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Aprender A Aprender


Enviado por   •  1 de Julio de 2012  •  1.011 Palabras (5 Páginas)  •  431 Visitas

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¿Qué es la mente humana? Esta es una interrogante aparentemente simple, común y frecuente, sin embargo, no hay nada llano en ella.

Los griegos y el Medioevo

La mente humana intrigó a los filósofos griegos durante la época mas boyante de la civilización griega el tema de estudio relevante era la razón, ya que esta facultad era considerada el centro de nuestro poder de discernimiento, ya fuese una capacidad que se alcanzaba solo después de la muerte, o bien, ya fuese una facultad que resultase de la organización de los datos de los sentidos, donde la vista ocupaba un lugar preponderante.

El termino idea se refiere al mundo subjetivo de una persona; sus ideas con su mundo privado. En contraste, para Platón la Idea era algo que existía tanto en la conciencia humana como fuera de ella, en tanto seres vivos, solo conocemos las sombras de las verdaderas cosas, como elocuentemente lo describe Platón en su mito de la Caverna, los sentidos, especialmente a la vista, que son los que nos conectan con la realidad.

Sorprendentemente, si abrimos un libro como de ánima de Aristóteles, descubriríamos que su índice temático no es muy diferente de un texto moderno sobre cognición. Numerosos campos temáticos tales como percepción, memoria, categorías o imágenes mentales, aparecerían en ambos demostrando que, de algún modo, seguimos trabajando con las ideas que los sabios griegos nos heredaron.

Hacia la modernidad

Un personaje decisivo, sin duda, es Rene Descartes. Este filósofo explícitamente trabajo una noción de mente que correspondía a su rescogitans la cual, como la razón entre los griegos, no posee extensión en el mundo físico y, por tanto, es invisible; la res extensa, por otra parte, corresponde al mundo material, al cuerpo humano.

Lo cierto es que el dualismo cartesiano cobro aceptación e impacto el pensamiento moderno de manera contundente. La máxima cartesiana, Cogito ergo sum, le mostro al mundo que el pensar es nuestra cualidad más preciada; que alguien puede poner en tela de juicio cualquier conocimiento, puede dudar de todo aserto, pero que lo único indudable es que existe un “Yo” que duda, y que si duda, es necesario concluir que piensa; si pienso, luego existo.

Descartes fundaba la verdad última de su sistema en Dios. Dios estaba en la base de todo y constituía la garantía final de todo conocimiento, la mente se equiparaba con una facultad inespecífica que subyacía a los fenómenos de percepción.

De la conducta a la cognición

El positivismo tenía como credo lograr un lenguaje preciso y ligado a un referente empírico directo, de modo que términos tales como “hambre”, “deseo”, “anhelo” y, por supuesto, “mente” quedaron sancionados como palabras ambiguas que difícilmente podrían dar lugar a una disciplina científica. Todo podría explicarse mediante asociaciones entre estímulos y respuestas que tenían su base material en las conexiones nerviosas.

Para Watson, el problema de la psicología consistía, precisamente, en proponer instancias inobservables, como la mente, la conciencia o el pensamiento, como objetos de estudio. Su propuesta se concretó en

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