Caso Dora
giulicanello20 de Mayo de 2014
21.131 Palabras (85 Páginas)340 Visitas
Fragmento de análisis de un caso de Histeria: Caso Dora ( 1905- 1901)
Palabras preliminares
La causación de las enfermedades histéricas se encuentra en las intimidades de la vida psicosexual de los enfermos, y los síntomas histéricos son la expresión de sus más secretos deseos reprimidos.
En el presente caso vinieron en mi auxilio dos circunstancias:
1. La duración del tratamiento no superó los tres meses;
2. Los esclarecimientos se agruparon en torno de dos sueños -uno contado hacia la mitad de la cura y el otro al final-, redactados textualmente por escrito una vez terminada la sesión.
El Historial clínico fue redactado después de concluida la cura apoyándome en la memoria de Freud. El registro no es absolutamente fiel, pero puede reclamar una gran confiabilidad.
En muchos pasajes se modificó la secuencia de los esclarecimientos.
Originariamente el trabajo llevaba por título «Sueños e histeria», le parecía muy apto para mostrar cómo la interpretación de los sueños se entreteje en el historial de un tratamiento y cómo con su ayuda pueden llenarse las amnesias y esclarecerse los síntomas.
- La profundización en los problemas del sueño es una condición previa indispensable para comprender los procesos psíquicos que ocurren en la histeria y en las otras psiconeurosis.
El presente historial clínico presupone el conocimiento de la interpretación de los sueños; sus resultados quedaron incompletos en más de un aspecto: El tratamiento no prosiguió hasta alcanzar la meta prefijada, sino que, llegado cierto punto, fue interrumpido por voluntad de la paciente (por eso, puede ofrecer un fragmento del análisis).
Desde los Estudios sobre la histeria [Breuer y Freud, 1895], la técnica psicoanalítica ha experimentado un vuelco radical. En aquella época, el trabajo partía de los síntomas y se fijaba como meta resolverlos uno tras otro.
Freud abandona después esta técnica por hallarla totalmente inadecuada a la estructura más fina de la neurosis.
Ahora deja que el enfermo mismo determine el tema del trabajo cotidiano, y entonces parte de la superficie que el inconciente ofrece a su atención en cada caso. Así obtiene fragmentado, entramado en diversos contextos y distribuido en épocas separadas lo que corresponde a la solución de un síntoma.
A pesar de esta desventaja aparente, la nueva técnica es muy superior a la antigua, e indiscutiblemente la única posible.
La pieza más difícil del trabajo técnico no estuvo en juego con la enferma; en efecto, el factor de la «trasferencia», de que se habla al final del historial clínico, no fue examinado en el curso del breve tratamiento.
Un único historial clínico, aunque fuera completo y no dejara lugar a dudas, no puede dar respuesta a todas las preguntas que plantea el problema de la histeria.
El cuadro clínico
Sueño Constituye uno de los caminos por los cuales puede llegar a la conciencia aquel material psíquico que, en virtud de la aversión que suscita su contenido, fue bloqueado de la conciencia, fue reprimido, y así se volvió patógeno. En síntesis: El sueño es uno de los rodeos por los que se puede sortear la represión {desalojo}, uno de los principales recursos de la figuración indirecta en el interior de lo psíquico.
Los parientes del enfermo informan: El padre de la muchacha de 18 años ofrece, casi Siempre, un cuadro muy desfigurado del curso de la enfermedad.
Los enfermos son incapaces de dar sobre sí mismos un informe exacto. Pueden informar al médico de manera suficiente y coherente sobre tal o cual período de su vida, pero viene después otro período para el cual sus noticias se empobrecen, quedan lagunas y enigmas.
Tampoco dan una exposición ordenada de su biografía, ya sea por, los motivos todavía no superados de la timidez y la vergüenza (o la discreción, cuando entran en cuenta otras personas), se guarda conciente y deliberadamente una parte de lo que le es bien conocido y debería contar (contribución de la insinceridad conciente).
- Una parte de su saber anamnésico, del cual el enfermo dispone en otras oportunidades, no le acude durante el relato, sin que él se proponga guardársela: es la contribución de la insinceridad inconciente.
- Nunca faltan amnesias reales, lagunas de la memoria en las que han caído no sólo recuerdos antiguos, sino aun muy recientes; además, espejismos del recuerdo [paramnesias] que se formaron secundariamente para llenar esas lagunas.
A muchos recuerdos los encontramos, en un primer estadio de la represión: se presentan aquejados por la duda. Algún tiempo después, esta duda se habría sustituido por un olvido o un falso recuerdo.
