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ESTRATEGIAS DE AFRONTAMIENTO EN ADOLESCENTES SOBREVIVIENTES DE CANCER


Enviado por   •  3 de Diciembre de 2016  •  Apuntes  •  2.216 Palabras (9 Páginas)  •  237 Visitas

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ESTRATEGIAS DE AFRONTAMIENTO EN ADOLESCENTES SOBREVIVIENTES DE CANCER

A partir de la revisión bibliográfica se aborda la problemática de una nueva población en estudio en el campo de la Psico-oncología: los sobrevivientes. La sobrevida de niños y adolescentes afectados por un cáncer ha aumentado significativamente en los últimos años. Paralelamente a estos cambios epidemiológicos, el aumento de la sobrevida ha motivado a los investigadores a evaluar los déficits y las secuelas psicosociales de esta población. Sin embargo, en los últimos años ha despertado gran interés la calidad de vida de esta población así como las distintas estrategias de afrontamiento con el  fin de minimizar los efectos adversos a largo plazo tanto físicos, cognitivos y psicológicos de la enfermedad y el tratamiento.

La sobrevida de niños y adolescentes afectados por un cáncer ha aumentado significativamente en los últimos años llegando casi al ochenta por ciento para los casos diagnosticados entre 2006 y 2012 (Ries et al., 2006). Paralelamente a estos cambios epidemiológicos apareció una nueva población en estudio en el campo de la Psico-oncología: los sobrevivientes. El aumento de la sobrevida ha motivado a los investigadores a evaluar los déficits y las secuelas psicosociales de esta población. Sin embargo, en los últimos años ha despertado gran interés la calidad de vida de esta población así como las distintas estrategias de afrontamiento con el fin de minimizar los efectos adversos tanto físicos, cognitivos y psicológicos de la enfermedad y el tratamiento. En Mexico se está utilizando actualmente guías y planes de seguimiento con el  fin de realizar una detección e intervención temprana de los efectos a largo plazo ( Secretaria de Salud 2014).

Durante la adolescencia, el joven debe normalmente enfrentarse a exigencias psicosociales que repercuten en su desarrollo psicológico, pudiendo este proceso influir en la confianza en sí mismo, (Frydenberg & Lewis, 1991), el sentimiento de eficacia, la autoestima o el desarrollo de estrategias de afrontamiento (Frydenberg & Lewis, 1996b; Aunola, Stattin & Nurmi, 2000). A su vez, la experiencia del cáncer aumenta la vulnerabilidad y complejiza aún más los desafíos que debe enfrentar el adolescente, como la independencia, las relaciones sociales y las decisiones sobre su futuro, dado que, trae frecuentemente aparejados la separación del grupo de pares, cambios en la imagen corporal y una disrupción en la vida cotidiana tanto del paciente como de su familia. Tross y Holland (1990) agrupan las secuelas psicológicas del cáncer en cinco temas: efectos médicos del tratamiento, complicaciones sexuales, efectos neuropsicológicos, respuestas psicológicas a una enfermedad amenazante para la vida y complicaciones prácticas y sociales en actividades normales y el trabajo.

Los estudios realizados en nuestro país sobre adolescentes sobrevivientes de un cáncer en la infancia se orientaron al seguimiento de los efectos físicos a largo plazo (Schwartz, 2001) o en el impacto que producen las nuevas tecnologías y tratamientos (Finvarb, 2002). No se han encontrado investigaciones que hayan evaluado la salud mental del sobreviviente.

