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Cuando El Fracaso No Es Fracaso


Enviado por   •  10 de Marzo de 2015  •  2.429 Palabras (10 Páginas)  •  140 Visitas

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Cuando el fracaso no es fracaso

Hay ciertas tormentas en la vida de la persona que contribuyen a que la actitud se estrelle. Estas tormentas que trato son predominantemente internas no externas. Son parte de nosotros y deben ser tratadas constructivamente para que traigan paz y produzcan una actitud sana.

El temor al fracaso

La primera tormenta interna es: el temor al fracaso.

Hemos tenido muchas maneras de enfrentarnos con eso. Algunas personas son tan determinantes que dicen: “si no tienes éxito la primera vez destruye toda evidencia de que lo intentaste”.

Fracaso: lo escondemos, lo negamos, lo tememos, lo desconocemos y hasta lo odiamos.

Hacemos todo menos aceptarlo. Por aceptación no quiero decir resignación y apatía. Quiero decir entendimiento que el fracaso es un paso necesario hacia el éxito. El hombre que nunca cometió una equivocación es porque nunca hizo nada.

Me gusta leer las vidas de los grandes hombres. Una realidad constante en todos es que experimentaron fracasos. En efecto la mayoría de ellos comenzaron fracasando.

Cundo el gran pianista polaco Ignace Paderewsky decidió estudiar piano, su profesor de música le dijo que sus manos eran demasiado pequeñas para dominar el teclado.

Cuando el gran tenor italiano Enrico Caruso presento su solicitud para aprender canto, el maestro dijo que su voz sonaba como el viento que silbaba por la ventana.

Cuando el gran estadista de la Inglaterra victoriana, Benjamín Disraeli intento hablar con el parlamento por primera vez, los parlamentarios le pidieron que se sentara y se rieron cuando dijo: “aunque ahora me siente vendrá el tiempo en el que me oirán”.

Henry Ford olvido poner una marcha de reversa en su primer carro.

Thomas Edison gasto dos millones de dólares en una inversión que demostró ser de poco valor.

Muy pocos lo hicieron bien la primera vez.

Fracasos, repetidos fracasos, son las huellas que hay en el camino hacia el éxito. La vida de Abraham Lincoln demostró que la única vez cuando no se fracasa es cuando se hace lago y da resultado. Podemos y debemos caer para aprender y así irnos de bruces hacia el éxito.

Aceptar el fracaso en el sentido positivo, es algo efectivo cuando usted cree que el fracasar es tan importante para saber triunfar. La mayoría de las personas rara vez valoran su buena salud, hasta que se enferman. El experimentar los problemas nos da un gozo más grande en nuestro progreso, si tomamos el fracaso como un verdadero aprendizaje.

Es imposible triunfar sin sufrir. Si tienes éxito y no has sufrido, es que alguien ha sufrido por ti; y si estas sufriendo sin tener éxito, tal vez alguien tendrá éxito por ti. Pero no hay éxito sin sufrimiento.

Reuben Welch, autor de en verdad nos necesitamos el uno al otro, dijo simplemente nos preocupamos de sobrevivir y conservar el estatus.

Quo, defendemos una reputación que reprime el progreso y llega a ser auto limitante. Después de oír ese mensaje hice una placa que decía: no tengo que sobrevivir solamente.

Tal vez las palabras de William Arthur Word nos animarán a no pensar en sobrevivir y por eso perder nuestro temor a fracasar.

Si usted es sabio, olvídese de la grandeza. Olvídese de sus derechos, pero recuerde sus responsabilidades. Olvide sus inconveniencias, pero recuerde sus bendiciones. Olvide sus propios logros, pero recuerde su deuda con los demás. Olvide sus privilegios, pero recuerde sus obligaciones… olvídese de la grandeza.

Corre el riesgo. Trepa y sube a la rama donde está el fruto. Muchas personas están todavía abrazadas del tronco del árbol, preguntándose por que no reciben el fruto de la vida. Muchos líderes potenciales nunca lo logran por que se quedan atrás y dejan que otros corran el riesgo. Muchos receptores potenciales nunca recibieron nada porque nunca dieron un paso fuera de la multitud y lo pidieron.

Jesús dijo: “pedid y recibiréis”

Santiago no lo invierte: “no tenemos porque no pedimos”.

En realidad no tenemos porque tememos el rechazo. Por eso no corremos el riesgo.

Reír es correr el riesgo de parecer tonto. Llorar es el riesgo de parecer sentimental. Acercarse a otro es correr el riesgo de involucrarse. Demostrar tus sentimientos es correr el riesgo de mostrar tu verdadero yo. Poner tus ideas y sueños delante de la gente es correr el riesgo de perderlos. Amar es correr el riesgo de no ser amado. Vivir es correr el riesgo de morir. Esperar es correr el riesgo de desesperar. Tratar es correr el riesgo de fracasar.

Se tiene que correr el riesgo porque el mayor peligro de la vida es no arriesgar nada. La persona que no arriesga nada no hace nada, no tiene nada y no es nada. Puede evitar crecimiento y dolor, pero no puede aprender, crecer, sentir, cambiar, amar, vivir. Encadenado por estas certezas, es esclavo, ha perdido su libertad.

El temor al fracaso se aferra a aquellos que lo toman demasiado en serio. Mientras crecemos, pasamos mucho tiempo preocupándonos de lo que el mundo piensa de nosotros. Cuando llegamos a la madurez, nos damos cuenta de que el mundo ni se fijó en nosotros todo el tiempo que nos preocupamos. Hasta que aceptemos que el futuro del mundo depende de nuestras decisiones, no olvidemos las equivocaciones pasadas.

La actitud es el factor determinante respecto a si nuestros fracasos nos edifican o nos aplastan. La persistencia de una persona que se topa con un fracaso es una señal de una actitud saludable. ¡Los ganadores no renuncian! El fracaso se vuelve devastador y hace que nuestra actitud se estrelle, cuando renunciamos.

Aceptar el fracaso como el final es ser finalmente un fracaso.

Nada en el mundo puede tomar el lugar de la persistencia. No lo hará el talento; nada en el mundo es más común que hombres de talento sin éxito. El genio no lo hará; el mundo está lleno de ruinas educadas. Solamente la persistencia y determinación son omnipotentes

Porque… el fracaso no significa que soy un fracasado; significa que todavía no he triunfado.

El fracaso no significa que no he logrado nada; significa que he aprendido algo.

El fracaso no significa que he sido un tonto; significa que tuve suficiente fe para experimentar.

El fracaso no significa que he sido desgraciado; significa

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