Ensayos Sobre El ABC De La Actitud

Sus raíces son internas pero sus frutos se ven. Es nuestra mejor amiga o nuestra mayor enemiga. Suele ser más sincera que nuestras palabras. Es una mirada basada en experiencias. Puede acercar a la gente a nosotros o ahuyentarla… Los verdaderos líderes parecen acercarse a una talla especial que los separa del resto de la sociedad. Esta diferencia está en la actitud, no en la aptitud. Cuándo las actitudes mejoran, aumenta el potencial del equipo; cuando empeoran, el potencial del grupo disminuye. La actitud se contagia cuándo un líder es optimista frente a las circunstancias desalentadoras, los demás admiran esa casualidad y quieren ser como él. Las personas tienden a adoptar las actitudes de aquellos con quienes pasan cierto tiempo. Sólo hay una cosa más contagiosa que una buena actitud: una mala, una actitud negativa hiere más de lo que ayuda. Si uno de los compañeros de equipo menosprecia a los demás, sabotea al grupo o da a entender que es más importante que los otros, entonces puedes estar seguro de que has encontrado a alguien con mala actitud. Las actitudes siempre influyen en la eficacia de un líder. Actitud. Es un sentimiento interior expresado por el comportamiento. La adversidad es prosperidad para quienes poseen una gran actitud. Si tiene una actitud excepcional, una persona que enfrenta una situación difícil logra lo mejor, aunque esté ante lo peor. Una perspectiva positiva puede ayudarnos a cumplir algunas metas poco comunes. No solo el futuro parece brillante cuando la actitud es correcta, también el presente es mucho más agradable. La persona positiva comprende que el viaje al éxito es tan placentero como el lugar de destino. Una mala actitud nos llevará a lugares a los que no queremos ir. Las actitudes no se forman en un vacío. Las personas nacen con ciertas características que influyen en sus actitudes. Estas diferencias contribuyen al condimento de la vida, una serie de rasgos acompañan a cada clase de personalidad. Las personas con ciertos temperamentos desarrollan actitudes específicas comunes. En el desarrollo de nuestra actitud, el ambiente es un factor de control más importante que nuestra personalidad u otra característica heredada. El ambiente de la infancia desarrolla el sistema de creencias del individuo. Una actitud esta reforzada por una creencia, sea ésta correcta o errónea. “Palos y piedras podrían romperme los huesos, pero las palabras nunca me harán daño”. Conservamos la sensación de aceptación o rechazo. A las personas no les interesa mucho cuánto sabemos hasta que averiguan cuánto nos importan. El modo en que nos vemos refleja cómo nos ven los demás. La imagen propia establece los parámetros para construir nuestras actitudes. Nada nos ocasiona más estrés pero, al mismo tiempo, nada nos da más oportunidad de crecer que las expectativas nuevas. Lo que llegarás a ser cinco años se determinará por lo que lees y con quién te relacionas, la apariencia física impacta la actitud del individuo. Cualquiera que sea la edad que tengamos, nuestra actitud hacia la vida, aún está desarrollándose. Nunca es demasiado tarde para cambiar. Mañana seremos lo que decidamos hoy. Si uno no es feliz con su actitud, puede cambiarla, pero sólo si verdaderamente quiere hacerlo. Como es el pensamiento del hombre en su corazón, así es él, la decisión de cambiar es la única que se debe tomar y puedes hacerlo. Lo único que garantiza el éxito ante una dificultad o indecisión es tener fe en que uno puede hacerlo. Para divertirse y tener dirección en el cambio de actitud debemos establecer claramente una meta fija. Uno recibe ánimo y responsabilidad cuando expresa sus intenciones. Repetir afirmaciones positivas una y otra vez les ayuda a creer en sí mismos y los obliga a actuar de acuerdo con tal creencia. Para cambiar, se debe de actuar. Ninguna decisión determinará más el éxito de tu cambio de actitud que desearlo. Enamórate del desafío de cambiar y crecerá tu deseo de lograrlo. Vivamos sólo un día a la vez: ¡Hoy! Si aprendes a cambiar tu modo de pensar podrás controlar tus sentimientos. Es nuestro pensamiento, no nuestra circunstancia, el que determina nuestra felicidad. La única forma de salir adelante es fallar al principio, equivocarse a menudo y volver a fallar. Toda persona de éxito es alguien que fracasó, pero no se consideró un fracasado. Es posible cultivar una actitud positiva acerca de ti mismo, a pesar de las circunstancias que enfrentes o del tipo de historia que tengas. En lugar de decir soy un fracaso, decir: fallé esta vez, o

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