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El psicoanálisis de Freud


Enviado por   •  21 de Abril de 2022  •  Documentos de Investigación  •  1.786 Palabras (8 Páginas)  •  44 Visitas

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Nombre de la Materia: Teorías de la personalidad

Nombre de la Licenciatura o Maestría: Lic. Psicología Organizacional

Nombre del Alumno (a) Roland Yair Alfaro Rodela

Matrícula 402312

Nombre de la Actividad: El psicoanálisis de Freud.

Módulo #: 4 Nombre del módulo: Ensayo

Nombre del Profesor: Giovanna Naydil Treviño Reyes

Fecha: 21 de abril de 2022


FORMATO El psicoanálisis de Freud.

INTRODUCCIÓN

Nelson Rolihlahla Mandela nació en un pueblo cercano a Umtata en el Transkei el 18 de julio de 1918. Su padre fue consejero principal del jefe Supremo de Thembuland, quien a la muerte de Mandela padre pasó a ser tutor del joven y lo entrenó para asumir el liderazgo. Sin embargo, influido por los pleitos que se presentaban ante la corte del jefe, el joven Mandela decidió hacerse abogado. Habiendo escuchado los relatos de los ancianos acerca del coraje de los ancestros durante las guerras de resistencia en defensa de la patria, soñaba también con contribuir a la lucha de liberación de su pueblo. Al concluir la educación primaria en una escuela local de misioneros, Nelson Mandela fue a Healdtown, escuela secundaria wesleyana de cierta reputación. Matriculó entonces en el Colegio Universitario de Fort Hare para obtener su título de Bachiller en Artes. Allí fue electo miembro del Consejo de Representantes Estudiantiles, pero fue expulsado en 1940 junto con Oliver Tambo por participar en una huelga estudiantil. Se trasladó a Johannesburgo, donde en 1941 completó sus estudios de bachillerato por correspondencia en la Unisa, y luego estudió derecho en la Universidad de Wiswatersrand. Se inició en la política durante su etapa estudiantil en Johannesburgo, incorporándose al Congreso Nacional Africano en 1942.

