Psicoanálisis Freud

Sigmund Freud nació en Freiberg, Moravia el 6 de mayo de 1856. Luego se trasladó a Viena donde realizó sus estudios de medicina especializándose en neuropatología. En 1876, trabajó en el laboratorio de fisiología de Ernest Brucke, donde realizaba investigaciones sobre neurología animal con microscopio, siendo aún un estudiante. En el año 1881, se recibe con el título de medicina, y un año más tarde decide renunciar a su cargo en el instituto de Brucke y con ello deja sus investigaciones, para ejercer como médico en el “Hospital General de Viena”. A partir del año siguiente comenzó a ejercer en la clínica de psiquiatría de Meynert.

Asimismo, en 1883 junto con Breuer publican, “Comunicación preliminar a sus Estudios sobre la histeria”, en la que se exponía un caso de histeria de una paciente de Breuer, que venía tratando desde 1882, utilizando el método Catártico, el cual consistía en que la paciente en su estado de “absence” y alteración psíquica murmuraba algunas palabras que hacían el efecto de ser fragmentos arrancados de un contexto que ocupaba su pensamiento, es por ello que el medico debía sumergirla en una especie de hipnosis, y repetirle las palabras que ella dijo, de manera que ella pueda asociarlas y reproducir aquel suceso que la atormentaba.

En 1885, Freud es nombrado confidente en Neurología, por sus estudios publicados en el campo histológico y clínico, y decide solicitar una beca que le es otorgada, para poder ir a Paris y estudiar con Charcot. Sin embargo, antes de volver a su país, decide realizar una parada en Berlín, para formarse en las enfermedades de los niños, especialmente en los estudios de la parálisis infantil.

Al año siguiente, en 1886, contrajo matrimonio con Martha Bernays, y se estableció como médico neurológico en Viena, en la cual expuso su experiencia y los aportes brindados por Charcot, pero estos no fueron recibidos con agrado, y le trabajo como consecuencia la negación de diversas peticiones de acceso a centros hospitalarios, en los que hubiera podido encontrar el material clínico que argumentar los aportes de Charcot; ya que sostenía que la histeria no afectaba solo al sexo femenino, sino que también existía la histeria masculina, este aporte llevo a Freud a desligar definitivamente, la histeria del posible origen orgánico genital. Por otro lado, también consideraba la autenticidad de los fenómenos histéricos, lejos de la acusaciones de simulación que acechaban al síntoma histérico, esto suponía que eran “auténticos síntomas neurológicos” y sin ninguna lesión en las fibras o centros nerviosos; y por último, los estudios de la segunda época de Charcot , en la que la hipnosis ocupaba un lugar predominante, y permitía la reproducción de síntomas histéricos, exactamente iguales que los provocados espontáneamente por traumatismos.

La hipótesis central de Charcot consistía que los histéricos sufrían una enfermedad neurológica, es decir, que sus síntomas no eran simulados sino objetivos, hasta para el mismo paciente que lo padecía pasivamente con la misma objetividad como si fuera un espectador exterior, es decir, pone en claro las leyes de correlación, de asociación y de sucesión de los síntomas, como la primicia de que en el futuro se llegaría a descubrir la lesión anatómica que explica esos fenómenos. Inclusive plantea la existencia de una lesión dinámica. Este carácter automático de los síntomas era lo que hacía suponer que debía existir una causa material, que dado el estado de los conocimientos en esa época, no podía ser otra que algún tipo de trastorno orgánico.

Asimismo, Charcot plantea una teoría acerca de la causalidad inconsciente de los síntomas histéricos, pero este inconsciente es el organismo. Él mismo, presentaba a las enfermas ante sus alumnos y explicaba paso a paso los síntomas de las mismas, los momentos sucesivos del cuadro, entre otros; pero al mismo tiempo producía, sin que él lo supiera, un adiestramiento de las pacientes, las cuales de manera inconsciente encarnaba el saber expuesto por el maestro. A lo largo de sus investigaciones, Charcot, descubrió que los trastornos que se observaban mediante la hipnosis, eran idénticos a los que se encontraban en las neurosis traumáticas y esto llevo a considerar al síntoma histérico como “psíquico” en la medida en la que dependía de una idea y no de una lesión.

No obstante, ante la teoría propuesta por Charcot, se le anteponía la teoría de Bernheim, la cual le criticaba, en primer lugar, la negligencia de la relación con el hipnotizador, es decir, de los efectos de la sugestión; y por otra parte, Bernheim consideraba que la hipnosis era una especie de sueño parcial, que era favorable para la sugestión, y que a su vez era un estado común en toda la especie humana, por lo tanto solo se podía diferenciar grados. Al mismo tiempo, Bernheim pensaba que los fenómenos histéricos no eran causados por lesiones cerebrales, como sostenía Charcot sino que eran producto de una sugestión, es decir, que eran fenómenos subjetivos y no objetivos. Asimismo, para él lo subjetivo equivalía, a consciente y por lo tanto, no podía conceder la hipótesis de un inconsciente psíquico.

Estas dos maneras contrapuestas de entender el síntoma histérico, permitió vislumbrar la existencia de procesos psíquicos inconscientes.

Por otro lado “En los estudios sobre la histeria” qué fue publicado en 1895; este tenía como objetivo, el estudio histérico es decir “los procesos que lo hizo surgir por vez primera”.

En sus investigaciones con enfermos de histeria, descubrió que el simple examen del enfermo no basta para explorar el origen de los síntomas, debido a que el paciente no recuerda el acontecimiento y por esta causa no puede reconstruir la relación simbólica. Sin embargo, en algunos casos la conexión entre el suceso casual y el síntoma, es evidente; pero en otro el síntoma es simbólico y es más difícil de reconstruir esa relación. Para detectar la causa del síntoma es necesario hipnotizar al paciente y despertar aquellos recuerdos de la época en la que aparecieron dichos síntomas: “Los distintos síntomas histéricos desaparecían inmediata y definitivamente en cuanto se consiguió despertar con toda claridad el recuerdo del proceso provocador, y con él, el efecto concomitante, y describía el paciente con el mayor detalle posible dicho proceso, dando expresión verbal al efecto”. Para que esto ocurriera, en el recuerdo debía haber permanecido un cierto aislamiento, como un cuerpo extraño; un aislamiento que conservaría con toda su fuerza causal intacta.

En la histeria traumática, es el accidente lo que ha provocado el síntoma, en las manifestaciones de los enfermos de ataque histéricos no es posible deducir, que

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