Un ejemplo de ello es la presencia de estrés postraumático en esta población. Es menos probable que los sobrevivientes asistan a la universidad y más probable que sean solteros y desempleados en comparación con la población general. Si bien tienen menores preocupaciones en áreas de salud, imagen corporal y muerte que la población general, tienen más preocupaciones por la capacidad reproductiva, por conseguir y/o cambiar empleo, obtener seguros y por futuros problemas de salud de sus hijos (Langevald, 2002; Langeveld, Grootenhuis, Voute, de Haan & van den Bos, 2004). Los factores de riesgo para distrés psicológico y peor calidad de vida que identifican los autores son género femenino, menor nivel educativo, falta de seguro médico, bajos ingresos, estado civil soltero, desempleo, tener un problema de salud importante, algunos diagnósticos originales como el tumor cerebral y haber recibido tratamiento con radiación craneal (Zebrak et al., 2007, Zeltzer, Lu & Leisenring, 2008, Zelter et al, 2009). A su vez, la presencia de distrés psicológico y dolor físico predicen peores conductas saludables como fumar, consumo de alcohol, fatiga, alteraciones de sueño y uso de medicinas complementarias y alternativas (Zelter et al, 2009). En función de estos resultados los autores plantean la necesidad de realizar seguimientos y realizar intervenciones que promuevan la salud, sobre todo con un subgrupo de sobrevivientes (Ness et al., 2009 ; Zelter et al., 2009; Michel, Rebholz, von der Weid, Bergstraesser & Kuehni, 2010). En la mayoría de las investigaciones se utiliza como control a los hermanos de los sobrevivientes, lo que sería una limitación, dado que muchos de ellos presentan síntomas psicopatológicos (Alderfer, 2009). La literatura revisada sobre sobrevivientes adolescentes es menor que sobre adultos sobrevivientes y muestra una evidencia no del todo consistente en relación con las consecuencias psicológicas. A su vez, ciertos factores de riesgo encontrados en adultos, así como por ejemplo estado civil e ingresos, no son variables analizables en adolescentes. Los autores encontraron que los adolescentes presentan mayores tasas de problemas psicológicos (Krull et al., 2010), entre los cuales se halló, por ejemplo, mayor evidencia de síntomas de estrés postraumático (Kazak et al., 2004). A su vez, presentan menores niveles en relación con el ánimo, con la autoestima, mayores niveles de ansiedad, diicultades del sueño, problemas de comportamiento (Wakeield et al., 2010) y mayor riesgo de conductas antisociales (Shultz et al., 2007) en comparación con controles. Esta población presenta, a su vez, una calidad de vida relacionada a la salud más pobre (Speechley et al., 2006; Wakeield et al., 2010). Sin embargo, autores hallaron que, si bien presentan algunas dificultades emocionales, los sobrevivientes de cáncer infantil se encuentran bien psicológicamente. Tienen una buena valoración de sí mismos, un buen comportamiento social y cuentan con buena salud mental (Wakeield et al., 2010). Aquellos que desarrollan una visión positiva del impacto que la experiencia del cáncer ha tenido sobre su vida, experimentan un mayor crecimiento personal (Servitzoglou, Papadatou, Tsiantis & Vasilatou-Kosmidis, 2008). Ciertos estudios muestran que muchos adolescentes presentan un desarrollo favorable a pesar de la experiencia traumática que implica un cáncer en la infancia (Phipps, 2007; Noll & Krupst, 2007).

 A su vez, pareciera que sobrevivientes de cáncer de edades más tempranas presentan incluso una mejor calidad de vida en comparación con controles sanos (Shankar et al., 2005). Como se observó anteriormente, si bien aspectos tales como la edad en que se enfermaron, el tipo de cáncer y las características del tratamiento constituyen factores a tener en cuenta, el tipo de afrontamiento puesto en juego también podría jugar un rol muy importante

El rol de las estrategias de afrontamiento Lazarus y Folkman (1984) describen el afrontamiento como aquellos esfuerzos cognitivos y conductuales que se ponen en juego para lidiar con las demandas externas y /o internas, los cuales dependen de la evaluación que realice el individuo acerca de su capacidad para modificar la situación estresante. Si la persona considera que puede modificar la situación entonces apelará al afrontamiento centrado en el problema; si evalúa que no puede hacer nada para modificarla entonces recurrirá al afrontamiento centrado en las emociones que dicha situación le genera. Debido a su vinculación con estados psicológicos negativos y a una adaptación deficiente en lo que respecta a diversas enfermedades tanto físicas como mentales, las estrategias de afrontamiento evocativas o centradas en la emoción han sido señaladas en la bibliografía como disfuncionales en comparación con aquellas aproximativas o centradas en el problema (Lohman & Jarvis, 2000). Las principales estrategias de afrontamiento adaptativas encontradas en adolescentes con cáncer fueron buscar apoyo social, pensar en la recuperación, querer volver a la vida normal y contar con conocimiento sobre la enfermedad y el tratamiento. A su vez, una actitud positiva frente a la vida (Williams, Davis, Hancock & Phipps, 2010), tener confianza en los propios recursos, las experiencias de vida más tempranas así como el querer vencer a la enfermedad, son buenos recursos para enfrentar el cáncer (Kyngäs Etal, 2001). En relación con el apoyo emocional, los adolescentes sobrevivientes informaron que su familia y un amigo cercano fueron las fuentes de apoyo más importantes (Trask et al, 2003). Las estrategias de afrontamiento adaptativas puestas en juego en pacientes con cáncer están relacionadas con menores síntomas de depresión, estrés postraumático, síntomas somáticos así como una mejor calidad de vida (Phipps, 2007).

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