Tal estado de los recuerdos relativos al historial de la enfermedad es el correlato que exige la teoría, el correlato necesario de los síntomas patológicos. Después, en el curso del tratamiento, el enfermo aporta lo que se había guardado o no se le había ocurrido por más que siempre lo supo. Los espejismos del recuerdo demuestran ser insostenibles, las lagunas son llenadas.
Sólo hacia el final del tratamiento se puede abarcar el panorama de un historial clínico congruente, comprensible y sin lagunas.
Si la meta práctica del tratamiento consiste en cancelar todos los síntomas posibles y sustituirlos por un pensamiento conciente, puede plantearse como otra meta, teórica, la tarea de salvar todos los deterioros de la memoria del enfermo.
Las dos metas convergen; cuando se alcanza una, también se logra la otra; es un mismo camino el que lleva a ambas.
Por la naturaleza de las cosas que constituyen el material del psicoanálisis, se infiere que en nuestros historiales clínicos debemos prestar tanta atención a las condiciones puramente humanas y sociales de los enfermos como a los datos somáticos y a los síntomas patológicos.
Círculo familiar de Dora (18 años): Madre, Padre, Hermano (1 año y medio mayor que ella)
La persona dominante era el padre, tanto por su inteligencia y sus rasgos de carácter como por las circunstancias de su vida, que proporcionaron el armazón en torno del cual se edificó la historia infantil y patológica de la paciente.
PADRE: era un hombre que andaba por la segunda mitad de la cuarentena, de vivacidad y dotes nada comunes; un gran industrial, con una situación material muy holgada.
La hija estaba apegada a él con particular ternura, y la crítica que tempranamente había despertado en ella se escandalizaba tanto más por muchos de sus actos y peculiaridades.
Esta ternura se había acrecentado, por las numerosas y graves enfermedades que el padre padeció desde que ella cumplió su sexto año de vida.
• Tuberculosis: Cuando Dora tenía 6 años. Ello ocasionó que la familia se trasladara a una pequeña ciudad, llamada B por diez años. La afección pulmonar mejoró allí con rapidez.
• Desprendimiento de retina: Cuando Dora tenía alrededor de diez años, un desprendimiento de retina forzó al padre a una cura de oscuridad. Como consecuencia de esta enfermedad sufrió una disminución permanente de la visión.
• Ataque de confusión seguido por manifestaciones de parálisis y ligeras perturbaciones psíquicas. (Consulta a Freud por persuasión se un amigo).
• Sifilis
Freud Vaciló durante un tiempo; no sabía si debía suponer la existencia de una parálisis tabética. Por fin decidí diagnosticar una afección vascular difusa y, tras confesar el enfermo que antes de su matrimonio había contraído una infección específica, le hizo emprender una enérgica cura antiluética, a consecuencia de la cual cedieron todas las perturbaciones que aún persistían.
A esta feliz intervención debió, que cuatro años más tarde el padre le presentase a su hija, enferma de neurosis, y trascurridos otros dos años la pusiese bajo su tratamiento psicoterapéutico.
TÍA DE DORA: hermana del padre, algo mayor que él. Sufrió una forma grave de psiconeurosis sin los síntomas característicos de la histeria. Tras una vida abrumada por un desdichado matrimonio, esta mujer murió a raíz de las manifestaciones, de un marasmo que progresó rápidamente.
TÍO DE DORA: solterón hipocondríaco.
La muchacha, que se convirtió en mi paciente a los 18 años de edad, había depositado desde siempre sus simpatías en la familia paterna y, después de caer enferma, veía su modelo en la tía que acabo de mencionar.
MADRE: De acuerdo con las comunicaciones del padre y de la muchacha: era una mujer de escasa cultura, pero sobre todo poco inteligente, que tras la enfermedad de su marido y el consecuente distanciamiento, concentró todos sus intereses en la economía doméstica, y así ofrecía el cuadro de lo que puede llamarse la «psicosis del ama de casa». Carente de comprensión para los intereses más vivaces de sus hijos, ocupaba todo el día en hacer limpiar y en mantener limpios la vivienda, los muebles y los utensilios, a extremos que casi imposibilitaban su uso y su goce.
Tales mujeres, ignoran totalmente su propia enfermedad, no la reconocen y, por tanto, falta en ellas un rasgo esencial de la «neurosis obsesiva».
HERMANO DE DORA: había sido en épocas anteriores el modelo al cual ambicionaba parecerse. Pero en los últimos años las relaciones entre ambos se habían vuelto más distantes.
...