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COMPETENCIAS DOCENTES PARA LA TUTORÍA EN EDUCACIÓN SUPERIOR

alma_aguilar7 de Abril de 2015

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COMPETENCIAS DOCENTES PARA LA TUTORÍA

EN EDUCACIÓN SUPERIOR

Gabriela de la Cruz Flores / Luis Felipe Abreu Hernández

Facultad de Medicina, Universidad Nacional Autónoma de México

Resumen:

La presente ponencia tiene como propósito principal, discutir cuáles son algunas de las competencias del docente en el proceso de tutoría en la educación superior. Para ello, el trabajo se estructura en tres apartados. El primer apartado describe el contexto actual de la educación superior y delinea algunas implicaciones para el diseño de sistemas tutoriales. En el segundo, se discute el significado e implicaciones que tiene el uso de enfoques educativos basados en competencias. Por último, se examinan una serie de competencias docentes para la tutoría, las cuales se dividen en formativas(dirigidas al dominio del corpus del conocimiento), socializadoras (orientadas a la inserción gradual y paulatina de los estudiantes al campo disciplinario o profesional) y competencias que tienen que ver con la dinámica interpersonal(valores, actitudes, comunicación)

entre tutores y alumnos que propicien ambientes de aprendizaje basados en los mejores estándares de convivencia y desarrollo personal.

Palabras clave: Competencias, tutoría, educación superior.

Introducción

Tradicionalmente se ha criticado a la educación superior por estar al margen de las situaciones auténticas (Díaz-Barriga, 2006), lo cual ha motivado esfuerzos para insertar a los educandos en la vida profesional misma. Mas la vida profesional autentica con frecuencia, se encuentra por detrás de las exigencias de la sociedad del conocimiento, pues usualmente realiza funciones rutinarias y se encuentra alejada de la creatividad. Ello implica que la educación superior debe ir mucho más allá de la simple autenticidad, para asumir el reto de formar a los jóvenes para confrontarse con problemas complejos y favorecer la innovación.

Conducir a los alumnos desde entornos escolares hasta los ambientes de la práctica innovadores, implica establecer una intersección entre la escuela con otras instituciones sociales capaces de articular práctica profesional con innovación. La formación en la práctica innovadora, demanda entre otras cosas de una enseñanza tutorial, entendida como una acción deliberada y sistemática, que permita interactuar a los novatos con los expertos para incorporarlos a las comunidades que realizan una práctica de vanguardia en su campo. En ello radica el potencial de la tutoría en educación superior, más allá de reducirse al acompañamiento y apoyo a los alumnos en aspectos académicos y escolares.

En este contexto, conceptualizamos a la tutoría como un proceso formativo complejo, de carácter socio-cognoscitivo, personalizado, gradual, dirigido a convertir a novatos en individuos competentes, capaces de resolver problemas en los ambientes dinámicos y complejos en los cuales se crea y recrea el saber y se realiza la acción profesional, facilitando la incorporación de los alumnos a procesos de innovación y generación de conocimientos avanzados.

En resumen, las instituciones de educación superior se debaten entre acoplarse y afrontar los retos actuales en cuanto a la generación e innovación del conocimiento y convertirse en instituciones de punta que orienten a la sociedad hacia mejores estándares económicos, políticos, sociales o mantenerse al margen favoreciendo prácticas en donde lo relevante sea el aprendizaje libresco, la simulación y la enajenación de un sistema basado en estímulos (para los alumnos las calificaciones y las becas, para los profesores los estímulos económicos por desempeño académico) los cuales se convierten en verdadero diques a la creatividad, la innovación, la transferencia de conocimientos, la participación franca en actividades y proyectos de relevancia y trascendencia tanto social como científica. Este marco general sobre las demandas actuales que enfrentan las instituciones de educación superior, ha tenido como propósito plantear el escenario donde se inserta la tutoría como una estrategia capaz de:

a) Articular saberes teóricos y prácticos a través de la interacción entre novatos y expertos.

b) Motivar la participación real, gradual y legítima de los estudiantes en actividades relevantes de la profesión o la disciplina.

c) Conformar redes humanas orientadas hacia la gestión e innovación del conocimiento.

En la siguiente sección, se abordará de manera breve el sentido e implicaciones de enfoques educativos basados en competencias. Tanto el marco general sobre la educación superior como las implicaciones de los enfoques basados en competencias, servirán de escenario para describir la tercera parte del presente escrito: las competencias docentes para la tutoría.

