EL MEXICANO , PSICOLOGIA DE SUS MOTIVACIONES
strid12 de Julio de 2013
12.065 Palabras (49 Páginas)935 Visitas
INDICE
PAG
MOTIVACIONES PSICOLÓGICAS DEL MEXICANO, 1955……………… 3
EL MEXICANO FRENTE AL MAR, 1960……………………………………. 14
LA ORGANIZACIÓN FAMILIAR 1957……………………………………….. 16
PROBLEMAS DE UN MUNDO EN TRANSICIÓN 1966……………………. 18
EXPRESIONES PSICOLÓGICAS EN LA PLÁSTICA DE DOS
PINTORES MEXICANOS, 1961………………………………………………… 24
JUICIO CRITICO…………………………………………………………………… 31
COMENTARIO PERSONAL………………………………………………………. 34
BIBLIOGRAFIA……………………………………………………………………... 35
MOTIVACIONES PSICOLÓGICAS DEL MEXICANO, 1955
Desde hace tiempo, diferentes criterios, con diversos enfoques y desde ángulos variados, el mexicano y su manera de ser se han transformado en una preocupación substancial del propio mexicano. Nuestra intelectualidad se ha aproximado al problema aportando su sistema de pensamiento y su método de trabajo con el fin de conocer la urdimbre de nuestra esencia y los matices de nuestra caracterología, salvo excepciones, los psicólogos, psiquiatras y psicoanalistas han contribuido con muy escasas observaciones a la comprensión del tema. Cabría suponer que el psicólogo, en contacto cotidiano con las formas de expresión del mexicano, y en labor permanente con el material que aportan tanto los casos clínicos como las manifestaciones inconscientes, sería el más indicado para orientarnos acerca de las motivaciones profundas explicativas de la conducta y de la manera de ser de lo nuestro.
En una ciencia joven, el psicoanálisis, de la cual se ha hablado tanto y tan mal, resulta preciso esclarecer conceptos y disipar dudas acerca de “simpatías y diferencias” las más de las veces derivadas de una simple actitud emocional frente a los resultados obtenidos.
Desde el punto de vista psicoanalítico, consideramos al ser humano como una entidad biológica que entra en contacto con un ambiente ante el cual su biología habrá de modelarse, expresarse, frustrarse o desarrollarse, de acuerdo con las condiciones que esa biología encuentra en el ambiente que la rodea. Utilizando la terminología psicoanalítica podemos expresar que el ser humano, no importa la cultura en que se desarrolle, nace con un cúmulo de material instintivo y de necesidades, cuyo origen se encuentra en el plasma germinal.
Es decir, si nos referimos a una necesidad básica, tal cual es el hambre o la apetencia sexual. Otra de las características de la necesidad es su fuerza. Una tercera característica o propiedad de la necesidad es su finalidad. Toda necesidad tiene un fin. El aparato psíquico se rige por la ley del displacer‐placer; podemos expresar que el incremento de la representación de una necesidad en el aparato psíquico es displacentera.
La última, pero no por ello la menos importante de las características de la necesidad, es el objeto. Designamos como objeto de la necesidad a la persona o personas a las cuales se encuentra ligada ésta, en su satisfacción directa e inmediata. Así, el objeto de las necesidades tanto nutritivas, como de afecto, calor y ternura del lactante se encuentran centradas en la madre. El objeto susceptible de satisfacer las necesidades de identificación masculina en el niño varón será el padre.
El psicoanálisis, como cuerpo de doctrina, involucra por lo menos tres campos de fuerza de igual envergadura que manejan y operan con factores distintos. Por una parte, es una doctrina que ha venido a incrementar los conocimientos que tan lenta y penosamente había desarrollado la psiquiatría; por otro, un sistema que con base en sus postulados teóricos, empíricamente adquiridos, actúa como técnica o procedimiento terapéutico con indicaciones bastante precisas y con normas confrontadas una y otra vez en la corroboración clínica experimental; por último, es un sistema que trata de aprehender conocimientos aislados y hechos aparentemente carentes de conexión, trascendiéndolos en un esquema de pensamiento que hace comprensible al hombre y a sus variadas y múltiples manifestaciones.
Existe un psiquismo inconsciente. Antes del advenimiento del psicoanálisis, la psicología operaba fundamentalmente con entidades llamadas conscientes. Es decir, no solamente existen partes de nuestro psiquismo inconscientes sino que además son operantes, presentes y dinámicas, en tanto son susceptibles de determinar manifestaciones patológicas o de conducta.
