Educación especial y rehabilitación
Rebeca VargasTrabajo1 de Marzo de 2018
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Universidad Nacional Autónoma de México
Facultad de Estudios Superiores Iztacala
Glosa
Aprendizaje en discapacidad auditiva
Equipo 10
Chora López Mitzi Abigail
Monares Licona Miguel Angel
Ramírez Jiménez Araceli
Vargas Ruíz Rebeca Nahomi
Profesora: Guevara Benítez Carmen Yolanda
Educación Especial y Rehabilitación Teórica I
Grupo: 1506
Fecha: 4/12/2017
1.- Discapacidad auditíva (tipos/clasificación)
Con ayuda de diretes instituciones gubernamentales, en materia de derechos de personas con discapacidad, la Comisión de Política Gubernamental en Materia de Derechos Humanos (2012) público un Glosario de términos sobre discapacidad, define a la discapacidad auditiva como parte de la discapacidad sensorial. La discapacidad auditiva según el glosario “es la restricción en la función de la percepción de los sonidos externos, cuando la pérdida es de superficial a moderada, se necesita el uso de auxiliares auditivos, pero pueden adquirir la lengua oral a través de la retroalimentación de información que reciben por la vía auditiva. Cuando la pérdida auditiva no es funcional para la vida diaria, la adquisición de la lengua oral no se da de manera natural es por ello que utilizan la visión como principal vía de entrada de la información para aprender y para comunicarse, por lo que la lengua natural de las personas con esta condición es la lengua de Señas Mexicana”.
Por su parte, el Consejo Nacional de Fomento Educativo (2010) en el tema de discapacidad auditiva elaboro una Guía didáctica para la inclusión en educación inicial y básica en donde se menciona que la pérdida auditiva es “la incapacidad para recibir adecuadamente los estímulos auditivos del medio ambiente. Desde el punto de vista médico-fisiológico consiste en la disminución de la capacidad de oír; la persona afectada no sólo escucha menos, sino que percibe el sonido de forma irregular y distorsionada, lo que limita sus posibilidades para procesar debidamente la información auditiva de acuerdo con el tipo y grado de pérdida auditiva”.
Las pérdidas auditivas se pueden clasificar a partir del momento en el que ocurren, en congénita, desde el nacimiento, y adquirida, después del nacimiento.
A demás pueden clasificarse en función de la lesión que las ocasiona en: Conductiva, cuando el daño es a nivel del oído medio en el martillo, el yunque, el estribo o la membrana timpánica; Neurosensorial cuando el daño sucede a nivel del oído interno o en el nervio auditivo; Mixta si la afectación se da en ambas regiones.
También pueden clasificarse en prelingüística y postlingüística en relación con el lenguaje y del momento en que se presente la perdida, se habla de una perdida prelingüística si esta viene desde el nacimiento o antes de que el niño haya desarrollado la comunicación oral o el lenguaje, la perdida postlingüística hace referencia a la perdida presentada después de que el niño o adulto ha desarrollado ya la comunicación oral o lenguaje.
Otro tipo de clasificación de las perdidas auditivas, según esta guía didáctica, se da también en función de los grados de su severidad, un grado de perdida entre los 0 y 15 decibeles es considerada como Normal, donde se tiene la capacidad de escuchar todos los sonidos del lenguaje y todos los sonidos ambientales; Un grado de perdida entre 15 y 20 decibeles es considerada como una perdida ligera, que permite las distinción de sonidos con pequeñas distorsiones en contextos ruidosos y puede ser característica de ligeros problemas en la adquisición del lenguaje; Un grado entre 25 y 30 decibeles se considera como una perdida media, donde se tiene la capacidad de escuchar solo algunos sonidos del habla emitidos en voz alta y de igual forma propicia un ligero retardo en la adquisición del lenguaje así como para comprenderlo en ambientes ruidosos; El grado de perdida entre 30 y 50 decibeles impide la escucha de algún sonido durante una conversación normal, propiciando además problemas en el habla , retardo en el lenguaje y problemas de aprendizaje; Entre 50 y 70 decibeles de grado de perdida hablamos de una perdida severa que impide la escucha de cualquier sonido de una conversación normal y que además favorece problemas severos del habla, retraso del lenguaje y problemas de aprendizaje; Cuando hablamos de un grado de perdida entre los 70 o más decibeles se habla de una perdida profunda, la cual impide la escucha de sonidos ambientales y del habla , ocasionando problemas severos del habla, dificultades serias para el desarrollo del lenguaje oral y problemas de aprendizaje.
