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Caso De La Bella Carnicera


Enviado por   •  30 de Junio de 2015  •  1.635 Palabras (7 Páginas)  •  219 Visitas

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Cuando tomo a un psiconeurótico bajo tratamiento analítico, por regla general sus sueños pasan a ser, según ya he dicho, tema de nuestro coloquio. Para ello debo proporcionarle todos los esclarecimientos psicológicos con cuya ayuda yo mismo llegué a comprender sus síntomas, y entonces tropiezo con una crítica inflexible, como no he de esperarla más rígida de mis colegas. Y casi siempre mis pacientes objetan la tesis según la cual todos los sueños son cumplimientos de deseo. Aquí van algunos ejemplos del material de sueños que se me adujeron como contraprueba.

«Dice usted que siempre el sueño es un deseo cumplido -comienza una ingeniosa paciente-. Ahora le contaré un sueño cuyo contenido es todo lo contrario, puesto que no me cumple un deseo. ¿Cómo lo hace condecir usted con su teoría? El sueño es este:

»Quiero dar una comida, pero no tengo en mi despensa sino un poco de salmón ahumado. Me dispongo a ir de compras, pero recuerdo que es domingo por la tarde, y todos los almacenes están cerrados. Pretendo llamar por teléfono a algunos proveedores, pero el teléfono está descompuesto. Así debo renunciar al deseo de dar una comida».

Respondí, desde luego, que sobre el sentido de ese sueño sólo el análisis podría decidir, aunque admitía que a primera vista parecía racional y coherente y semejaba lo contrario de un cumplimiento de deseo. «¿Pero de qué material nació ese sueño? Usted sabe que el incitador de un sueño se encuentra en todos los casos en las vivencias de la víspera».

Análisis

El marido de la paciente, un honrado y cabal comerciante en carnes, le había declarado días antes que estaba poniéndose obeso y quería iniciar una cura de adelgazamiento. Se levantaría temprano, haría ejercicios, observaría una dicta estricta y sobre todo no aceptaría invitaciones a comer. Acerca de su marido siguió contando, entre risas, que en la tertulia había conocido a un pintor que a toda costa quería retratarlo porque nunca había visto una cabeza tan impresionante. Pero su marido, con sus rudos modales, replicó que no faltaba más y que tenía el total convencimiento de que un trozo del trasero de una hermosa muchacha sería más del agrado del pintor que su cara integra. Ella, me dice, está ahora muy enamorada de su marido y se chancea con él. También le ha rogado que no le obsequie caviar. ¿Qué quiere decir esto?

Es que desde hace ya mucho desea poder comer un bocadillo de caviar todos los días antes del almuerzo, pero no quiere permitirse el gasto. Desde luego, recibiría el caviar de su marido tan pronto como se lo pidiese. Pero le rogó lo contrario, que no le obsequiase caviar alguno, a fin de poder seguir haciéndole bromas con eso.

(Esta fundamentación me parece deshilachada. Tras tales informes insatisfactorios suelen ocultarse motivos inconfesados. Pensemos en los hipnotizados de Bernheim, que ejecutan un encargo poshipnótico y, preguntados por sus motivos, no responden, por ejemplo: «No sé por qué lo hice», sino que tienen que inventar una fundamentación a todas luces insuficiente. Quizás algo semejante ocurra con el caviar de mi paciente. Noto que se ve precisada a crearse en la vida un deseo incumplido. Su sueño le muestra cumplido ese rehusamiento del deseo. Ahora bien, ¿para qué precisa de un deseo incumplido?)

Hasta ahora, las ocurrencias no alcanzan para interpretar el sueño. La insto a que me diga más. Después de una breve pausa, justamente como cuadra al vencimiento de una resistencia, me informa también que ayer fue de visita a casa de una amiga de quien está en verdad celosa porque su marido la alaba en demasía. Por suerte, esta amiga es muy descarnada y flaca, y su marido es amante de las redondeces. Ahora bien, ¿de qué habló esta amiga flaca? Desde luego, de su deseo de engordar un poco. También le preguntó: «¿Cuándo vuelve usted a invitarnos? ¡Se come tan bien en su casa! ».

Ahora el sentido del sueño está claro. Puedo decir a la paciente: «Es justamente como si ante ese reclamo usted hubiera pensado: "¡Tan luego a ti he de invitarte, para que comas en mi casa, te pongas más gorda y puedas gustarle todavía más a mi marido! Más vale que no dé más comidas". Después el sueño le dice a usted que ya no puede dar comidas, y entonces cumple su deseo de no contribuir en nada a redondear las formas del cuerpo de su amiga. Que las cosas que se ofrecen en los banquetes lo ponen a uno gordo, lo aprendió usted del declarado propósito de su marido de no aceptar más invitaciones a comer en interés de su adelgazamiento». Ahora no falta sino cualquier dato coincidente que corrobore la solución. Nada se aclaró todavía sobre el salmón ahumado que aparece en el contenido del sueño. «¿Cómo llega usted al salmón que se menciona en el sueño?».

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