El Mexicano Psicologia De Sus Motivaciones
ivancitoelrey8 de Agosto de 2011
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Valencia• El yo del mexicano y la pirámide
“En efecto, sin la presencia de las computadoras, los modelos psicológicos
lingüísticos y matemáticos que hubieron de utilizarse para llegar a la
comprobación de la hipótesis de un número finito de dimensiones del
sentido o significado afectivo, subjetivo, psicológico o connotativo de los
conceptos, se hubiesen requerido, en el mejor de los casos, de cien años de
trabajo.”
291El yo del mexicano y la
pirámide
En el año de 1967 cuatrocientos adolescentes mexicanos hombres, estudiantes del segundo año de
secundaria en la capital de la República Mexicana, divididos en grupos de 40 sujetos, contestaron una
serie de preguntas, del test psicológico llamado diferencial semántico, acerca del concepto que tenían de
su propio yo. Aproximadamente al mismo tiempo, en 20 naciones (y lenguajes distintos) adolescentes
varones de edad comparable; estudiantes también de secundaria bajo las mismas condiciones de control,
contestaban idénticas preguntas acerca del mismo concepto: su yo
1
.
Los resultados, por demás significativos, muestran, con la veracidad incontestable del método
comparativo a través de las culturas, de los lenguajes y de las naciones, lo que debe ser una profunda
lección para cada uno de nosotros, los componentes de lo que llamamos la cultura y nacionalidad
mexicanas.
Entre los adolescentes de las 20 naciones, con lenguas diferentes, los adolescentes mexicanos, y
esto ya en 1967 y en la orgullosa y desarrollada capital de la República, son los que valoran su propio yo,
de tal forma, que ocupan precisamente el decimonoveno lugar en tal valoración. En lo referente a
preguntas que determinan el grado de fuerza, de magnitud, de poder de su yo, los estudiantes mexicanos
perciben a su yo en decimoséptimo lugar, apenas por encima de los adolescentes finlandeses
2
, de los
adolescentes de Mysore, en la India, y de los tailandeses. Finalmente, en el grado de dinamismo, la
actividad adscrita al yo, nuestros adolescentes caen en el undécimo lugar, indicando que perciben un
aceptable grado de actividad en su yo, un dinamismo término medio, cuando se compara con el yo de las
veinte naciones. Sin embargo, nuestros adolescentes vuelven a caer al decimonoveno lugar cuando se
1
Esta investigación de tipo casi mundial se intitula: "Un Atlas de significados". El primer libro acerca de ella se publicó
en 1975 (Osgood, May y Miron).
2
Por razones que su cultura algún día explicará, los finlandeses padecen también de minusvalía. En un estudio
psicológico representante de otros, se indicaba la poderosa verbosidad y violencia con la que actúan los finlandeses cuando
están en estado de ebriedad (Elonen, 1961).toma en cuenta el significado total de su yo, lo que da la impresión de que se perciben a sí mismos como
poseedores de un yo apagado, casi muerto, aunque en realidad se trata de un yo medianamente
dinámico, pero cuya actividad es importante y de muy pobre valor. Se agranda la importancia de estos
hechos cuando nos damos cuenta de que nuestros adolescentes indicaron, en la misma prueba, que se
consideraban adecuadamente familiarizados con el concepto del yo, y cuando se obtiene, como un
resultado más del estudio de los datos obtenidos, que hubo homogeneidad en esta opinión que tienen los
estudiantes mexicanos de su yo, es decir, que hay relativamente poco conflicto respecto del significado
afectivo descrito.
Estos hechos nos obligan a tomar en serio y a estudiar más a fondo el problema del yo del mexicano,
no porque provoquen sorpresa en nuestro medio, ya que mucho se ha hablado del complejo de
inferioridad del mexicano, de su minusvalía, de las máscaras que utiliza para esconder su yo, etc., sino
porque viene a ser una confirmación, a través de metodologías rigurosas, de algo que parecía
característico de nuestra nacionalidad. Precisamente porque es un hecho habrá que discutirlo
ampliamente a la luz de los resultados de éste y de otros estudios, a fin de tratar de responder, digamos, a
las siguientes preguntas: 1. ¿Es así el yo del mexicano por modestia y humildad, o por apocamiento,
insuficiencia e insignificancia? 2. Sea lo uno o lo otro, ¿de dónde provienen estas características del yo del
mexicano? 3. ¿En qué forma se relaciona este concepto que tienen los adolescentes mexicanos de su yo
con otros conceptos como el concepto de padre, de madre, de maestro, conceptos representativos de
ocupaciones, de masculinidad y femineidad, de status social, etc.? 4. ¿Qué es lo que se puede hacer, qué
tipo de terapia nacional o qué tipo de socioterapia tendrá que instituirse si se considera importante -para el
desarrollo de nuestra república- modificar esta ínfima concepción de nuestro yo?
