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EL CEREBRO EMOCIONAL

ibysaucedo4Síntesis23 de Noviembre de 2021

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PARTE 1. EL CEREBRO EMOCIONAL.

  1. ¿Para qué sirven las emociones?

“Solo se puede ver correctamente con el corazón; lo esencial permanece invisible para el ojo”

-Antonie de Saint-Exupery, El principito.

Las emociones son las que nos permiten afrontar cualquier tipo de situación difícil. Cada emoción nos prepara de un modo diferente a la acción, la cual esta nos permite resolver los desafíos que podamos tener. También son impulsos que nos llevan a actuar.

La raíz de la palabra emoción proviene del verbo latín moveré, que significa moverse.

En el enojo, nuestro flujo sanguíneo va aumentando a las manos, aumenta el ritmo cardiaco y la tasa de hormonas, como lo es la adrenalina.

En el miedo, la sangre se retira del rostro (lo cual esto causa la palidez de nuestro rostro) y fluye a las piernas. Los nervios de los centros emocionales del cerebro desencadenan una respuesta hormonal que pone al cuerpo en un estado de alerta.

En la felicidad, hay un aumento en la actividad de el centro cerebral, la cual se encarga de reprimir los sentimientos negativos y de controlar los que nos causan preocupación; al mismo tiempo aumenta el caudal de energía.

En el amor, los sentimientos de ternura y satisfacción sexual activan el sistema nervioso parasimpático, lo cual da un estado de calma y satisfacción.

En los momentos de sorpresa, el arqueo de la ceja hace que aumente el campo visual y permite que ingrese mas luz en la retina del ojo, esto hace que nos proporcione más información sobre lo que aconteció.

En el desagrado, el gesto que se expresa transmite a los demás que algo resulto nauseabundo para el gusto o para el olfato.

La función de la tristeza es ayudarnos a comprender una perdida irremediable. Esta provoca que nuestra energía disminuya y mientras mas se acerque a la depresión más enlentece el metabolismo corporal.

Todas las personas tenemos dos mentes, una mente que piensa y otra que siente, estas dos interactúan para construir nuestra vida mental.

La mente racional es la manera de alcance de la que solemos ser consientes, mientras que la mente emocional es la mas impulsiva y la más poderosa.

La raíz de nuestra vida emocional radica del olfato, ya que se ocupa de registrar y analizar los olores.

El sistema límbico tiene 2 herramientas que nos permiten ir más allá de las reacciones automáticas y afinar las respuestas en la toma de decisiones, estas herramientas son el aprendizaje y la memoria.

  1. Anatomía de un secuestro emocional.

“La vida es una comedia para quienes piensan y una tragedia para quienes sienten”

-Horace Walpole.

En tales momentos un centro de sistema límbico declara un estado de urgencia y recluta todos los recursos del cerebro para llevar a cabo su inevitable tarea. Este secuestro desencadena una reacción decisiva antes de que el neocórtex (cerebro pensante) tenga la posibilidad de darse cuenta de lo que pasa realmente y mucho menos aunque tenga la posibilidad de tomar una decisión importante.

Existen dos amígdalas que constituyen en un conglomerado de estructuras interrelacionadas en forma de almendra y se hallan encima del tallo encefálico.

La amígdala esta especializada en las cuestiones emocionales y se considera como una estructura límbica muy ligada a los procesos del aprendizaje y la memoria.

La amígdala no solo está ligada a los afectos, también se relaciona con las pasiones.

También asume el control cuando el cerebro pensante, el neocórtex, todavía no ha llegado a tomar una decisión.

El funcionamiento de la amígdala y su interrelación con el neocórtex constituyen el núcleo mismo de la inteligencia emocional.

Uno de los inconvenientes de el sistema de alarma neuronal es que con mas frecuencia, el mensaje de urgencia mandado por la amígdala suele ser más obsoleto, especialmente cambiante.

Los recuerdos emocionales mas intensos proceden de los primeros años de vida y de las relaciones que el niño mantuvo con las personas que lo criaron.

Durante ese periodo de tiempo el hipocampo, el neocórtex y otras estructuras cerebrales no se encuentran aún maduras.

Las rudimentarias confusiones emocionales, basadas en sentir antes que en el pensar, son calificadas como emociones precognitivas, que son reacciones basadas en impulsos neuronales fragmentarios, en bits de información sensorial que aun no han terminado de organizarse para configurar un objeto reconocible.

No hay que sorprendernos de que el lado oscuro de nuestras emociones intensas nos resulte difíciles de comprender, especialmente en el caso de que estamos atrapadas en ellas.

