Consumo

El hombre, a través del tiempo ha ido evolucionando para mejorar su forma de vida, esto se dice en las diversas teorías que existen a cerca de la evolución como pueden ser la de la selección natural de Darwin, que plantea que “Los individuos presentan variaciones, la escasez del alimento les obliga a luchar por la existencia.

Aquellos individuos dotados de variaciones ventajosas tienen más probabilidades de alcanzar el estado adulto, reproducirse y legar dichas variaciones a su descendencia”. (2012) O la Neodarwinista que explica que “los cambios que se producen en la descendencia son indiferentes, favorables o desfavorables a veces para los individuos. Por lo cual el hombre ha ido evolucionando y adaptándose”

Sea cual fuere la teoría correcta, considero que todas están basadas en una cosa principal: la sobrevivencia de raza humana.

Sin embargo, hablar de la evolución no es el punto principal en este ensayo, sino es como a través del tiempo, el hombre tuvo que adquirir de alguna manera una forma de trabajo e irla modificando para sobrevivir.

“El trabajo es un deber, además un derecho que asiste a todas las personas humanas, debe ser valorado o tratado como una expresión humanista, no como una mercancía. El trabajo debe ser considerado como la expresión de un servicio que se hace en función del bienestar de la sociedad” (Cerda, 2007)

Aunque actualmente contamos con industrias que ofrecen empleos y podrían utilizar la definición anterior de trabajo, este no siempre ha sido así, el hombre poco a poco fue tomando instrumentos con los cuales empleaba ciertas actividades como la caza, la pesca, etc., con el fin de satisfacer ciertas necesidades.

Federico Engels (1876) desde su lectura, menciona que el trabajo es la fuente de toda riqueza, es la condición básica y fundamental de toda la vida humana y que este ha creado al propio hombre.

Si nos remontamos al hombre que Engels menciona en esta lectura, es aquel ancestro del que las teorías hablan, aquel que es muy parecido al mono, ese que trepaba árboles, y que se apoyaba con los nudillos para poder caminar, el que tuvo que tomar una postura bípeda para poder liberar las manos y así desarrollar cierta serie de funciones con estas.

“La mano les sirve para empuñar garrotes, con los que se defienden de sus enemigos o para bombardear a éstos con frutos y piedras”. (Engels, 1876)

Gracias a estos y otros desarrollos que poco a poco el hombre fue adquiriendo, permitió a nuestros antepasados manipular a la naturaleza de una manera más compleja. “La mano se hizo libre y podía adquirir ahora cada vez más destreza y habilidad; y esta mayor flexibilidad adquirida se transmitía por herencia y se acrecía de generación en generación”.

Puede considerarse que esto fue el paso decisivo para la transformación gradual del mono en hombre. Por eso, las funciones para las que nuestros antepasados fueron adaptando poco a poco sus manos, solo pudieron ser en un principio, funciones sumamente sencillas.

Por otra parte, el origen del lenguaje nace de la necesidad de comunicarse los unos a los otros. “los hombres en formación llegaron a un punto en que tuvieron la necesidad de decirse algo…” (Engels, 1876)

Es así, como los hombres comenzaron a realizar acciones más complejas. Con el desarrollo de las manos, y paulatinamente con el lenguaje, fueron evolucionando poco a poco hasta parecerse a lo que somos actualmente.

El trabajo y la palabra articulada fueron los estímulos principales por los cuales el cerebro del mono se fue transformando gradualmente en cerebro humano, ya que a pesar de su similitud lo supera considerablemente en tamaño y perfección.

Se desarrolla el cerebro, los órganos de los sentidos, el discurso, el trabajo y es así como se da paso a un nuevo elemento que surge con la aparición del mono transformado en hombre: la sociedad.

Con la llegada de la sociedad, el trabajo humano se caracterizaba por atender solamente niveles elementales de subsistencia en la que cada familia procuraba satisfacer sus propias necesidades. La organización social estaba compuesta por clanes y tribus donde la caza, la pesca, y la recolección de frutos que espontáneamente se producían constituían la forma de trabajar.

El consumo de carne ofreció al organismo, ingredientes esenciales para su metabolismo. Este consumo significo otro avance: el uso del fuego y la domesticación de animales.

El avance de la civilización y la aparición de organizaciones sociales caracterizadas por el asentamiento de las familias, impuso la realización de tareas agrícolas y ganaderas. Los instrumentos de producción que se utilizaban dependían de la fuerza muscular del hombre, que era ayudado por los animales a los que había logrado domesticar.

Engels menciona que el hombre modifica la naturaleza y la obliga a servirle, ósea, la domina, mientras que lo que hacen los animales es utilizar la naturaleza exterior y modificar por el mero hecho de su presencia en ella. Esta es la diferencia esencial que existe entre el hombre y los demás animales.

Sin embargo, se puede decir que cada victoria que tenemos sobre la naturaleza, tiene un precio muy alto, ya que esta toma su venganza, como podría ser en la extinción de flora y fauna, o la escases de agua en la actualidad, entre otras cosas.

Las conglomeraciones entre hombres dieron paso a las sociedades. Las manadas a los pueblos, los pueblos a las ciudades; se fue tomando forma, hasta que poco a poco aparecen las clases sociales, la esclavitud, la propiedad privada, la explotación, etc.

Al paso del tiempo el ser humano ha buscado de una u otra forma la sobrevivencia, para esto ha sido fundamental el trabajo como medio para obtener recursos y poder alimentarse, vestirse, calzar, vender, o comprar.

En la edad media, cuando el mono ya estaba completamente convertido en hombre, existía una distribución de funciones entre quienes peleaban para salvaguardar a todo el reino en su defensa (los nobles) los que rezaban para el bien de todos (el clero) y los que trabajaban para todos (los campesinos) que alimentaban a aquellos que no producían (Hilda, 2010)

Paulatinamente y como consecuencia del desarrollo de las ciudades se van formando grupos de personas que pertenecían a un mismo gremio: herrero, artesano, etc. constituyéndose así las corporaciones, instituciones características del medioevo. Los integrantes de las corporaciones trabajaban en pequeños talleres y de acuerdo a rigurosas reglas del oficio, siendo la jornada de trabajo

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