Pretendemos contestar a estas preguntas en este ensayo, pero antes que nada explicaremos en
términos sencillos de naturaleza del test psicológico que se utilizó en las veinte naciones distintas. Al final
contestaremos a las cuatro preguntas, empezando por la tercera, siguiendo con la primera y la segunda
para finalizar con la cuarta.
EL DIFERENCIAL SEMÁNTICO
Esta prueba psicológica fue ideada y desarrollada por el doctor Charles E. Osgood y colaboradores del
Instituto de Psicolingüística de la Universidad de Illinois. Este test psicológico pretende medir el
significado afectivo o emocional de los conceptos, y se le considera la más grande contribución de las
últimas décadas a la medición de este aspecto, aparentemente vago o inmedible, al que se llama sentido
o significado (no el de diccionario, sino el psicológico) de las palabras, los conceptos, entes o cosas en
general. En una ocasión le decía al doctor Osgood que su contribución, que ha culminado en la
demostración rigurosa de la existencia de sólo tres dimensiones para el sentido o significado afectivo de
los conceptos, era semejante a la contribución de Aristóteles, cuando determinó el número finito de las
formas lógicas del pensamiento. Recuerdo cómo, tomado de sorpresa, el doctor Osgood contestó con
modestia científica y buen humor: "Quizás sea así, pero hay que recordar que Aristóteles estaba en
desventaja, él no podía utilizar las computadoras". En efecto, sin la presencia de las computadoras, los
modelos psicológicos, lingüísticos y matemáticos que hubieron de utilizarse para llegar a la comprobación
de la hipótesis de un número finito de dimensiones del sentido o significado afectivo, subjetivo,
psicológico o connotativo de los conceptos, se hubiese requerido, en el mejor de los casos, de cien años
de trabajo. Las computadoras y la utilización sistemática de la metodología científica, iniciada por eldoctor Osgood en el año de 1950, lo llevaron a la comprobación de la existencia casi universal de las
dimensiones del sentido connotativo de los conceptos en más o menos una docena de años.
Como afirma el doctor Osgood, el sentido o significado de los conceptos lo dan, en todos los
lenguajes, fundamentalmente los adjetivos. En todos los idiomas existen millares de adjetivos. La pregunta
que aparentemente el doctor Osgood se hizo fue: "¿Hay detrás de esta inmensa multitud de adjetivos
algún número finito de dimensiones del calificar humano? ¿Existen, para lo que llamamos el sentido o
significado, características que pudiesen asemejarlo a los fenómenos físicos? Es decir, si sabemos que
desde el punto de vista humano y desde el punto de vista físico, el sonido, por ejemplo, tiene tres
características: tono, intensidad y timbre, ¿existen, para lo que llamamos sentido o significado, que es un
fenómeno psicofísico, características o dimensiones también específicas?
El doctor Osgood contestó estas preguntas siguiendo la metodología científica del psicólogo
moderno. No nos extenderemos a mostrar el gran número de formas a través de las cuales se esforzó en
contestarlas. A fin de hacer su método comprensivo para el lector, lo ejemplificaremos con uno de los
procedimientos que siguió el doctor Osgood, el cual resulta más cercano a las experiencias comunes de
todos.
Es bien sabido que no necesitamos medir la estatura de todos los mexicanos para saber cuál es su
estatura promedio. Los estadísticos, los matemáticos, los psicólogos, los biólogos y la mayoría de los
científicos han demostrado que es suficiente tomar una muestra de lo que se quiere medir; cuando esta
muestra está bien tomada, es decir, que en ella están representadas adecuadamente las variaciones
existentes, el promedio obtenido, aunque la muestra sea muy pequeña, es altamente válido para toda la
población, ya sea que se trate de cosas o personas. El doctor Osgood y sus colaboradores escogieron,
siguiendo las reglas adecuadas para hacerlo, una muestra de cien sustantivos. A distintas muestras de
sujetos, les pidieron que indicaran el primer adjetivo que les viniera a la mente, frente a cada uno de los
sustantivos. Siguiendo este procedimiento, si se tienen cien sustantivos y se les pide a cien sujetos
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