COMPORTAMIENTO AGRESIVO EN NIÑOS Y ADOLESCENTES

COMPORTAMIENTO AGRESIVO EN NIÑOS Y ADOLESCENTES

Por: Dora Ninette Alburez de von Ahn, M.A.

El concepto de agresión comprende un abanico de expresiones conductuales de intensidad variable, incluyendo componentes verbales y no verbales, físicos y psicológicos, con el fin de conseguir distintos propósitos en el curso de cualquier transacción social. También la agresividad se puede presentar en defensa de otra agresión.

Para explicar la agresión en niños y adolescentes pueden considerarse varias perspectivas:

El punto de vista Etiológico, postula la agresión como un instinto común en las distintas especies y se deriva de la defensa de la territorialidad y de la supervivencia. Sin embargo, refiere que los animales tienen desarrollada de forma innata la inhibición que impide que maten a los miembros de la misma especie (con excepciones) mientras que en el hombre no ocurre lo mismo.

La Teoría Biológica Considera que existen bases anatómicas y funcionales para la agresión que involucra estructuras del sistema límbico, corteza temporal y prefrontal, entre otras. La agresión se atribuye a algunos trastornos neuroquímicos, tales como: incremento de adrenalina y disminución de serotonina. Estos pueden influir en la conducta agresiva.

La Teoría Frustración-Agresión : Opina que se ha observado que personas que han crecido bajo condiciones negativas y de constante frustración, manifiestan con mayor frecuencia conductas agresivas.

La Perspectiva del Aprendizaje Según Skinner el niño nace con características genéticas propias del ser humano y adquiere conductas bajo la eventualidad de los refuerzos que recibe del ambiente. Afirma que la influencia del medio ambiente es un factor determinante en la adquisición y mantenimiento de conductas adecuadas o inadecuadas. Por lo tanto, la agresión como patrón comportamental puede tener relación con conductas adaptativas para un determinado contexto, aunque no sea considerado el patrón adecuado.

En los modelos cognitivos o en el campo del aprendizaje, se considera que la conducta agresiva se verá influida por el medio ambiente y por cómo es percibido el entorno y la conducta por el propio grupo.

La perspectiva del procesamiento de información cree que lo fundamental se encuentra en la evaluación que el niño o adolescente hace de la situación, la anticipación de la reacción de los demás y las autocríticas en respuesta a sucesos concretos.

La perspectiva del modelo de la deficiencia conductual se centra en las habilidades sociales no desarrolladas como consecuencia de historias de refuerzo y enseñanza inadecuadas. Esta perspectiva alude a un ambiente poco estimulante que no ha proporcionado oportunidades para responder de otra manera.

La teoría cognitivo-social de Bandura explica que la conducta agresiva en el niño se adquiere por medio del aprendizaje observacional siguiendo un proceso de modelado.

El aprendizaje observacional indica que se puede aprender a expresar un comportamiento agresivo simplemente observando a otras personas que lo exhiben. La puesta en práctica de tal conducta permite al niño o adolescente medir la eficacia de dicha conducta. Además, que los niños y adolescentes que son castigados físicamente de forma constante pueden aprender, por modelado, a comportarse de la misma manera. Comprobando luego la eficacia de la conducta como estrategia de control de los demás.

Distintos niveles de la conducta agresiva:

•Motor: movimientos más o menos organizados de ataque y huida.

•Emocional: expresión de sentimientos de rabia, cólera, odio, etc.

•Somático: manifestaciones viscerales de distinta índole que indican activación autónoma.

•Cognitivo: creencias de logro sin importar los medios, fantasías e imágenes destructivas, etc.

•Verbal: empleo de la semántica y el sentido de la palabra para controlar a los demás.

Como se observa, la conducta agresiva puede tratarse de expresiones conductuales no necesariamente intencionales que pueden convertirse en un estilo de actuación dentro de la transacción social. Por lo tanto se trata de conductas muy influidas por el contexto y el ambiente.

Otro tipo de agresión que manifiestan los niños y adolescentes es la denominada “agresividad instrumental”, que consiste en una serie de conductas verbales y/o no verbales, con un fin determinado, tales como: gritar, amenazar, iniciar peleas, dañar, romper, emplear lenguaje y gestos groseros y otras que tienen lugar en un medio socioafectivo al cual intenta controlar, pero que posee consecuencias recíprocas de refuerzo. Es decir, que las utiliza porque sabe que va a lograr lo que quiere, ya que las personas de su medio responden, complaciéndolos o regañándolos.

La mayoría de los padres emplean el castigo para controlar las acciones agresivas de sus hijos, porque es altamente reforzante para los padres, ya que modifica en forma inmediata la conducta del niño. Desafortunadamente tiene aspectos negativos:

•no garantiza un cambio a largo plazo.

•trae efectos emocionales indeseables que pueden perdurar toda la vida.

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