Según Rodriguez (1971) son muchas las causas que producen la sordera en el individuo, pero las más frecuentes son las ocurren a nivel de los órganos de la audición, que impiden la transición de las vibraciones por los huesecillos del oído medio; dando dos clasificaciones, la hipoacusia, que se refiere a la disminución de la audición, y la acusia, que se refiere a una falta total de audición.
2.- Áreas de conducta afectadas
En cuanto a las áreas afectadas en la conducta del niño sordo e hipoacúsico se encuentran tres problemas en el desarrollo psicológico que afectan el desarrollo cognitivo, social y emocional, debido a que la interacción social es deficiente y esto potencializa un poco o nulo desarrollo cognitivo, así como una baja autoestima o un desarrollo emocional inadecuado.
Cognitivo
Los niños sordos se encuentran sumergidos en un mundo que normalmente no toma en cuenta la situación de los niños sordos. La privación del sonido. de la repercusión sonora de su acción sobre los objetos y del lenguaje oral que mayoritariamente usado por los adultos que lo rodean, va a configurar un estado comunicativo propio y va producir, en la mayor parte de los caso, una barrera comunicativa difícilmente franqueable. Se debe tener en cuenta que los ambientes lingüísticos en los que los niños sordos se desarrollan son muy variados, por lo que los procesos de socialización son muy diferentes. Los niños sordos cuyos padres son también sordos adquieren de forma espontánea el lenguaje de señas que se utiliza en la familia (Marchesi, Alonso, Paniagua & Valmaseda, 1992).
La mayoría de los padres oyentes utilizan exclusivamente el lenguaje oral con sus hijos sordos. Es en estos casos en los que manifiestan con más claridad los bloqueos y limitaciones en la comunicación. Algunos padres, sin embargo, aprenden algún sistema manual de comunicación con el fin de establecer una comunicación más estructurada con un hijo pequeño. Este sistema de signos no es el lenguaje de signos propio de la comunidad de sordos, con su orden y estructura, sino que utiliza el vocabulario del lenguaje de signos y se adapta a las reglas y al orden del lenguaje oral. El niño sordo se enfrenta en este caso con un sistema comunicativo que cuenta con dos modalidades diferentes: auditiva y visual. A este sistema se le denomina comunicación bimodal. Su adquisición le permite estructurar una comunicación eficaz y un instrumento del pensamiento en sus primeros años, en los que todavía no ha podido interiorizar el lenguaje oral. Posiblemente este sistema de signos que el niño sordo adquiere en edades tempranas puede facilitar el aprendizaje de un lenguaje de signos más genuino en la medida en que se relacione con compañeros o adultos sordos que lo empleen ( Marchesi, Alonso, Paniagua & Valmaseda, 1992).
El niño construye su conocimiento del lenguaje y del medio y adquiere formas complejas de razonamiento, a partir del “input” que recibe al participar en intercambios conversacionales. Cuando existe sordera, estos intercambios suelen ser más infrecuentes, menos complejos y menos eficaces.
En estudios realizados siguiendo la metodología de la teoría piagetiana queda de manifiesto que los alumnos sordos pasan por las mismas etapas y utilizan las mismas estrategias que sus compañeros oyentes, pero lo hacen con un retraso aproximado de, al menos dos años. Las diferencias observadas entre sordos y oyentes son imperceptibles en las tareas relacionadas con la inteligencia práctica y se van haciendo más evidentes cuanto más complejas son las operaciones lógicas implicadas (Villalba, 1996).
Social
En la cuestión social se encuentra que el mayor problema del sordo es la percepción social que se tiene acerca de este padecimiento, ya que a menudo existe una falta de información, sobre sus aplicaciones y en general, hay una visión devaluada de la persona afectada con respecto a su desarrollo intelectual y a su capacidad psíquica. Asimismo, en la vida cotidiana con las personas oyentes la persona sorda se encuentra a la vez con la falta de adaptación de la información en los lugares públicos y con dificultades de comunicación en las relaciones interpersonales (Corvera & González, 1999).
Long y colaboradores (1993) reportan que los problemas sociales más importantes que se presentan a las personas sordas son en orden de frecuencia: problemas económicos, dificultades para establecer una relación social, control emocional pobre, impulsividad, poca tolerancia y agresividad.
Distintas investigaciones señalan las dificultades del alumnado con sordera para situarse en la perspectiva de los demás y darse cuenta de los estados psicológicos y de las intenciones de estos. Algunos de estos estudios muestran que la distancia entre sordos y oyentes es manifiesta en edades tempranas y va disminuyendo con la edad (Kusché & Greenberg, 1983).
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