lugar importante en la estructuración de su teoría. Si bien Morin reconoce que el trabajo de Piaget le ha ayudado a formular partes de su teoría, no ha hecho explícito el contenido Piagetiano que hay dentro de la complejidad. Morin ante esto dice:

“(...) Los autores que han sido citados en abundancia en mi trabajo son aquellos que yo he descubierto después de 1968, y sobre los cuales yo tomaba notas en relación con El Método. Conocía a Piaget desde antes (…),

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