En determinismo de las pautas da conducta la vida infantil es particularmente importante. El ser humano, a diferencia de sus parientes de otras especies, pasa por un periodo de dependencia particularmente prolongado. Desde el momento de nacer hasta aquel en que el sujeto es capaz de satisfacer por sí mismo las urgencias de su necesidad pasa mucho tiempo, tiempo lleno de significados y constelaciones susceptibles de perturbar la realización e integración normal de las necesidades. El niño pronto aprende a confrontar que en ocasiones sus necesidades entran en conflicto con las pautas, modos de ser e ideales que los adultos tienen para con él.
Con el transcurso del tiempo, las pautas que fueronexternas se internalizan, se transforman en inconscientes y siguen siendo operantes. Efectivamente, de la misma manera que el uso de la lengua materna se transforma en automatismo, las pautas de conducta que infantilmente se aceptaron para complacer a un objeto exterior, siguen llevándose a cabo en la edad adulta para complacer al objeto que, de externo, se ha transformado en interno. Todos los mecanismos psíquicos que en un momento moviliza el ser humano son propositivos, dirigidos al logro de una finalidad inconsciente y muy frecuentemente en contradicción patente con las finalidades y metas conscientes.
El ser humano no es una entidad independiente en el tiempo, sino anclada al pasado y determinada por el. La forma en que el pasado actúa y determina el presente del ser humano depende de una serie de características de dicho pasado, cuyo objeto es estudio del psicoanálisis. En toda relación que un sujeto estructura, tienden a repetirse, en forma compulsiva, sus pautas. Es decir, transfiere en la nueva relación todas aquellas ansiedades, deseos de complacer, de engañar, de recibir, de reivindicar, etc., que en una ocasión experimentó en relación con sus objetos primarios y que ahora automáticamente repite.
Podríamos sintetizar la psicología de la motivación en los siguientes puntos:
1. Existencia de necesidades básicas.
2. Contacto entre necesidades y objetos externos.
3. Dependencia al objeto externo.
4. Elección de sistemas defensivos frente a la actitud del objeto externo.
5. En la interacción de la necesidad, el objeto externo y la defensa ante éste se crean cuchés, pautas, estructuras y “gestalt”.
6. Internalización del objeto externo, de la defensa y la “gestalt”.
7. Externalización del objeto interno o elección de un ambiente conformado al objeto interno, deformación de la realidad para conformarla al objeto interno y así complacer a este último.
8. Dependencia al objeto interno.
Podemos encontrar distorsiones fundamentales en un individuo, en una familia o en un grupo social, con respecto a otros individuos, a otras familias y a otros grupos sociales, derivadas de la forma en la cual han sido manejadas sus necesidades básicas.
Otro de nuestros enunciados básicos, ya tratados superficialmente, que nos ayudará a seguir el escarceo sinuoso y aparentemente complejo del mexicano, es el siguiente:
El ser humano, objeto de larga dependencia en el seno de la familia, de duración única si se le compara con la dependencia de otras especies, busca vehementemente el amor. Tan pronto ha logrado establecer una transacción o un mecanismo defensivo entre sus demandas instintivas y la complacencia de los objetos, estructura lo que denominamos una pauta, una “gestalt”; repetirá esta pauta como fórmula mágica en el curso de su historia individual, en todas aquellas circunstancias en que el ambiente demande una respuesta ante un estimulo determinado.
Existen hechos peculiares en la estructura del aparato anímico, a saber, pareciera como si el repetir y el recordar fueran fórmulas de reacción en cierto sentido antagónicas. El recordar y el repetir fueron objeto de un trabajo magistral de Sigmund Freud.
De la misma manera que la gestalt de un individuo es la resultante de las fuerzas interactuantes de su infancia, cabe pensar que la estructura, configuración o gestalt de una cultura es la resultante de las fuerzas dinámicamente activas en el pasado. Esta postulación teórica encuentra comprobaciones de toda índole en la biología, en la antropología y en el campo social. un común denominador que pueda aplicarse a las múltiples ramificaciones de la conducta. Una vez lograda esta ecuación es preciso formularla: existe tal o cual manera de ser o de reaccionar frente al dolor, la angustia, la inseguridad, la competencia; el paso siguiente es establecer una relación, una reciprocidad entre la actual manera de ser y el esquema condicionado en el pasado. Tal es la técnica que pretendemos seguir para estudiar lo mexicano, aunque en forma invertida. Partir de nuestros orígenes, de nuestra infancia
...