Desarrollo De La Motricidad Fina

DESARROLLO DEL TEMA

La motricidad fina consiste en la posibilidad de manipular los objetos, sea con toda la mano o con movimientos más diferenciados utilizando ciertos dedos. El realizar actividades manuales como punzar, pasar, ensamblar figuras, prepara las manitas del niño para aprender a escribir e incluso para la adquisición de futuros aprendizajes.

El dominio de la motricidad fina depende de la posibilidad de ejercicio de brazos, manos y de la maduración orgánica. El niño pequeño, al carecer de lenguaje verbal o tenerlo poco desarrollado, utiliza las manos para expresarse señala lo que quiere e inicia las primeras relaciones con otras personas al dar y recibir objetos que están a su alrededor. Las manos son un instrumento muy útil para los procesos motores finos. Su función de apoyo es necesaria en el gateo, en la acción de pararse y en los diferentes cambios de postura.

Cuando un niño presenta problemas en la lecto-escritura, una de las causas puede ser que no se le da la importancia necesaria para la estimulación de la motricidad fina desde su primer mes de vida, la cual refleja posteriormente en movimientos de mayor precisión que son requeridos especialmente en tareas donde se utilizan de manera simultánea el ojo, mano, dedos, como por ejemplo: rasgar, cortar, pintar, apilar objetos, colorear, enhebrar, escribir, que permiten al niño ejercitar su vista al momento de leer (seguimiento visual de izquierda a derecha, y de arriba abajo), clave para la adquisición de aprendizaje.

En el nivel educativo se debe tener en cuenta que el control de movimientos globales es previo y base del control de movimientos más precisos. El aprendizaje de hábitos de autonomía personal y de convivencia social exige la utilización de las manos en actividades como: comer, vestirse, bañarse, recoger las cosas del suelo y colocarlas en su lugar.

Para lograr un desarrollo adecuado de la motricidad manual, es importante que los adultos estén atentos a sus progresos y necesidades, y pongan a su alcance los recursos, materiales y juegos adecuados. El material debe ser llamativo e inofensivo con el fin de estimular la curiosidad y deseo del niño. Algo muy importante que los padres deben tener en cuenta es que el desarrollo de la motricidad fina no empieza desde los tres años, sino desde el nacimiento, porque el bebé puede coger un objeto con toda su mano por un acto reflejo. Posteriormente deja este reflejo para tomar objetos de liberación, pues va dominando y coordinando sus propios movimientos cada vez con mayor precisión.

Este desarrollo motor sigue una secuencia, es decir el dominio de las habilidades ayuda que surja otra:

Del nacimiento a los 6 meses:

• Poner el dedo índice en la mano del niño para que lo agarre.

• Colocar un objeto suave en la mano del niño.

• Tomar la mano del niño y pasarle uno a uno de los dedos de la mano para que sienta distintas formas.

• Ofrecerle diferentes texturas para que las pueda palpar.

• Estimularlo a que tome objetos con toda la mano.

• Juntar las manos del bebé para intentar aplaudir.

De 6 meses a 12 meses:

• Ofrecer al bebé juegos de manipulación, y que produzcan sonidos.

• Motivarlo a apilar objetos.

• Ofrecerle juegos de colores para que empiece a reconocerlos y clasificarlos desde el primer año en adelante.

• Con juegos de plantado, donde el niño debe sacar e insertar aros o pines de colores empleando la pinza digital (dedos pulgar e índice).

• Con material para ensamblarse entre sí para formar cubos y casita que también pueden apilarse.

• Con bastidores que permitan a niño “imitar” las actividades de los adultos que realizan para vestirse y desvestirse, que contengan botones, cierres, velcro (pega-pega), broches, cordones.

• Que el niño logre insertar a través de orificios pequeños, realizando pasados.

La motricidad cumple una función de carácter global al propiciar el normal desarrollo del niño. Para lograrlo se deben poner a su alcance el mayor número de estímulos para que experimente y construya su propio esquema corporal. Las estrategias educativas, que se ocupan de los aprendizajes básicos, facilitan los procesos de asimilación o previene y corrigen alteraciones o deficiencias en los aprendizajes.

Estoy de acuerdo con lo que dice el autor en referencia a la motricidad fina, la cual es de suma importancia en el preescolar, ya que desde que estaban bebés realizaban movimientos con las manos y cuando no tenían desarrollado el lenguaje verbal señalaban los objetos con estos sentidos, por otro lado los adultos solían evadir este aprendizaje cuando no dejaban que realizaran actividades en casa (cambiarse, peinarse ,comer, jugar, entre otros), estas acciones por parte de los papás les imposibilitaba desenvolverse por el hecho justificable de que estaban pequeños y no dejaban que hicieran actividades porque se lastimaban o se ensuciaban, dejando a un lado el desarrollo de esta capacidad motora fina.

A los pequeños se les invitaba a que se independizaran en donde realizaban ciertos ejercicios, en los cuales tenían que dominar una gama de materiales (duros, blandos, rasposos, suaves, entre otras propiedades) que les agradaban a los infantes y lograban que fueran teniendo un conocimiento de la diversidad de texturas que tienen a su alrededor y las destreza en la manos, esto provocaba que fueran tomando confianza y se sintieran más cómodos.

Cada infante tenía su propio desarrollo, algunos avanzaban con facilidad y otros eran lentos o torpes, pero como quiera se les inducía a que estuvieran motivados para que pertenecieran al grupo donde cada quien era diferente. A los padres se les encargaba que en casa estuvieran atentos con sus hijos en las tareas; ya que en esta etapa se necesitaba mucho apoyo para obtener habilidades y seguridad para seguir adelante.

Desde mi punto de vista creo que la mayor parte de responsabilidad se da en los hogares; ya que es donde los infantes aprenden a desarrollar estas habilidades, por lo que es importante orientar a los padres de familia

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