Conducta humana en emergencias

LA CONDUCTA HUMANA ANTE SITUACIONES DE EMERGENCIA

HIGIENE Y SEGURIDAD INDUSTRIAL

ESTUDIANTE

DOCENTE

UNIVERSIDAD DE BOYACÁ

ESPECIALIZACIÓN EN SEGURIDAD Y SALUD EN EL TRABAJO

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD

2020

Uno de los componentes importantes dentro de todo sistema de gestión en seguridad y salud en el trabajo es su preparación ante emergencias. Los planes de emergencia, como lo cita Robayo (s.f.), se definen como un documento formal en el que se determina las líneas generales de actuación y funcionamiento en el supuesto de que acontezca un riesgo grave, una catástrofe o una calamidad pública y cuyo objetivo es proteger la vida de las personas, preservar el medio ambiente y minimizar el daño a las instalaciones o bienes. Dentro del conjunto de actividades enmarcadas en la gestión de emergencias y, en especial, en la elaboración de un plan de emergencia hay una serie de pasos que son indispensables para su construcción, pero que no tienen un enfoque de análisis marcado sobre la conducta humana en un escenario de peligro. De forma sucinta podría decir que los cinco ítems fundamentales en la gestión de emergencias en una organización son: la identificación de amenazas, la evaluación y análisis de la vulnerabilidad, el cálculo del riesgo, la conformación de una brigada de emergencias y los simulacros. De este modo, más allá de lo que se logre captar y analizar en los simulacros que en su gran mayoría solo se realizan una vez por año, la condición humana no tiene un papel relevante y no se tiene en cuenta que la conducta per se puede ser un factor de riesgo adicional.

La conducta humana puede verse desde dos escenarios, como se establece en la Normas Técnicas de Prevención 390; la conducta individual y colectiva. A nivel de conducta, se establece que solo un rango entre el 10% - 25% de las personas actúan en forma grupal, calmada y organizada en una situación de emergencia, lo que da muestra de un serio problema que condiciona el éxito de cualquier gestión. Se han clasificado una serie de factores que terminan por explicar los bajos niveles de trabajo grupal en situaciones que son peligrosas e inusuales para la mayoría de personas; aspectos como la personalidad –que resulta en reacciones de histeria, depresión u obsesión, de forma negativa, y a la capacidad de liderazgo, de forma positiva-, la edad, las condiciones físicas, la tolerancia a la frustración o la tendencia al gregarismo son algunos de los que a menudo pueden identificarse en situaciones de emergencia.

Si bien, los ya mencionados bajos rangos en porcentaje de trabajo grupal son alarmantes, no quiere decir que la conformación de grupos garantice de forma plena una buena actuación frente a una situación de emergencia. Todos los factores individuales mencionados pueden presentarse de la misma forma y en la misma magnitud en un grupo de personas, haciendo que se convierta en una especie de colectivo en situación de discapacidad de enfrentar lo adverso. En ese sentido, sumado a los factores individuales, hay factores colectivos que se presentan y afectan la actuación ante emergencias como las dimensiones espaciales (espacios abiertos o cerrados), el pánico o el contagio mental como herramienta de dispersión del pánico.

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