DESARROLLO

Para millones de personas un héroe es alguien que se asemeja al fallecido líder sudafricano Nelson Mandela, aunque detrás de este término se esconde una definición compleja y multiforme. Mandela fue capaz de transformar la dificultad y el sufrimiento en su mejor arma. La misma con la que era reconocido (nadie le podía echar en cara el sufrimiento de su gente porque él fue el primero en llevarlo sobre sus espaldas"), tampoco nadie le pudo llamar directamente cobarde por dar la mano a sus enemigos. Y ahí radica parte de su éxito: su compasión fue su gran arma. Su valentía, la segunda. Y el cambio de su personalidad, la tercera. Se hizo líder a base de su autoridad moral y de una inteligencia política poco común: vio más allá de su poder, pensó en el bien común del país. EN el futuro. No fue cortoplacismo y fue más que optimista. Confió en el ser humano cuando menos motivos tenía para ello. Estas virtudes faltan hoy. "El heroísmo está en el centro de toda cultura y sociedad", explica Frank Farley, profesor de la universidad Temple, en Filadelfia. "Encontramos héroes y heroínas desde el inicio de la historia de la humanidad. La literatura está llena de héroes, de anti-héroes y de hazañas heroicas", añade Farley. Para los antiguos griegos, un héroe era nada menos que un semi-Dios como Aquiles, un "superhombre" que se distingue de los demás por sus acciones. Luego se comenzó a utilizar este término para referirse a personajes que muestran un coraje extraordinario u otras virtudes ejemplares, ya sean personas reales, como Gandhi, la Madre Teresa, o Martin Luther King, o de ficción, como Robin Hood o Superman. Según los expertos, al interrogar a la gente sobre lo que define a alguien como héroe, se obtiene una lista sorprendentemente homogénea, independientemente de la cultura de las personas interrogadas: la valentía, la compasión, la ambición, la inteligencia, el humor, el optimismo y, curiosamente, la altura. "Muchos héroes tienen una capacidad de altruismo, de generosidad", agrega Farley, para quien estas personas "pueden incluso dar su vida por los demás". "Un hombre que jamás se dará por vencido, incluso durante las pruebas más duras", es así como Nelson Mandela definía un héroe en su autobiografía "El largo camino hacia la libertad". Existen tres categorías principales de héroes: los que dedican su vida a tratar de cambiar el mundo, los que ponen en peligro su vida para salvar a un desconocido de un edificio en llamas, o los "héroes profesionales", como los bomberos o los policías. Lo que tienen en común la mayoría de los héroes históricos es que tuvieron que enfrentarse a grandes adversidades, subraya Elaine Kinsella, psicóloga de la Universidad irlandesa de Limerick, que trabaja desde hace varios años en este concepto. "En general, los héroes han soportado tantas dificultades y sufrimientos que uno no tiene ganas de imitarlos". Es precisamente esto lo que los disocia de nuestros modelos de vida, explica Kinsella. "¿Quién quisiera vivir la vida que vivió Mandela?", pregunta. Nelson Mandela pasó 27 años en las prisiones del régimen racista del apartheid, aislado, separado de su familia, sin atención médica y condenado a trabajos forzados. Fue en estas condiciones que contrajo la tuberculosis y trastornos oculares irreversibles. Y a menudo, cuanto más sufre un héroe, más es venerado. Pero el nivel de popularidad de Nelson Mandela se explica también por su inimaginable victoria sobre el sistema de segregación racial de Sudáfrica, señalan Scott Allison y George Goethals, profesores de psicología en la Universidad estadounidense de Richmond (Virginia). "Cuando le preguntamos a la gente cuáles son los héroes oprimidos más emblemáticos, el nombre de Nelson Mandela fue el más nombrado". Los seres humanos tienen una profunda necesidad de identificarse a héroes. "Son nuestros modelos de conducta", explica Frank Farley. Nos sosiegan y nos muestran el camino a seguir, nos reconcilian con el mundo y con nosotros mismos al recordarnos que las personas buenas existen, añade Kinsella. "El 66% de las personas que interrogamos afirman tener al menos un héroe". Sin embargo, el estatuto de héroe está cada vez más amenazado, advierten los expertos. Nuestra admiración por los héroes viene del hecho que pensamos que son mejores que nosotros, pero ahora con internet es difícil mantener ese estatuto, ya que el más mínimo error de un personaje público puede dar la vuelta al mundo casi instantáneamente. En medio de la Segunda Guerra Mundial, un grupo de jóvenes africanos, miembros del ANC, se agruparon bajo el liderazgo de Anton Lembede. Entre ellos se encontraban William Nkomo, Walter Sisulu, Oliver R. Tambo, Ashby P. Mda y Nelson Mandela. Con unos 60 miembros, todos ellos residentes en los alrededores de Witwatersrand, estos jóvenes se dieron a la formidable tarea de transformar el ANC en un movimiento de masas, que tomara sus fuerzas y su motivación de los millones de anónimos asalariados de los pueblos y campos, los campesinos en zonas rurales y los profesionales. Su principal inquietud era que las tácticas políticas de la dirección de vieja guardia del ANC, formada en las tradiciones del constitucionalismo y las corteses peticiones presentadas al gobierno de turno, resultaban insuficientes para lograr la emancipación nacional. Lembede y sus compañeros abrazaban un nacionalismo africano sustentado en el principio de la   autodeterminación. En septiembre de 1944, fundaron la Liga Juvenil del Congreso Nacional Africano (ANCYL). Con su trabajo disciplinado y sostenido esfuerzo Mandela se ganó la admiración y el respeto de sus compañeros, y fue electo secretario de la Liga Juvenil en 1947. Con esmero, haciendo campaña en la base y empleando su vocero "Inyaniso" (Verdad), la ANCYL buscaba apoyo a sus políticas en las filas del ANC. Entre 1945 y 1947 fueron electos al Consejo Ejecutivo Nacional (NEC) tres miembros de la Liga (Anton Lembede, Ashby Mda y Oliver Tambo). Después que el Partido Nacional ganó las elecciones blancas de 1948 sobre la base de la plataforma de apartheid, durante la conferencia anual de 1948, el ANC aprobó como su política oficial el Programación de Acción –concebido por la Liga Juvenil–, donde se abogaba por el uso de las huelgas, la desobediencia civil y la no-cooperación. Para asegurar la instrumentación del Programa de Acción, los miembros eligieron a cargos de dirección a hombres más jóvenes. Walter Sisulu, fundador de la Liga ocupó la Secretaría General. El conservador Dr. A.B. Xuma perdió la presidencia frente al Dr. J.S. Moroka, de reputación más militante. Al año siguiente, 1950, el propio Mandela fue electo al NEC. El Programa de Acción de la Liga Juvenil perseguía la obtención de plena ciudadanía y representación parlamentaria directa para todos los sudafricanos. En los documentos políticos, de los cuales Mandela fue importante coautor, la Liga daba especial atención a la redistribución de la tierra, los derechos sindicales, la educación y la cultura. El ANC aspiraba a la educación obligatoria y gratuita para todos los niños, y educación de masas para todos los adultos. Cuando en 1952 el ANC lanzó su "Campaña de desafío a leyes injustas", Mandela fue electo"Voluntario en jefe". La Campaña de Desafío fue concebida como una campaña de desobediencia civil masiva inicialmente centrada en un grupo de voluntarios que debían atraer cada vez más personas comunes hasta convertirla en un desafío masivo. En su calidad de Voluntario en jefe, Mandela recorrió el país para organizar la resistencia a las leyes discriminatorias. Acusado y juzgado por su participación en la campaña, el tribunal no pudo más que reconocer que Mandela y sus compañeros sostenidamente aconsejaban a sus seguidores optar por acciones pacíficas y evitar todo acto de violencia. Por su participación en la Campaña de Desafío, Mandela fue acusado entonces de contravenir la Ley de Supresión del Comunismo y sentenciado a prisión. Poco después de concluida la Campaña, también se le prohibió asistir a reuniones ni salir de Johannesburgo durante seis meses. Durante este período de restricción, Mandela presentó sus exámenes para ser admitido a la asociación de abogados y poder ejercer la profesión. Junto con Oliver Tambo, abrió el primer bufete negro del país en Johannesburgo. Por su destacada contribución a la Campaña de Desafío, a finales de 1952 había sido electo presidente de la Liga Juvenil del ANC y el órgano regional en Transvaal. Luego pasó a ocupar el cargo de
vicepresidente del ANC en su conjunto.

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