Competencias en Educación Superior

Es preciso distinguir, por un lado entre competencias en un sentido estrecho (competencias laborales o fabriles) y de otra parte, en un sentido amplio y dinámico. En el primero de los casos, el desarrollo de competencias se circunscribe a las demandas laborales donde se responde a los intereses de corporativos con miras a que los egresados cumplan con los estándares esperados por los mismos. Este enfoque ha sido llamado “Job competence model” a través del cual se busca definir tres aspectos: las tareas, el manejo de las mismas y los roles de trabajo (Cheetham y Chivers, 2005). El problema básico de este enfoque es que el quehacer profesional en ocasiones llega a acotarse a prácticas mecánicas y rutinarias.

En el segundo caso, que es en donde nos situamos, se habla de competencias para desarrollar en los estudiantes un pensamiento complejo, cimentado en la reflexión, el juicio y el criterio propio, donde el conocimiento es utilizado para analizar, interpretar o realizar deducciones derivadas de una variedad de hechos y circunstancias, lo cual se distingue del desempeño de rutinas (Eraut, 1994). Cabe hacer mención que el aprendizaje de dichas competencias no sólo se limita a cuestiones meramente cognoscitivas y procedimentales, sino incluye habilidades interpersonales, de autorregulación y reflexivas (Brockbank y McGill, 2008; Cheetham & Chivers, op. cit.; Stephenson & Yorke, 1998).

Así, la formación por competencias en los contextos de educación superior, tiene como una de sus metas apoyar a la persona en proceso de formación en el tránsito de una condición inicial donde se es aprendiz o novicio en un campo determinado, a través de una serie de momentos o etapas, para arribar a una condición donde se logre suficiente pericia y se pase a formar parte de la comunidad de expertos que desarrollan el conocimiento en dicho campo (Fraser & Greenhalgh, 2001).

Tratando de dilucidar sobre el sentido de las competencias docentes para la tutoría, tenemos que la tarea principal de esta última, es favorecer la formación integral de los estudiantes y apoyar su inclusión gradual en una comunidad de práctica investigativa o profesional. Visto así, los tutores despliegan una serie de competencias que apoyan a los estudiantes en la apropiación y perfeccionamiento de competencias para la investigación o la intervención profesional, así como para pasar de participante periférico a participante legítimo de una determinada comunidad (Wenger, 2001). Esta tarea puede llevarse a cabo mediante la ejecución de múltiples actividades, realizadas en entornos de gran complejidad. Para fines didácticos y de comprensión, consideramos conveniente dividir las competencias docentes para la acción tutorial en tres rubros: competencias formativas, socializadoras e interpersonales (De la Cruz, 2007).

a) Las competencias formativas están orientadas a favorecer el dominio del corpus teórico y metodológico la disciplina o la profesión.

b) Las competencias socializadoras están dirigidas a la integración paulatina y legítima de los estudiantes a comunidades disciplinarias o profesionales.

c) Por último, para que las competencias formativas y socializadoras sean eficaces, es necesario establecer una interacción entre tutores y alumnos basada en el respeto, el compromiso, la responsabilidad y la comunicación. Estos aspectos son los que integran las competencias interpersonales de la tutoría.

En el siguiente apartado se describe cada una de las competencias referidas.

Competencias docentes para la tutoría

Entendemos por competencias docentes para la tutoría como aquellas capacidades aprendidas para realizar adecuadamente la acción tutorial, la cual está dirigida a favorecer la formación integral de los estudiantes, tanto en los aspectos cognitivos (dominio de conocimientos, transferencia de conocimiento a diversos escenarios, desarrollo de habilidades meta cognitivas); afectivo-emocional (elevar la autoestima y autocontrol de los estudiantes) y de interacción (estándares de convivencia, negociación, trabajo colaborativo).

Dichas competencias, como se refirió con anterioridad, las dividimos en: formativas, socializadoras e interpersonales, tal como se muestran en la figura 1. Al respecto cabe enfatizar que el desarrollo de dichas competencias, requiere de anclajes contextuales o situacionales. Es decir, su puesta en marcha depende en gran medida de las características de la profesión o disciplina, de las demandas institucionales, de las problemáticas que se pretendan abordar y de la forma en que se incorporen dichas competencias al quehacer académico.

a) Competencias formativas

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