El secuestro emocional parece implicar dinámicas distintas; la activación de la amígdala y el fracaso en activar los procesos neocorticales que suelen mantener equilibradas nuestras respuestas emocionales.

Las conexiones entre la amígdala y el neocórtex constituyen el centro de gravedad de las luchas y tratados de cooperación entre el corazón y la cabeza, entre los pensamientos y los sentimientos.

En conclusión, tenemos dos cerebros y dos clases diferentes de inteligencia, la inteligencia racional y la inteligencia emocional, y nuestro funcionamiento en la vida está determinado por ambos.

PARTE 2. LA MADUREZ DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL.

  1. Cuando el listo es tonto.

Existen muchas excepciones de regla de que el CI predice el éxito en la vida que situaciones que se adaptan a la norma. En el mejor de los casos, el CI parece aportar tan solo un 20% de los factores determinados del éxito (lo cual el 80% restante depende de otra clase de factores).

Garder, afirmo que no solo existe un único y nonolitico tipo de inteligencia que resulte esencial para el éxito en la vida, si no que, en realidad existe un amplio abanico de no menos de siete variedades de inteligencia.

Garder enumero los dos tipos de inteligencia académica (la capacidad verbal y l aptitud lógico-matemática); la capacidad espacial propia de los arquitectos o de los artistas en general; el talento kinésico manifiesto en la fluidez y la gracia corporal de Martha Graham o de Magic Johnson; las dotes musicales de Mozart o de YoYo Ma, y dos cualidades mas a la que coloca bajo el epígrafe de inteligencias personales: la inteligencia interpersonal y la inteligencia intrapsíquica que demuestran las intuiciones de Sigmund Freud.

El conocimiento de uno mismo constituye la piedra angular de la inteligencia emocional; la conciencia de uno mismo es una habilidad básica que nos permite controlar nuestros sentimientos y adecuarlos al momento; el control de la vida emocional y su subordinación a un objetivo resulta esencial para espolear y mantener la atención, la motivación y la creatividad. La empatía es otra capacidad que se asienta en la conciencia emocional de uno mismo, y constituye la habilidad popular fundamental.

El arte de las relaciones se basa en buena medida en la habilidad para las relaciones adecuadamente en las relaciones ajenas.

Las personas que sobresalen en este tipo de habilidades suelen ser auténticas estrellitas que tienen éxito en cualquier tipo de actividad vinculada a la relación interpersonal.

  1. Conócete a ti mismo.

Los propios sentimientos en el mismo momento en que estos tienen lugar constituyen la piedra angular de la inteligencia emocional.

Tal vez pensamos que nuestros sentimientos son evidentes, pero una reflexión mas cuidadosa nos recuerda los muchas ocasiones en las que realmente no hemos reparado, o hemos reparado demasiado tarde, lo que sentíamos respecto a algo.

La expresión “conciencia de uno mismo”, es la conciencia autorreflexiva en la que la mente se ocupa de observar e investigar la experiencia misma, incluidas las emociones. Es la cualidad en la que la atención admite de manera imparcial y no reactiva todo cuanto discurre por la conciencia, como si se tratara de un testigo.

La persona que es consciente de sus estados de ánimo y mientras los está experimentando goza de una vida emocional más desarrollada.

Las personas atrapadas en sus emociones son personas que suelen sentirse desbordadas por sus emociones y que son incapaces de escapar de ellas, como si fueran esclavos de sus estados de ánimos.

Las personas que aceptan resignadamente sus emociones son personas que suelen percibir con claridad lo que están sintiendo.

La conciencia emocional de algunas personas es abrumadora, mientras que la de otros es inexistente.

Los sentimientos desempeñan un papel fundamental para navegar a través de la incesante corriente de las decisiones personales que la vida nos obliga a tomar. Es cierto que los sentimientos intensos pueden crear estragos en el razonamiento, pero también lo es la falta de consciencia de los sentimientos.

  1. Esclavos de la pasión.

“Tú has sido…

Un hombre capaz de aceptar con igual semblante los premios

y los reveses de la fortuna…

Dame a un hombre que no sea esclavo de sus pasiones y lo

colocare en el centro de mi corazón, ¡ay! en el corazón de mi

corazón.

Como hago contigo…”

-Hamlet a su amigo Horacio.

La vida esta sembrada de altibajos, pero nosotros debemos aprender a mantener el equilibrio. En las cuestiones del corazón es la adecuada proporción entre las emociones negativas y las positivas la que determina nuestra sensación de bienestar.

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